lunes, marzo 28, 2011

Casualidad

Lo más probable es que haya sido una casualidad, considerada por algunos como feliz. El inédito bloqueo a la distribución del diario "Clarín" ocurrió apenas un par de días antes de que Hugo Chávez  fuera condecorado por la Universidad Nacional de La Plata por "su aporte a la comunicación popular, a la democracia y a la libertad de los pueblos".

Notable logro para un Presidente que además de cancelar la licencia de un canal de televisión, ha cerrado una treintena de diarios y practica el ejercicio casi cotidiano de descalificar y perseguir a todo aquel que osa emitir una opinión disidente.

Ante ello, resulta por lo menos llamativo el criterio de la tradicional casa de estudios, aunque hay que reconocer que lo suyo no es original, puesto que hace ya algunos años su homóloga de Buenos Aires adoró embelesada al anacrónico dictador cubano Fidel Castro.

Debe reconocerse, asimismo, que el desempeño de la Facultad de Periodismo platense no desentona con la situación de precariedad institucional puesta de manifiesto una vez más en el episodio sufrido por el matutino porteño, el de mayor circulación en la Argentina.  Por cierto, la situación patentiza el concepto que predomina en un segmento peligrosamente numeroso de nuestra población, que consiste en considerar al funcionamiento de los mecanismos republicanos y a los preceptos constitucionales como meras "formalidades" que por lo tanto serían prescindibles en función de los "intereses populares", cuya defensa el kirchnerato encarnaría en un doble carácter, fundacional y monopólico.

En ese grupo social hay muchos jóvenes que, por no haber vivido ni estudiado con alguna profundidad la época, no perciben la similitud con las consignas de la guerrilla setentista contra la "democracia burguesa" que sus dirigentes y militantes despreciaban  de manera explícita.

No es el caso de Fernando "Pino" Solanas, quien ha salido a criticar al gobierno por su pasividad ante la violación flagrante del Art. 14 de la Constitución, en una defensa de la libertad de expresión que lo enaltece. Es de esperar que aproveche el viaje de su amigo Chávez para recordarle la importancia de ese valor republicano.

domingo, marzo 27, 2011

El (horrible) fútbol nuestro de cada día



Cualquier veterano más o menos futbolero admite que el nivel de los espectáculos que hoy se pueden apreciar en el ámbito local es, por decir lo menos, flojo. No sólo es bastante difícil ver en nuestras canchas de primera división una sucesión de jugadas hilvanadas, sino que hasta cuesta encontrar jugadores capaces de dar un pase a un compañero situado a cinco metros de distancia con una mínima eficacia. Todo se desarrolla en clave de lucha, con dientes apretados, violencia (real y simulada) a discreción y mucha irregularidad.

Es posible que el sistema de torneos cortos sea responsable en buena medida de esa especie de histeria hipercombativa que ha desalojado casi por completo de las canchas argentas al buen trato de pelota. Además, hay superabundancia de explicaciones emparentadas con la sociología y/o la psicología social, a las que este post lejos está de pretender sumarse. En cambio, intentaré aquí una argumentación relacionada con la materia prima del espectáculo, esos privilegiados "players" (Coco Basile dixit) que cada fin de semana nos brindan clases magistrales de teatro en dosis inusitadamente más pequeñas que las de jugadas agradables.

Generalizando (y recordando que, como dijo alguien,"toda generalización es injusta, incluyendo la presente"), se puede discriminar a la masa de jugadores que actúa en nuestras canchas de la siguiente manera:

  • Un grupete de juveniles de entre 18 y 22 años, más o menos bien dotados para este juego, que han llegado a primera para ocupar las vacantes dejadas por quienes consiguieron ser transferidos al exterior, saga que por supuesto aspiran a repetir. Es posible que en las divisiones inferiores (que ya no son los "semilleros" de antes sino un mercado semisalvaje en el que pululan cazadores de talentos y empresarios de toda laya interactuando con padres desesperados por "salvarse" gracias a sus hijos) no hayan adquirido conceptos elementales del juego, pero de un modo u otro llegan entreverarse en la categoría superior. Una vez lanzados al ruedo, la marea mediática los envolverá pidiéndoles opiniones como si a tan tierna edad pudieran ser expertos en algo más que mensajear con sus celulares, y ellos creerán que, en efecto, lo saben casi todo. Ejercen,  se diría, el dulce pecado de juventud.
  • Un segmento de veteranos de 29/30 años y más, que han vuelto de Europa, México o Ucrania, a gastar sus últimos cartuchos en el lugar de origen. Son tipos que a sus buenas condiciones han agregado una trayectoria en medios muy competitivos que los obligó a un salto de calidad, por lo que no les cuesta demasiado destacarse aquí. No obstante, las huellas de una campaña extensa y dura se empiezan a manifestar en muchos de ellos, que no siempre encuentran respaldo físico para mantener sus rendimientos.
  • Y un tercer grupo de jugadores de entre 23 y 29 años y nivel competitivo medio (sería injusto o demasiado duro tildarlos de mediocres, aunque me siento tentado a ello), que no han podido jugar en el exterior y casi con seguridad nunca conseguirán hacerlo (al menos, en ligas de cierto nivel de exigencia). Entre ellos, es cierto, hay unos pocos talentos que no emigraron por diversas circunstancias, pero la característica del grupo es la medianía.

Como resulta obvio, no juegan en la Argentina los profesionales de mayor calidad, con quienes se nutre la selección nacional, cuyas habilidades son las que posicionan a nuestro país como una potencia internacional, por más que en las últimas dos décadas no hayamos logrado confirmar dicha calificación en los podios de los torneos mundiales.

La conclusión es que esa sumatoria de imberbes ensoberbecidos, viejos guerreros heridos  y rústicos picapedreros no puede menos que entregar los semibochornosos espectáculos de hoy, a los que nos hemos debido acostumbrar. Comparar un partido entre dos de los mejores equipos locales (un Estudiantes-Vélez, digamos) con, por ejemplo, el Inter-Bayern Munich de días pasados es imposible: aunque se los denomine con la misma palabra, los deportes que juegan unos y otros son muy distintos.

Así que, estimados lectores de P & M que comparten el gusto por el fóbal con quien esto escribe, no hay más remedio que amoldarse a los tiempos que corren (u olvidarse de este jueguito). Es posible, sólo posible, que el domingo entrante Mengano, Zutanez y Fulanelli -a la sazón vistiendo la misma camiseta-  consigan pasarse la pelota entre ellos sin equivocaciones, pero habrá que estar alertas porque en caso de ocurrir, el milagro sólo se producirá una vez en los noventa y pico de minutos que durará la contienda. El resto del tiempo transcurrirá entre kicks a cargar de pura raigambre rugbística, rechazos a cualquier parte, agarrones semiocultos, patadas explícitas, algún escupitajo y sobreactuadas caídas al piso, al término de lo cual los protagonistas (tanto en las conferencias de prensa que suceden a los partidos como en los mil y un programas televisivos de la semana) repetirán hasta el hartazgo sus frases hechas y lugares comunes, aunque con cara de estar emitiendo un pensamiento filosófico digno de Heidegger.

Bueno, termino con esto aquí, porque quiero ver qué partido están transmitiendo en Fútbol para Todos.

miércoles, marzo 23, 2011

Un feriado puente nacional y popular



Bajar dos pájaros de un tiro, resultaría la metáfora aplicable si no fuera por las connotaciones trágicas del episodio de que se trata.

Se trata, por supuesto, del golpe militar de 1976, del que mañana se cumplirán 35 años. Episodio luctuoso que será conmemorado mediante un feriado nacional,  que el 25 será seguido de un "feriado-puente" instaurado por el gobierno para posibilitar el empalme con el fin de semana y fomentar el miniturismo. Lo dicho, el cristinismo alcanzará de ese modo dos objetivos al precio de uno: por una parte, un espacio para satisfacción del autotitulado progresismo nac&pop (que además se autoproclamó como el único segmento de la sociedad que deplora aquel golpe, lo cual es obviamente falso) y otro para cortejar a la clase media, cuyo voto será decisivo en la compulsa electoral de octubre.

Ningún integrante de la pingüinera sentirá remordimientos, porque se trata simplemente de política, no de un curso de ética o moral. No lo sentirán los dinosaurios montoneros que integran el think-tank gubernamental con Horacio Verbitsky a la cabeza, quienes ya han dado sobradas pruebas de que la autocrítica no forma parte de sus atributos.

Tampoco los jóvenes reivindicadores del "Tío" Cámpora, cuya ardorosa agrupación quizá haya actualizado las viejas consignas que sostenían sus admirados antecesores de la Tendencia, por ejemplo pasando de aquella durísima "Perón o muerte" a la mucho más pragmática "Cristina o ningún puesto dependiente del Estado"

Y menos se inquietará por ello la gobernadora fueguina (quien ya había enviado al olvido su causa penal contra el ex Presidente bastante antes de que él abandonara este valle de lágrimas),  que aprovechará la visita que Cristina Fernández hará hoy a la Provincia para continuar la puja con los referentes locales del Frente para la Victoria por ver quién es más cristinista.

En suma, nada que vaya a modificar el relato oficialista, por más que las bravatas destempladas de Moyano a veces produzcan sobresaltos. Un relato que presenta casi cotidianamente nuevos hitos, como el "Homenaje al pensamiento nacional" en el que Pepe Albistur (ex secretario de medios de la Presidencia, que debió renunciar debido a serios cuestonamientos sobre la transparencia de su gestión) se permitió situar en un mismo podio a  Jauretche y Kirchner, por más que este último difícilmente haya aportado a la literatura universal algo más sustancioso que implacables escritos judiciales propiciando la ejecución de deudores morosos en Río Gallegos.

Como dijo el pensador nacional Enrique Santos Discépolo, "dale nomás, que allá en el horno nos vamo´ a encontrar". 
 

domingo, marzo 20, 2011

Noventa años no es nada

El pasado 11 de marzo Astor Piazzolla hubiera cumplido noventa años de edad. Su obra, según apunta José Gobello, abarca casi medio siglo, desde "El desbande", que escribió en 1946, hasta "Five tango sensations", que grabó en 1990 con The Kronos Quartet en Nueva York, y "Le grand tango",  que en ese mismo año le estrenó nada menos que Matislav Rostropovich, considerado el mayor violonchelista de su generación.

Gobello estima en unas ochocientas obras la producción del marplatense. Respecto de la calidad de la misma, Natalio Gorín, su amigo y biógrafo,  revela la opinión del propio Astor: "Adiós Nonino es el mejor tema que escribí en mi vida. Me propuse mil veces hacer uno superior y no pude".

María Susana Azzi y Simon Collier cuentan los pormenores de su creación. Corría 1959 y Astor se encontraba actuando en San Juan de Puerto Rico como acompañante de la pareja de baile Copes-Neves, cuando se enteró del fallecimiento en Mar del Plata de su padre Vicente, a quien él llamaba "Nonino". Días más tarde, ya en el departamento que alquilaba en Nueva York, el sufrimiento por la pérdida y la distancia lo agobiaba. Después de almorzar, pidió a su esposa Dedé Wolff y su cuñada Poupée que lo dejaran solo. Ellas se fueron a la cocina, desde donde escuchaban sus suspiros y quejidos, hasta que -tras un largo silencio-  oyeron el sonido del bandoneón. Astor pulsó durante un momento las notas de "Nonino", una pieza de ritmo vivaz que había compuesto años antes en París en homenaje a su padre, hasta que se detuvo para arrancar con "una melodía elegíaca absolutamente conmovedora", la misma que según Daniel Barenboim es la más bella que ha escrito un compositor de tango.

Nada mejor entonces que homenajear al maestro en su cumpleaños, aunque con algunos días de retraso, con una versión grabada en vivo de esa pieza, por la formación del Quinteto que completaban Pablo Ziegler (piano), Oscar López Ruiz (guitarra eléctrica), Héctor Console (contrabajo) y el gran Fernando Suárez Paz (violín), que tiene aquí una participación relevante. De los más de veinte arreglos que hizo del tema, este es el que Astor prefería. En todo caso, creo que se trata de una notable justificación de la mayor expectativa que él tenía sobre su música:  que fuera escuchada en el 2020, y en el 3000 también.


Fuentes:
José Gobello: "Mujeres y hombres que hicieron el tango". Buenos Aires, Centro Editor de Cultura. 2008.
Natalio Gorín: "Astor Piazzolla. A manera de memorias". Buenos Aires, Perfil Libros. 1998.
María Susana Azzi y Simon Collier: "Astor Piazzolla. Su vida y su música". Buenos Aires, Ed. El Ateneo. 2002.
You Tube.

jueves, marzo 03, 2011

Una aerolínea para todas y todos



Estoy tranquilo, porque llego al Aeroparque metropolitano con bastante tiempo de antelación y, además, hice el web-checkin. Como sólo llevo equipaje de mano, subo hasta la sala de preembarque y recién allí miro la pizarra electrónica: el anuncio de mi vuelo dice "en horario" e indica la puerta 6.

Pido un café, pago cuando el mozo me lo trae (¡epa! ¿rompí algo y no me di  cuenta?) y leo durante un rato mi novela de Colin Dexter. Tras comprobar que al Inspector Morse le cuesta tanto avanzar en su investigación como alejarse de la cerveza, me levanto para consultar otra vez la pizarra. La situación ha cambiado: ahora sugiere que  "consulte a la compañía".

Dado que los mostradores de Aerolíneas Argentinas ya no se encuentran en el sector, le pregunto a un empleado con uniforme de la empresa que camina por allí, quien me informa que el vuelo está "demorado por mantenimiento". Quiero saber algo más pero él no puede responderme; se limita a sonreir como diciendo "Es lo que hay" y me aconseja aguardar frente a la puerta 6.

Una hora más tarde embarcamos y, tras veinticinco minutos de inquietante espera adicional dentro del avión, partimos hacia Ushuaia tras ser anoticiados de que el vuelo tendrá una escala no prevista en Bahía Blanca. Con ingenuidad espero escuchar la voz del Comandante pidiendo disculpas a los pasajeros por la demora, algo que jamás ocurrirá.  La Comisario Comisaria de a bordo, por cuya edad intuyo que ha conocido mejores épocas de la empresa que la contrata (y en eso, nos parecemos), responde a la queja de alguien que está detrás mío admitiendo -con gesto de amarga ironía- que "Aerolíneas se ha transformado en la manera más segura de llegar tarde a todos lados".

Cumplimos con la escala aunque, contrariamente a lo anunciado, descendemos en Trelew. Nadie sube ni baja del avión, sólo se carga combustible y continuamos el viaje. Ya ha pasado el mediodía, pero el servicio de a bordo no contempla almuerzo: apenas una barrita de cereal y un trozo de bizcochuelo, acondicionados dentro de una caja de cartulina que una azafata de gesto adusto, bastante más joven que la Comisaria y también mucho menos apegada que ella a las normas de buena educación, me entrega casi sin mirar y sin hablarme; también me da las de mis dos vecinos de asiento, sin pedirme que por favor se las alcance. Ellos, en cambio, me agradecen.

Supongo que la frugalidad franciscana de la vianda responde a una loable política de disminución de costos (no a un ajuste, vade retro), pero enseguida me doy cuenta de que no sólo está a mi disposición la tradicional revista de la empresa (como ocurre en los vuelos de todas las aerolíneas del mundo) sino también otra, de muy cuidada y costosa presentación, editada por el Grupo Szpolski. Cuestión de prioridades, me digo: clientes vis a vis empresarios amigos.

La chica del  gesto crispado acerca el carrito y me interpela con sequedad: "Para beber". Apichonado, miro las botellas y pido un vaso de gaseosa, que ella me provee sin chistar. Al servirle a mi vecino un jugo de naranja, lo hace con tan poco cuidado que el vaso queda goteando; como no lo seca, al pasarlo por encima mío varias gotas caen sobre mi brazo. La miro sorprendido y me suelta con desgano un "Perdón, es sólo jugo".  Casi le agradezco por refrescarme la piel, pero no me atrevo a hablar, ni siquiera para aceptarle la ¿disculpa?.

Retomo mi lectura, disfrutando por un rato de la manera en que Morse, con la siempre eficiente ayuda del Sargento Lewis, va estrechando de modo implacable el cerco en torno al asesino. Por eso me siento molesto cuando debo interrumpirla para ir al baño, y lo estoy más aún cuando pretendo lavarme las manos y del grifo sólo sale un chorro de aire. Al comentar el problema a la Comisaria, ella me dice que el avión se quedó sin agua (¿por qué? ¿en qué consistió el mantenimiento que insumió casi dos horas? ¿verificaron algo durante la escala?) y que la que llevaban embotellada sólo alcanzó para abastecer el lavabo del otro baño. Su voz me pide disculpas, su mirada denota una cierta fatiga.

Llegamos a destino con dos horas de retraso, asunto del cual el Comandante insiste en no hacerse cargo desde un absoluto mutismo.

Leo en los diarios que la Presidenta está harta de los inconvenientes en los vuelos de Aerolíneas Argentinas, y que por eso pretende incorporar socios privados a la operación (¿cómo, el Estado no es infalible?). El asunto, según parece, es problemático, porque el juicio de expropiación al Grupo Marsans está lejos de haber finalizado, la compañía hace años que no presenta balances y, además, hay fuertes pujas internas entre los seis o siete sindicatos que agrupan al personal. De cualquier modo, según la información, De Vido ya se está moviendo entre empresarios de su entorno (¿encontrará a alguien serio dispuesto a poner plata bajo esas condiciones?).

Por suerte, hemos vuelto a tener una aerolínea de bandera, y también dignidad.