viernes, marzo 27, 2009

Borocotizados


El proceso de borocotización de los senadores fueguinos José Martínez y María Rosa Díaz merece algunos comentarios.

Para los no avisados, el verbo "borocotizar" es un neologismo de creación reciente en la Argentina, luego de que el político Eduardo Lorenzo (a) Borocotó, tras llegar a una banca en Diputados en la lista del PRO de Mauricio Macri, emigrara antes de asumir al bloque oficialista del Frente para la Victoria. En realidad, al individuo que actúa de esa manera se le aplicaría -según el diccionario de la Real Academia- la palabra "tránsfuga".

Ahora, Martínez y Díaz se han pasado de las filas del ARI a las del FPV en el Senado en un momento crucial para el kirchnerismo, que con ello logró aprobar en la cámara alta la ley de adelantamiento de las próximas elecciones legislativas.

Por supuesto que los nuevos tránsfugas han justificado su accionar con críticas a la creadora del ARI, Elisa Carrió, matizadas con apelaciones a la necesidad de no hacer oposición por la oposición misma. Esto último es curioso al menos en el caso de Martínez, que siendo legislador provincial se destacó por la permanente intransigencia de su postura opositora.

Pero el obvio trasfondo del asunto que esa nube de humo emitida por Martínez intenta ocultar, está en las penurias financieras del gobierno provincial que lidera Fabiana Ríos. Sabido es que Kirchner disciplina a los díscolos con el poder de la caja fiscal (herramienta que viene empleando desde que era intendente de Río Gallegos) y que las finanzas de la provincia están desquiciadas por un déficit crónico de dimensiones gigantescas, que la errática administración de Ríos (heredera de una situación caótica creada por sus predecesores Colazo y Cóccaro) no sólo no ha logrado controlar, sino que ha agravado. En efecto, la política de personal de este gobierno ha aumentado en forma notable la masa salarial desde su instalación en el poder.

Por otro lado, la vulneración del federalismo establecido en la Constitución Nacional -que eso, y no otra cosa, es el mecanismo de "superpoderes" con que el Congreso ha delegado funciones presupuestarias en el Poder Ejecutivo- resta a las autoridades provinciales margen de maniobra, mientras libera al gobierno central para ejecutar su política de domesticación.

Así las cosas, es posible que los dirigentes fueguinos hayan sentido que no tenían otra opción que bajar la cabeza y jugar las pocas cartas de que disponen para agradar al kirchnerato. Habrá que ver qué obtienen a cambio, ya que el pequeño grupo que gobierna desde la residencia de Olivos y el refugio de El Calafate no suele ser muy dadivoso.

En todo caso, Ríos y sus asesores quizá deberían reflexionar sobre una paradoja: la negativa a aplicar un ajuste fiscal (que tarde o temprano ocurrirá) se ha convertido en la llave del candado que los mantiene encerrados en un corral desde el que no avizoran una salida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"...eramos tan pobres..."