martes, julio 19, 2011

Cuatro años sin Boogie





 In memoriam
Roberto Fontanarrosa
26/11/1944 - 19/07/2007

miércoles, julio 13, 2011

Respuesta a Fito

Resulta cuando menos paradójico que un video editado en el programa  "6, 7, 8", que además recoge  declaraciones de un intelectual "del palo", para colmo dirigidas a un hombre del campo popular aunque díscolo, constituya una apropiada respuesta para la reciente nota  que Fito "Me da asco" Páez publicó en Página/12 momentos antes de -presumo-  mudarse a La Habana o Caracas.

En fin, como escribió un trovador panameño, la vida te da sorpresas.

 

domingo, julio 10, 2011

Bancando a Messi



Si hace un mes alguien nos hubiera dicho que íbamos a depender de un triunfo ante Costa Rica para pasar de la primera ronda en la Copa América, la reacción previsible hubiera sido una carcajada. Pero, justamente, la imprevisibilidad es la esencia del fútbol y lo que lo convierte en un espectáculo apasionante.

Así estamos los futboleros argentinos hoy: esperando con más temor que el que nos gustaría confesar, ese partido decisivo contra un rival que en otras circunstancias no nos preocuparía ni un poquito. Esperando no terminar todos como el Tano Pasman, machacando un angustiado "Estamos fuera de la Copa" con un nudo en el pecho.

Pero yo creo que si ocurre lo que menos deseamos y más tememos, la peor consecuencia de la derrota no sería la eliminación ni la defenestración de Batista (antes bien, esta última sería un beneficio colateral). Lo terrible, lo verdaderamente catastrófico sería que Messi, harto de tanta argentinidad al palo, jure no volver jamás a vestir la celeste y blanca, dedicándose por el resto de su carrera deportiva a disfrutar de la admiración y el agradecimiento popular que sus maravillosas condiciones generan en el resto del mundo.

Porque, como decía el personaje que en el memorable "Todo por dos pesos" jugaba Fabio Alberti, ¿qué nos pasa a los argentinos? ¿Estamos locos?

No cabe duda que esta selección argentina tiene, según apuntó un bloggero ingenioso, menos fútbol que la infancia de Borges. Que no devuelve con juego y/o resultados, ni en una  mínima proporción, el fervor desbordante de sus sufrientes hinchas. Que se desinfla a los veinte minutos de cada partido, como un noqueador que no consigue conectar su mano en los dos primeros rounds para ver, desconcertado, cómo el  rival poco a poco le va perdiendo el miedo y termina sopapeándolo.

Pero lo que me parece incomprensible es que el disgusto por esa realidad, se exprese centrando la crítica casi en forma exclusiva en la figura de Messi, con cuestionamientos que del plano futbolístico llegan hasta una supuesta falta de patriotismo (¿¿??) y otros disparates por el estilo (como la crítica porque no canta el himno). Le reclaman una supuesta falta de actitud al tipo que, multimillonario y mimado en Europa, viene aquí por ninguna otra cosa que la gloria, o el reconocimiento de los que él, a pesar de todo, reconoce como sus compatriotas.

Es cierto que el fútbol se analiza en clave emocional antes que por medio de la razón, pero muchos que silban e insultan a Messi en las tribunas, en los talleres y oficinas, en las mesas de café y en esas cloacas modernas que son los foros de Internet, idolatran a Riquelme, incapaz de ponerse al hombro al seleccionado de Pekerman y renunciante a la camiseta para evitarle disgustos a su madre. O a Tévez, quien (además de  fallar el remate que pudo liquidar el partido contra Alemania en 2006), en general en la selección ha aportado tan poco como Messi, amén de que hasta ahora en la Copa no ha hecho otra cosa que embarullar los avances y chocar contra los adversarios. Pero, es Carlitos, "el jugador del pueblo".

El fútbol es un juego de equipo y el rendimiento de los jugadores se va contagiando. Si el conjunto funciona, las individualidades encuentran el contexto para destacarse. No hablo del Barcelona multicampeón, lo que sería obvio. Me refiero, sin ir muy lejos, a la selección paraguaya que ayer vapuleó a Brasil, en la que un menos que discreto carrilero zurdo que pasó sin pena ni gloria por Newell's, Estigarribia, eludió cuantas veces quiso al mismísimo Dani Alves que la rompe cuando usa la blaugrana. Y un Aureliano Torres, que en el desorientado San Lorenzo de Ramón no pasó de la medianía, se bancó sin problemas al promocionado Neymar. Claro, Paraguay es un equipo ordenado, con lo que antiguamente llamábamos una línea de juego. Del otro lado, estuvo el ejemplo contrafáctico: Brasil fue apenas una suma de individualidades inconexas, en la que Alves no contó con socios que lo acompañaran y lo relevaran como en el Barça.

Zanetti es el capitán e ícono del multicampeón Internazionale, donde Cambiasso también brilla desde hace años. Mascherano se ganó en menos de un año la idolatría de la hinchada del Barcelona, que si de algo puede alardear es de su paladar negro. Lavezzi, en Nápoles, equivale a Gardel, Le Pera y los guitarristas. El Pipita Higuain y Di María son figuras en el Real Madrid. Los del Atlético aman sin condiciones al Kun Aguero. Ninguno de ellos, ni Messi,  "necesita" a la selección. Concluir que el equipo juega como juega porque no están comprometidos o no tienen "actitud" es insostenible.

La situación actual es lamentable, ante todo, porque una generación de jugadores de alto nivel, no ha contado -con Maradona como con Batista-  con una conducción competente. Grondona, entre sus muchos desatinos, ha cometido los de nombrar a sendos DT sin antecedentes, y así nos va.

Pero, se trata de fútbol. Mañana, todo puede cambiar.