lunes, marzo 30, 2009

En las nubes de Úbeda


Los acontecimientos se precipitan en la surrealista Tierra del Fuego.

Mientras la ministro de salud María Grieco descubre, no sin cierto candor, que existen restricciones presupuestarias, los senadores Martínez y Díaz ejercen una transversalidad tardía, arrojándose de manera impúdica a los brazos de la chequera kirchnerista. A continuación, el responsable de la cartera económica Roberto Crocianelli confiesa que los salarios de la administración pública se pagarán este mes gracias a un adelanto de la coparticipación federal de impuestos y a que las empresas petroleras que producen en la provincia anticipan al fisco un pago de regalías. Tras reconocer un déficit mensual de $ 35 millones (!!!), afirma que ello permitirá "seguir flotando" (sic).

Sería cómico, si no fuera trágico.

Ninguno se priva de emitir las nubes de humo correspondientes. Grieco declara su asombro porque los trabajadores desconocen la existencia de una crisis, en tanto los senadores proclaman que abandonan el ARI por no sentirse contenidos. Crocianelli, por su parte, afirma que se mantiene con el gobierno nacional "una relación adulta" (???).

El elenco de Fabiana Ríos demuestra cada día que carece por completo de un mínimo programa de gobierno, y que sólo pretende durar. A esta altura, además, está claro que se dispone a pagar por ello cualquier costo.

Su agrupamiento nunca mostró otra preocupación que atender las demandas de los empleados públicos. Por lo tanto, el único objetivo cotidiano de los funcionarios es el de encontrar la forma de pagar los sueldos de esa clientela electoral que hoy, paradójicamente, está en pie de guerra contra ellos.

Víctimas de su propia miopía, se desplazan sin pudores de las nubes de humo a las nubes de Úbeda.

domingo, marzo 29, 2009

Fue un entrenamiento


El debut de Maradona como DT de la selección en partidos oficiales fue apenas un poco más exigente que un entrentamiento, debido a la debilidad del rival. En efecto, Venezuela, que en años recientes venía mostrado una evolución positiva en el nivel de su juego, ayer tuvo un desempeño tan pobre que casi no permitió medir el rendimiento del equipo argentino.

El único plan visitante pareció ser el de agruparse atrás para tratar de que transcurrieran los minutos. Ante eso, la selección procuró un equilibrio entre la necesidad de no desesperarse y la de quebrar el esquema defensivo contrario. Para ello, a partir del control de Mascherano de la zona media, movió la pelota procurando habilitar a Messi por la derecha o a Tévez por la izquierda, pero al principio le costó generar peligro.

Es que los movimientos ofensivos todavía no están bien sincronizados, y se me ocurre que debido a ello dos volantes laterales con "recorrido" y potencia, como Maxi Rodríguez y Jonás Gutiérrez, no influyeron demasiado en el trámite. Además, Aguero estuvo algo estático en el centro del ataque, en una zona donde había muchas camisetas rivales. Por suerte, Tévez le agregó movilidad a su clásica entrega, hasta que logró armar esa precisa pared con Messi que terminó en el primer gol.

Ahí pareció que el partido se abriría, en la medida en que Venezuela se viera obligado a salir de su postura defensiva, pero esto no ocurrió: el DT Farías y sus muchachos sólo querían evitar la goleada. Y el primer tiempo se fue de largo, en parte porque Gago no conjugó su despliegue con precisión en los pases, y también por la falta de coordinación a que aludía más arriba.

Cuando al comienzo del segundo tiempo Venezuela amagó con salir un poco más adelante, la Argentina liquidó el partido en seis minutos, confirmando los temores del técnico visitante... El cuarto gol (tras un blooper del arquero) estuvo de más.

Como ocurrió contra Francia, el equipo da la sensación de haber ganado en confianza y compromiso, lo cual debe atribuirse a la capacidad de Maradona para motivar a los jugadores. Las razones por las cuales estos últimos necesitan del magnético influjo de El Diez para cargar las baterías, cuando cualquier amante del fútbol sería capaz de pagar para vestir la celeste y blanca durante cinco minutos, es algo que dejo para algún "blogger" especializado en psicología u otra disciplina afín.

En lo que a juego se refiere, insistiendo en que el rival no fue medida, hay que rescatar la contundencia ofensiva, pero todavía sigue faltando mucho. Después del mediático episodio de la renuncia de Riquelme, es inevitable pensar en lo que el jugador de Boca le podría aportar al equipo con su capacidad para "el último pase". Pero él no está, por voluntad propia. Por mi parte creo además que anoche, ante el "barullo" en que cayó Gago, se extrañaron el orden y las habilitaciones seguras de Cambiasso, mal que le pese a sus detractores.

Y hablando de estos últimos, yo soy uno de los que no quiere a Verón en la selección, donde nunca rindió como lo ha hecho en los otros equipos donde actuó. No obstante, no entiendo a quienes lo silbaron cada vez que tocó la pelota, que por otra parte administró casi siempre con buen criterio.

En suma, el equipo confirmó que ha recuperado su autoestima, pero todavía le falta plasmar eso en el juego. Bolivia, el próximo rival, sólo puede complicar por la influencia de la altura, así que allí serán importantes tanto el aspecto físico como el anímico, plano éste en el que parece que estamos bien. Veremos cómo nos va.

(La foto es de La Nación)

viernes, marzo 27, 2009

Borocotizados


El proceso de borocotización de los senadores fueguinos José Martínez y María Rosa Díaz merece algunos comentarios.

Para los no avisados, el verbo "borocotizar" es un neologismo de creación reciente en la Argentina, luego de que el político Eduardo Lorenzo (a) Borocotó, tras llegar a una banca en Diputados en la lista del PRO de Mauricio Macri, emigrara antes de asumir al bloque oficialista del Frente para la Victoria. En realidad, al individuo que actúa de esa manera se le aplicaría -según el diccionario de la Real Academia- la palabra "tránsfuga".

Ahora, Martínez y Díaz se han pasado de las filas del ARI a las del FPV en el Senado en un momento crucial para el kirchnerismo, que con ello logró aprobar en la cámara alta la ley de adelantamiento de las próximas elecciones legislativas.

Por supuesto que los nuevos tránsfugas han justificado su accionar con críticas a la creadora del ARI, Elisa Carrió, matizadas con apelaciones a la necesidad de no hacer oposición por la oposición misma. Esto último es curioso al menos en el caso de Martínez, que siendo legislador provincial se destacó por la permanente intransigencia de su postura opositora.

Pero el obvio trasfondo del asunto que esa nube de humo emitida por Martínez intenta ocultar, está en las penurias financieras del gobierno provincial que lidera Fabiana Ríos. Sabido es que Kirchner disciplina a los díscolos con el poder de la caja fiscal (herramienta que viene empleando desde que era intendente de Río Gallegos) y que las finanzas de la provincia están desquiciadas por un déficit crónico de dimensiones gigantescas, que la errática administración de Ríos (heredera de una situación caótica creada por sus predecesores Colazo y Cóccaro) no sólo no ha logrado controlar, sino que ha agravado. En efecto, la política de personal de este gobierno ha aumentado en forma notable la masa salarial desde su instalación en el poder.

Por otro lado, la vulneración del federalismo establecido en la Constitución Nacional -que eso, y no otra cosa, es el mecanismo de "superpoderes" con que el Congreso ha delegado funciones presupuestarias en el Poder Ejecutivo- resta a las autoridades provinciales margen de maniobra, mientras libera al gobierno central para ejecutar su política de domesticación.

Así las cosas, es posible que los dirigentes fueguinos hayan sentido que no tenían otra opción que bajar la cabeza y jugar las pocas cartas de que disponen para agradar al kirchnerato. Habrá que ver qué obtienen a cambio, ya que el pequeño grupo que gobierna desde la residencia de Olivos y el refugio de El Calafate no suele ser muy dadivoso.

En todo caso, Ríos y sus asesores quizá deberían reflexionar sobre una paradoja: la negativa a aplicar un ajuste fiscal (que tarde o temprano ocurrirá) se ha convertido en la llave del candado que los mantiene encerrados en un corral desde el que no avizoran una salida.

miércoles, marzo 25, 2009

El gobierno fueguino y el teorema de Baglini


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El político mendocino Raúl Baglini, que fue diputado y senador nacional por su provincia, se hizo célebre por su famoso "teorema", cuya hipótesis decía más o menos lo siguiente: el grado de responsabilidad de las declaraciones de los políticos es inversamente proporcional a su distancia con el poder.

La ministro de salud de Tierra del Fuego acaba de dar otra muestra del acierto de aquella observación de Baglini, al reconocer que existen "limitaciones presupuestarias" para satisfacer los requerimientos de los trabajadores del hospital de Ushuaia. Se trata de la misma persona que, cuando era dirigente de la Asociación de Profesionales del establecimiento, parecía desconocer por completo tal restricción, avalando infinidad de reclamos por ajustes salariales con el argumento de la sacrosanta defensa de la salud pública. Y por entonces, hay que decirlo, los empleados del sector de la salud tampoco se encontraban "mal parados" en relación con el resto de los asalariados.

En situación parecida se han encontrado, antes que Grieco, funcionarios gubernamentales del área de educación, que fueron dirigentes sindicales y hoy se topan con la enconada protesta de los que hasta hace poco más de un año eran sus conmilitones.

Y, en última instancia, es lo que le está sucediendo a la gobernadora Ríos, cuyo actual discurso respecto del kirchnerismo reinante está bastante alejado del que blandía cuando era diputada nacional, época en la que hasta impulsó una denuncia contra el ahora ex presidente.

En el caso de la administración fueguina, el elenco gobernante está comprobando no sólo la diferencia que existe entre gobernar y ser oposición, sino también las consecuencias de ejercer la actividad sindical con la mira puesta en objetivos extragremiales.

Baglini tenía razón. De ello pueden dar cuenta los senadores provinciales José Martínez y María Rosa Díaz, a quienes la tal vez obligada funcionalidad hacia los planes oficialistas parece haberlos decidido a abandonar la bancada del ARI.

"Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio". JMS.

martes, marzo 24, 2009

24 de marzo


Hoy es un día triste para los argentinos, puesto que se recuerda el comienzo de la última dictadura militar, hace ya 33 años. Los acontecimientos vinculados no comenzaron ni terminaron aquel día, por supuesto, pero esa fue la fecha del golpe encabezado por Videla que derrocó al gobierno constitucional de María Estela Martinez, la viuda de Perón.

Yo era por entonces un joven estudiante universitario en Buenos Aires, por lo que no puedo evitar el recuerdo de aquellos días de locura. La imagen de un Ford Falcon sin patentes circulando despacio por la avenida Córdoba, con los "fierros" a la vista, se entremezcla con las de los pasillos de la Facultad cubiertos por carteles de las agrupaciones estudiantiles, en medio de un clima social y político que hoy se me ocurre irreal por lo disparatadamente violento.

Esa orgía de sangre aún hoy nos pesa a todos en la memoria. Si algo positivo se puede extraer de todo aquello, se me ocurre que es la necesidad de que nuestros dirigentes no pierdan de vista el sentido republicano y el respeto por el estado de derecho. Ayer pensaba en esto, cuando veía en los noticieros televisivos los episodios de agresiones entre ruralistas y camioneros originados por la extensión del conflicto entre el sector agropecuario y el gobierno.

Ojalá que la dirigencia haya aprovechado el feriado de hoy para reflexionar al respecto. En especial, el núcleo duro del kirchnerismo, ese que confunde el ejercicio del gobierno con una sucesión de imposiciones sustentadas en la manipulación de la información y en distintas formas de violencia. Esa lógica, llevada al extremo, fue la que utilizó el dictador Videla y, también, la que pretendían llevar a cabo los guerrilleros de hace tres décadas.

sábado, marzo 21, 2009

Vacaciones en Uruguay


Mi tercera visita a Uruguay en plan de vacaciones me dejó la misma sensación agradable que las anteriores, y también iguales interrogantes. ¿Cuáles serán las razones por las que, estando tan cerca y compartiendo tantas características, uruguayos y argentinos somos no obstante tan distintos?

Lo primero que me llama la atención cuando llego allí es el talante positivo y la buena educación del habitante medio, rasgos que se traducen en una forma de vida mucho más relajada, por decirlo de alguna manera, que la de nuestro país. Supongo que la velocidad promedio del tránsito vehicular debe ser unos 20 ó 30 km/h inferior a la predominante en rutas y calles argentinas, mientras que el respeto a reglas básicas como la prioridad del peatón o la del vehículo que avanza por la derecha facilita de manera notable tanto conducir un vehículo como circular caminando.

Sabido es que, además de la antipatía que (justificadamente) despertamos en toda Latinoamérica, los uruguayos mantienen con nosotros varios contenciosos de diversa índole, empezando por el lugar de nacimiento de Gardel, siguiendo por la añeja rivalidad futbolera y culminando en el bochornoso episodio -aún no agotado- de Botnia. Pese a ello, mi señora y yo jamás fuimos objeto de un mínimo gesto de animosidad ni de un comentario sardónico. Por el contrario, apenas advertían nuestra condición de turistas, nos trataban con una amabilidad que surgía en forma natural.

Aún en una ciudad grande como es Montevideo, prevalece esa suerte de tranquilidad provinciana tan alejada de la crispación que en el caso argentino no se limita a la megalópolis porteña. Al atardecer, después de las tareas cotidianas, los montevideanos salen a pasear -termo y mate en ristre, por supuesto- por la rambla con amigos o familiares, como si la crisis financiera fuera una cosa de otro planeta.

Y no es que en Uruguay no existan problemas económicos ni falten los disensos políticos. De hecho, sufrieron una dictadura militar y una vorágine terrorista tan graves como las que soportamos aquí, y uno percibe preocupación por cuestiones como la inseguridad (aunque no en nuestra catastrófica escala) y el desempleo. Sin embargo, los debates y las divergencias se manifiestan en un marco de civismo y racionalidad que desde una mirada argentina no se puede menos que admirar.

El presidente Tabaré Vázquez está por culminar su mandato con unos niveles de popularidad altísimos, lo cual no lo ha impulsado a postularse por la reelección. La campaña electoral, todavía en la instancia de las primarias, se desarrolla con intensidad y pasión, pero con dos aspectos llamativos: la ausencia del intercambio de descalificaciones e insultos entre los candidatos que es moneda corriente en la Argentina, y la organicidad de un sistema de partidos que funciona como receptáculo y vehículo de las inquietudes de la población. Síntomas de una salud institucional que es quizá la contracara más notoria de nuestra desalentadora realidad.

Ese contexto hace aún más satisfactorio el reconocimiento de las bellezas paisajísticas del país. En la tranquila capital es muy interesante caminar por las callecitas de la Ciudadela, visitar el Museo del Carnaval y degustar en los restaurantes del Mercado del Puerto excelentes carnes vacunas a la parrilla, preparadas con brasa de leña en el particular estilo local. Piriápolis, con sus lindas playas, el magnífico Argentino Hotel (inaugurado en 1935) y su pequeño puerto de pescadores (imperdibles, los mariscos en los puestos cercanos a la banquina o en los restaurantes de los alrededores), al pie del Cerro San Antonio, es un destino ideal para descansar. Colonia del Sacramento invita a reencontrarse con la historia y a perderse en los vericuetos de la ciudad vieja.

Tal vez sea una casualidad o un símbolo: en los billetes uruguayos en vigencia no hay efigies de militares, ni siquiera de su máximo héroe Artigas, sino de escritores como Zorrilla de San Martín y Juana de Ibarbourou, del músico Eduardo Fabini, del pintor Carlos Fígari y del sociólogo y educador José Pedro Varela.

Volviendo al comienzo, intuyo que las razones de las diferencias radican en la educación y la calidad institucional. Me fui de allí con ganas de volver.

jueves, marzo 05, 2009

La muerte de Amalia Sacerdote


Casi no he leído novelas de las llamadas negras, al menos ninguna de autores-íconos como Hammett o Chandler. He visto y disfrutado, sí, cine negro (me viene ahora a la memoria una muy buena película de hace como cuarenta años, "El samurai" con Alain Delon) y el género me resulta interesante.

Andrea Camilleri es uno de sus maestros más reconocidos en la actualidad, famoso por la serie protagonizada por el comisario Montalbano y también por sus novelas históricas.

"La muerte de Amalia Sacerdote", su obra más reciente (eso de "última" siempre me sonó a mal presagio...), me resultó atrapante. La acción transcurre en el momento presente y en la Sicilia donde nació el autor, así que uno advierte enseguida el compromiso con el cual fue escrita.

La técnica es notable. Casi no hay descripciones, ni de los escenarios (esperaba encontrar alguna pincelada sobre la tan hermosa como misteriosa Palermo que conocí un par de años atrás, pero no la hay) ni de los personajes, apenas alguna referencia física. La trama se va desarrollando mediante los diálogos, por lo que hay que estar muy atento para no perder algún detalle importante. No es que la redacción sea confusa, sino que exige al lector una concentración intensa.

Los componentes son clásicos del género; un asesinato, intrigas, traiciones y sexo; la violencia no es explícita, sino una suerte de telón de fondo que todo lo abarca. La temática gira en torno al entramado que tejen la política, la mafia, la televisión y los abogados (incluyendo a los jueces, por supuesto).

Es un mensaje amargo y nada optimista sobre la realidad italiana. Nadie quiere, en realidad, hallar al asesino, ni siquiera los familiares directos de la muerta. Toda la supuesta investigación está sujeta a satisfacer el cúmulo de intereses entrecruzados de senadores, financistas, periodistas y leguleyos. La corrupción endémica es la clave del relato, y un dato que todos los personajes aceptan. Como en la Argentina, bah.

Termino diciendo que me devoré las 200 páginas del libro en menos de cinco horas...

miércoles, marzo 04, 2009

La leyenda continúa...


La gestión de Mario Jorge Colazo al frente del Poder Ejecutivo provincial (2004-2006) tuvo varias aristas llamativas. La más notable y que será sin duda la más recordada, fue su insólita decisión de incorporar a la planta de personal de la administración a unos 4.000 a 5.000 beneficiarios de los planes asistenciales vigentes en aquel momento, disparate para el cual -al César lo que es del César- contó con la complicidad por acción u omisión de la mayor parte de la dirigencia política y de la totalidad de los líderes sindicales. Las consecuencias de aquella acción se sienten todavía en las arcas provinciales, y es de suponer que continuarán influyendo por bastante tiempo.

Pero hubo otros aspectos del modo de gobernar -es una manera de decir- de Colazo que también dejaron una impronta profunda.

Uno de ellos fue su costumbre de no dejar pasar ninguna efeméride sin referirse a ella. Ya se tratara del día del peluquero, del aniversario de la muerte de Gardel o del primer izamiento del pabellón nacional, allí estaba el gobernador haciendo una declaración, preparando un acto o, por lo menos, enviando una salutación. En octubre de 2005, por supuesto, recibí en mi oficina una notita con su firma, a raíz del día del seguro...

Que esa y otras características aún más criticables de Colazo no son valoradas en forma negativa por buena parte de mis comprovincianos, lo certifica el hecho de haber sido electo senador poco tiempo después de su destitución por parte de la Legislatura.

Lo que no sabía era que su siembra ya había dado frutos. En efecto, ayer encontré en el buzón de mi casa un sobre conteniendo la esquela que ilustra este post, en la que el concejal Damián De Marco saluda a las féminas de la ciudad por el Día Internacional de la Mujer.

De Marco es un hombre joven, por lo que su actitud demuestra que nuestros reclamos de un recambio dirigencial en el ámbito político no debieran centrarse en la juventud como atributo principal.

Desconozco si De Marco imprimió la salutación usando dinero del erario o plata de su bolsillo, pero estoy seguro que debe haber no menos de diez destinos para ese gasto que serían más utiles para la ciudadanía que él representa que esta soberana estupidez.

Link: Colazo sigue haciéndolo.

Bergessio


Amigos riverplatenses: si acaso se habían olvidado de él, hicieron mal...