miércoles, julio 29, 2009

Un bondi municipal


El transporte público de pasajeros en Ushuaia es un tema controvertido. La empresa licenciataria mantiene relaciones conflictivas con la Municipalidad y con sus empleados por presuntos incumplimientos contractuales, mientras los usuarios se quejan por las deficiencias del servicio.

La empresa, que percibe un subsidio oficial, argumenta que la tarifa es insuficiente para sostener la operación y renovar las unidades. Este aspecto es un clásico de los servicios públicos gestionados por privados en nuestro país. En medio de la polémica, hubo despidos de personal, seguidos de reincorporaciones y nuevos despidos.

Ahora, desde el bloque de concejales justicialistas, se ha presentado un proyecto de ordenanza para crear una empresa estatal, la "Agencia Línea Urbana Municipal" (ALUM).

Me animo a presuponer que pese a tratarse de una iniciativa de la oposición, en el Poder Ejecutivo no la van a mirar con malos ojos. Basta recordar que, hace ya casi un año, la administración compró cuatro unidades y las puso a circular para ampliar la cobertura del servicio.

Hay una enorme cantidad de tristes ejemplos acerca de cómo le va al Estado argentino, en cualquier de los tres niveles, cuando encara actividades empresarias. Casos emblemáticos fueron los de YPF, la única petrolera del mundo que perdía plata a raudales, los ferrocarriles (fenomenal fábrica de juicios perdidos y pagados por las arcas gubernamentales) y el transporte aéreo que, ahora, cuenta con tres líneas de bandera: LADE, Aerolíneas Argentinas y la invicta Lafsa.

El municipio ushuaiense viene padeciendo crecientes dificultades financieras, a raíz de los cada vez más importantes retrasos del gobierno provincial en transferir los fondos que debe coparticiparle. Esta semana, el Intendente Sciurano se reunió con los diferentes gremios para avisarles que no podrá pagar en término los sueldos de este mes.

En ese marco, el proyecto de ALUM no parece muy atinado. Como en el caso de Aerolíneas Argentinas, la deficiente gestión del privado -de ser ello cierto- no justifica una estatización, y mucho menos cuando la crisis financiera se está expandiendo en un pavoroso "efecto cascada", de la Nación a la Provincia y de ésta a las Municipalidades.

Los concejales proponen crear un fondo especial de $ 6.000.000.- (¿existirá en el ámbito municipal una máquina para imprimir billetes?) y advierten que la Agencia deberá ser autárquica y mantener el parque automotor en perfecto funcionamiento. Sería bueno conocer los estudios que los ediles han realizado para llegar a la conclusión de que la empresa estará en condiciones de sostenerse con sus propios recursos (ya que eso y no otra cosa es la autarquía).

No se sabe si en alguna parte del proyecto de ordenanza dice: "Esta vez va a funcionar bien".

lunes, julio 27, 2009

Morir de frío



En la Argentina que disfruta desde 2003 las ventajas del modelo produktivo y de redistribución de la riqueza, el número de personas que pasa las noches en las calles (unas doce mil) viene aumentando sin pausa, y se ha duplicado en los últimos tres años. Según la ONG Red Solidaria, hasta el viernes pasado diez personas murieron por acción directa de las bajas temperaturas y otras dieciocho por carecer de calefacción adecuada. Esto sucede en un país que, como lo ha expuesto el economista Juan J. Llach en un reciente artículo, despilfarra cuantiosos fondos públicos mediante una errática política de subsidios y exenciones que en muchos casos beneficia más a los ricos que a los pobres. Un país en el que crecen la pobreza y la desnutrición infantil en forma escandalosa, mientras la pareja presidencial acrecienta su patrimonio en forma exponencial y los amigos del poder concretan negocios brillantes, como la masiva compraventa de terrenos en El Calafate.

Por supuesto que las estadísticas oficiales no reflejan estos problemas. En realidad, tampoco lo hacen respecto muchos otros tópicos sobre los cuales el Indec emite indicadores (es una forma de decir) desde una perspectiva "militante", según se ha preocupado en señalar su nuevo director técnico, Norberto Itzcovich. Sus afirmaciones, y las dudas -más que eso, certezas- que la comunidad tiene respecto de tales cifras, corroboran el diagnóstico de una reconocida autoridad internacional en la materia, Jacob Ryten, al apuntar que "cuando hay razón para dudar, dejan de ser estadísticas públicas y pasan a ser ideología o propaganda".

La propaganda, entonces, sustituye a las estadísticas, así como el control de precios pretendió hacerlo con la política económica. En ambos casos, al gobierno le ha ido bastante mal.

En materia económica, el país ha dilapidado oportunidades de exportación y es muy posible que deba importar carne el año próximo. No somos los únicos en cosechar los frutos del neopopulismo militante que cunde en América Latina: Bolivia, que dispone de riquísimos yacimientos gasíferos, está importando este y otros combustibles, como consecuencia de la política de nacionalizaciones de Evo Morales, que ha desalentado a la inversión.

En tanto, uno de sus admirados mentores, Raúl Castro, cambió los contenidos tradicionales de los discursos con que se conmemora el asalto al cuartel de Moncada, anunciando en el de este domingo un nuevo ajuste económico. Siendo la nueva prioridad del gobierno revolucionario disminuir el consumo energético, los recortes afectarán, por ejemplo, el funcionamiento de los equipos de aire acondicionado de la isla. Los cubanos, al menos, no corren el riesgo de morir de frío...

La imagen es del pintor Viktor Safonkin.

Links:

Sitio web de Red Solidaria

Artículo de J. J. Llach en La Nación: "Anatomía de un despilfarro"

Entrevista de La Nación a Jacob Ryten

Artículo de Crítica Digital: "Raúl anunció un ajuste del cinturón"

sábado, julio 25, 2009

La visita de la banda


La banda de música de la Policía de Alejandría llega a Israel, invitada a dar un concierto en un centro cultural árabe. Pero por fallas burocráticas y un mal entendido idiomático, sus integrantes aparecen en un perdido pueblo del desierto, donde deberán arreglárselas hasta que -al día siguiente- un vehículo de la embajada egipcia los traslade a la localidad apropiada.

En la película, opera prima del israelí Eran Kolirin, se adivina un bajo presupuesto que, sin embargo, no conspira contra la calidad de la filmación). La trama gira en torno a esta simple anécdota, enfocando la lente no en las cuestiones políticas que separan a árabes e israelíes, sino en las que los unen en tanto seres humanos (nada menos).

Tawfik, el director de la banda, hombre recto y mesurado, organiza el alojamiento y la comida para sus músicos negociando con Dina, la dueña del único restaurante del pueblo. Él no habla hebreo, ella tampoco entiende el árabe, pero ambos se proponen y logran comunicarse en un inglés rudimentario. Así, los visitantes se distribuyen en dos o tres lugares y se disponen a esperar que transcurran las horas.

Lo que sigue relata la forma en que esas personas van conociéndose y, en forma paulatina, aceptándose y entendiéndose. Aparecen los problemas y las emociones de adultos y jóvenes, las frustraciones y las esperanzas, las alegrías y las tristezas. Todo retratado con admirable precisión, sin desbordes ni golpes bajos, haciendo gala de una sensibilidad notable no exenta de buen humor. La música, asimismo, resulta reivindicada en su carácter de lenguaje universal.

Me resultó muy interesante el abordaje del director. Lo que todos conocemos acerca de la relación entre Israel y sus vecinos se relaciona con las decisiones de sus dirigentes y la milenaria profundidad de sus desencuentros, así como con las trágicas consecuencias de ello. Esta película -quiero insistir con esto- se ocupa de lo contrario ("Todas las chicas estábamos enamoradas de Omar Shariff", le dice Dina a Tawfik en tren de confesiones), y por esa vía consigue convertirse en una obra excelente.

viernes, julio 24, 2009

Justicia adicta


Con este título el periodista Gabriel Ramonet publicó en 2007 una "breve historia del poder judicial de Tierra del Fuego" desde su creación en 1994. Según lo explicó su autor, el ensayo procura "dejar un registro de una época oscura de la provincia", enfocando las relaciones no siempre claras que hubo en ese período (que abarcó las administraciones de Estabillo, Manfredotti, Colazo y Cóccaro) entre las más altas autoridades judiciales y los miembros del poder ejecutivo local. El libro está prologado por el conocido constitucionalista Daniel Sabsay, así como por dos colegas del autor, Silvio Bocchicchio y Wilder Urbina, que lo acompañaban en el programa radial "Botella al mar".

Unos meses más adelante, Fabiana Ríos accedió al gobierno y tanto Ramonet como Bocchicchio pasaron a cubrir cargos en su elenco político, anunciando que abandonaban la actividad periodística para asumir un compromiso militante. Ramonet se fue del gobierno hace unos meses.

El asunto viene a cuento a raíz del proceso para cubrir una vacante en el Superior Tribunal de Justicia, que ha culminado con la designación del Dr. Javier Muchnik. El aspecto conflictivo deviene de un hecho que no puede dejar de llamar la atención: el Dr. Muchnik es socio en un estudio jurídico de Río Grande de la hermana del ministro de gobierno de Ríos, Guillermo Aramburu, a la vez integrante del Consejo de la Magistratura. Esta semana, un funcionario anunció que no se iba a realizar la audiencia pública prevista en la normativa, aunque luego se decidió dar marcha atrás, aparentemente en el marco de una disputa entre dos alas del gobierno.

Más allá de los detalles, el episodio demuestra la inconsistencia de un mito muy difundido: que la falta de transparencia, la baja calidad institucional y hasta la corrupción son "de derecha".

Pero hay que tratar de ver el lado positivo de las cosas: quizá con esto Ramonet pueda reunir material para, en una próxima edición de su obra, agregarle un capítulo y sacar nuevas conclusiones.

martes, julio 21, 2009

Fontanarrosa y los amigos


Uno de las muchos motivos por los que envidio al luthier Daniel Rabinovich es su amistad con Roberto Fontanarrosa. Habiendo seguido al gran Negro desde que descubrí a "Boogie el aceitoso" en las páginas de la mítica revista "Hortensia", hubiera dado no sé qué cosa por haber podido compartir con él al menos un café en El Cairo rosarino.

La cosa viene a cuento porque en días pasados, circuló un e-mail de esos masivos, que llamaba a cambiar la fecha del 20 de julio como Día del Amigo. Su autor nos recordaba que la celebración se efectúa en conmemoración del día en que el hombre llegó por primera vez a la Luna, y proponía cambiarlo al 19 de julio, fecha del fallecimiento de Fontanarrosa. Pero lo que me chocó fue el argumento: decía que "otra vez, faltos de identidad, compramos historias ajenas", por ser ese, apuntaba, "el día en que los yanquis (no la humanidad, agrego yo) llegaron" al satélite que tanto ha desvelado a los poetas.

Que los norteamericanos no son simpáticos casi para nadie (aunque muchos de ellos se pregunten perplejos "por qué nos odian") no es novedad, como tampoco lo es que existen muchísimas causas para ese sentimiento generalizado, quizá tantas como para despertar admiración. Pero en este caso, el punto es que la fecha fue propuesta... por un argentino! En efecto, fue un señor llamado Enrique Ernesto Febbraro, según parece odontólogo fundador de una "Asociación Mundial para el Entendimiento" y vecino de la localidad de Lomas de Zamora, quien tuvo la idea al comprobar tras el viaje de Armstrong y sus colegas que todo el mundo estaba de acuerdo con algo, por una vez en la vida (ver aquí). De modo que, por lo menos, la historia no es ajena a los argentinos.

Y hay algo más. Yo estoy de acuerdo en que el enorme talento y la bonhomía de Fontanarrosa merecen ser recordados, pero me parecería mucho más razonable hacerlo en la fecha de su nacimiento. Es que la necrofilia me provoca cada vez más rechazo...

lunes, julio 20, 2009

Decir amigo

"...se me figura



que decir amigo






es decir ternura"


domingo, julio 19, 2009

Jugar lindo, jugar bien, ganar...


(Divagaciones a la hora de la siesta,
en un domingo sin fútbol)


Hubo un tiempo en que el fútbol de primera división se jugaba sólo los domingos. Tiempo en que, tras el apurado consumo de los ravioles "de la vieja", los futboleros íbamos a la cancha para sufrir (porque, en última instancia, el sufrimiento es un componente tan importante del espectáculo futbolístico como el placer) por los colores queridos. Los sábados se jugaban sólo los torneos de ascenso, y los viernes, sencillamente, no había partidos.

Hoy eso ha cambiado por completo, bajo los dictados de la televisión. Y no sólo hay fútbol de primera los viernes y sábados, sino que un martes, por ejemplo, uno se puede topar en la pantalla con las escenas de un partido entre dos equipos de alguna remota división del ascenso transmitidas en directo.

De cualquier manera, cuando un domingo no hay fútbol -como hoy- parece que "falta algo". Y entonces, puede pasar que el futbolero se entregue al ejercicio de las divagaciones, que es lo que sucede hoy conmigo. Aquí va, entonces, el producto de mis disquisiciones.

- Menottistas y bilardistas

El reciente triunfo de Estudiantes de La Plata en la Copa Libertadores, pocos días después de la definición del torneo Clausura con la consagración de Vélez Sarsfield (o con la frustración de Huracán, que tuvo más repercusión) reactualizó el debate entre los partidarios del "fútbol lindo" y los del "eficiente".

El asunto no es nuevo y, como suele ocurrir en nuestro país, la polémica alcanzó el rango de una gran antinomia, cercana a las más virulentas de nuestra tradición política (unitarios y federales, peronistas y antiperonistas). Buceando en la memoria, creo que los orígenes de la cuestión (o, al menos, de su versión moderna) pueden ubicarse unos treinta y cinco años atrás, cuando la selección argentina sumó una nueva frustración en el Mundial de Alemania.

Y debo retroceder un poco más, para recordar que cuando tras la segunda guerra se reanudaron estas competencias, nuestros representativos no participaron en las de 1950 y 1954 porque decíamos (y creíamos) que éramos los mejores y no necesitábamos demostrarlo. Tras esta argentinada, accedimos a entreverarnos con la plebe y fracasamos de manera estrepitosa y sucesiva (en 1970 ni siquiera nos clasificamos).

Tras la debacle del 74 fue designado DT César Menotti, que venía de dirigir al Huracán campeón del año anterior. un equipo que quedaría en la historia por la alta calidad de su juego.

El nuevo conductor se propuso amalgamar la buena técnica del jugador argentino con atributos hasta entonces casi menospreciados, como la velocidad de los desplazamientos y la disciplina táctica. Además, tomó la acertada decisión de salir a competir por el mundo, para que sus dirigidos conocieran las características del juego europeo y, como consecuencia de ello, le perdieran el miedo.

El resultado no pudo ser mejor, no sólo porque la selección ganó el campeonato de 1978 jugando muy bien, sino porque desde entonces los equipos blanquicelestes se instalaron en el nivel más alto de las competencias internacionales.

El ciclo de Menotti se cerró en España 1982, cuando tras la reaparición de la soberbia (los jugadores admitirían luego que antes de jugar pensaban que ya eran campeones) ni siquiera llegamos a semifinales. Y entonces se produjo la designación de Carlos Bilardo como DT, hecho que daría inicio al debate interminable: menottistas vs. bilardistas.

- Confieso que he vivido

Bilardo era algo así como la continuidad ideológica de Zubeldía, el DT que había llevado a Estudiantes a la conquista de tres Copa Libertadores y una Intercontinental sustentando sus posibilidades de éxito en un pragmatismo casi salvaje: defensa dura, al filo del reglamento; trabajo "psicológico" contra el adversario; aprovechamiento de jugadas con pelota parada (como el novedoso lanzamiento de tiros de esquina con "pierna cambiada"), etc.

Por aquellos años, yo era un tipo de convicciones muy (demasiado) firmes. Entonces, adherí sin miramientos al "ideario" menottista. La verdad del fútbol consistía, para la gauche menottiana, en practicar un lirismo que privilegiaba el juego agradable a la vista, anteponiendo esa premisa a cualquier otra; los que no tomaban en cuenta esto, eran tachados de meros resultadistas, adalides del antifútbol.

Del otro lado, los execrables bilardistas, que justificaban cualquier ventaja obtenida a partir de un desequilibrio emocional del contrario y no trepidaban en celebrar un gol conseguido -qué asco!- tras un centro con comba que había tomado a contrapierna a la defensa rival. A los bilardistas esto no sólo no les importaba, sino que los enorgullecía: los contrarios eran unos pobres líricos.

Después, las convicciones menottistas -al igual que otras- comenzaron a temblar, cuando el equipo dirigido por el semidespreciable Bilardo ganó el Mundial de 1986, y uno se descubrió a sí mismo celebrando como un desaforado -aún antes que la memorable victoria en la final contra Alemania- aquel gol trucho de Maradona contra los ingleses...

- Jogo bonito

Waldir Pereira fue un futbolista brasileño conocido por su apodo, Didí, que integró los seleccionados campeones mundiales de 1958 y 1962. Tiempo después, como técnico de River Plate, acuñó la expresión "jogo bonito" para referirse a la forma en que él quería que jugara su equipo. Si se miran los resultados no tuvo éxito, pero su gestión le dió aire a una generación de jugadores riverplatenses que poco más adelante le daría grandes satisfacciones a ese club, entre ellos el Beto Alonso y J. J. López.

Las fortalezas del jogo bonito coincidían con el "tiki-tiki" que hoy proclama Angel Cappa: toque, rotación, buen trato de pelota. Pero sus debilidades eran no menos importantes: fragilidad defensiva, dificultades para sostener su juego ante un rival aplicado a la marca.

Es posible que la síntesis más certera del asunto fuera la que aportó otro brasileño, Elba de Padua Lima, apodado "Tim", que en 1968 condujo al San Lorenzo de mis amores al título de campeón metropolitano, venciendo en la final al Estudiantes de Bilardo. Tim decía que "el fútbol es una frazada corta: si te tapás los pies, te destapás la cabeza", aludiendo a los desequilibrios que surgen entre las propuestas ofensiva y defensiva de un equipo. Es, como en tantos órdenes de la vida, cuestión de elegir y de buscar el equilibrio.

En ese sentido, tengo para mí que el equipo que más se aproximó a una armonía casi perfecta entre todas sus líneas fue la selección brasileña que ganó el Mundial de 1970, cuya foto ilustra este post. La facilidad y contundencia con que aquellos monstruos (Pelé, Rivellino, Jairzinho, Tostao, Clodoaldo) dieron cuenta de la siempre dura y díficil Italia (donde revistaban "nenes" como Facchetti, Gianni Rivera, Gigi Riva y Boninsegna) estableció, a mi modo de ver, un hito cumbreño en la historia del fútbol.

Quizá la Holanda de 1974, aquella del "fútbol total" que lideraba el gran Johann Cruyff, haya estado cerca de alcanzar un nivel parecido, pero declinó en la final, ante la fría eficiencia de la maquinaria alemana y la potencia goleadora de Gerd Muller.

Los lectores que hayan llegado hasta aquí tal vez coincidan conmigo en que, desde 1974/82 a esta parte, la calidad o el nivel del juego en los mundiales ha venido descendiendo sin prisa pero sin pausa.

- Jugar lindo, jugar bien, ganar

Y alcanzado este punto, hagámonos las preguntas pertinentes: ¿qué significa, después de todo, jugar "bien"? ¿Es sinónimo de "jugar lindo"? Jugar "bien", ¿implica olvidarse de ganar?

Repito que para mí, Brasil 1970 reunió las tres premisas: jugaba lindo, jugaba bien y ganaba. Y de aquí saco una conclusión derivada, de algún modo, de la teoría de conjuntos: "jugar lindo" puede formar parte de "jugar bien", pero no es el único componente de este concepto.

Porque jugar bien implica desplegar con acierto las diferentes líneas en el terreno, defender con orden y firmeza cuando el rival ataca (porque, aunque muchos lo olvidan, el rival también juega y quiere ganar), aplicar la táctica adecuada, explotar las debilidades del contrario.

Huracán de 1973 (al que algunos trasnochados comparan con la versión 2009 de Cappa) jugaba muy lindo, merced al talento de Brindisi y Babington, y -en especial- al genio de René Houseman. Pero cuando los adversarios querían atacarlo, primero tenían que superar el trajín de "Fatiga" Russo en la mitad de la cancha, y luego se topaban con la experiencia y firmeza del Coco Basile y el uruguayo Chabay. En suma, también era difícil hacerle goles.

Aquel Estudiantes de Zubeldía , además de haber hecho un culto de ciertos criterios defensivos muy discutibles, tenía jugadores de buen pie como Madero, el Bocha Flores, Echecopar y Verón padre. Es decir, no era una horda de rústicos ventajeros.

Y hay todavía un par de preguntas más.

¿A la gente sólo le gusta que su equipo juegue lindo? Por supuesto que no. No sólo los argentinos celebramos el gol de "la mano de Dios"; también los brasileños festejaron enloquecidos el tetracampeonato mundial de 1994, sin que el "paladar negro" de la torcida resultara afectado en lo más mínimo por el juego tan gris como conservador de aquel equipo.

¿Jugar lindo no sirve para ganar campeonatos? Lo hecho por el rutilante Barcelona que ganó "todo" en esta temporada europea es la respuesta más contundente a tal pregunta.

Después de todo, tratándose de fútbol, las certezas no existen. Sino, que le pregunten a los hinchas de Atlético Rafaela lo que pensaban a dos minutos del final de su último partido contra Gimnasia y Esgrima de La Plata.

Por lo menos, así lo veo yo...

sábado, julio 18, 2009

15 años


Se cumple hoy otro aniversario, el décimoquinto, del atentado a la AMIA en Buenos Aires, un hecho de abominable barbarie (aunque los bárbaros que invadieron el imperio romano un milenio y medio atrás al menos se jugaban el pellejo en las batallas) que nos ha marcado a los argentinos.

Más allá de la pena y la indignación por la atrocidad en sí, están la pena y la indignación por lo que sucedió después. Pena por las alusiones discriminatorias a un ataque "contra los judíos", como si las víctimas no fueran -simplemente- seres humanos (además de incluir a individuos que profesaban otras religiones o ninguna). Indignación por las dobleces, debilidades, complicidades y falta de competencia que en distintas combinaciones pusieron de manifiesto quienes debieron haber actuado para investigar, indentificar responsabilidades y castigar a los culpables.

Pena e indignación, en suma, porque este atentado no resuelto, así como el que destruyó a la embajada de Israel dos años antes, y al igual que demasiados hechos criminales que esperan redención en un limbo que parece eterno, constituyen pruebas flagrantes de nuestra decadente realidad institucional y política.

(La imagen es de La Nación)

jueves, julio 16, 2009

El gato sin cascabel


¿Cuáles serían las primeras medidas de un programa para empezar a sanear las más que deterioradas, casi destruídas finanzas públicas de Tierra del Fuego? A riesgo de ser acusado de poco original o, peor aún, de noventista neoliberal, apunto algunas:

-Declaración de la emergencia financiera en todo el ámbito de la administración provincial, incluyendo a organismos descentralizados y entes autárquicos.

-Reestructuración de la deuda pública, incluyendo la consolidación de la que tiene carácter flotante con proveedores y contratistas. Apertura de una instancia de negociación con los acreedores, apuntando a una quita de intereses y una reprogramación de plazos de pago.

-Replanteo del sistema de jubilaciones, extendiendo las edades mínimas requeridas. Eliminación del mecanismo denominado "de los 25 inviernos", que posibilita la jubilación de todo agente que registre ese período de aportes al sistema, sin límite de edad.

-Denuncia y revisión de todos los convenios colectivos de trabajo que involucren a empleados de la Provincia, incluyendo a los de organismos descentralizados y entes autárquicos.

-En el Presupuesto provincial, y en todos sus niveles, eliminación (no "congelamiento") de todos los cargos vacantes. La creación y cobertura de nuevos puestos sólo serán autorizadas por ley.

Las anteriores, aunque suenen duras, son sólo algunas disposiciones preliminares, que buscarían alcanzar un objetivo modesto: poner un freno al hasta ahora incontenible crecimiento de un déficit fiscal que ha alcanzado niveles fantásticos.

Para ir un poco más allá, debería discutirse también el mecanismo de coparticipación de ingresos provinciales a las municipalidades, dado que el actual -que es, por amplísimo margen, el que más beneficia a las administraciones del nivel municipal entre los de todas las provincias del país- acusa evidentes distorsiones entre los recursos percibidos y los servicios que uno y otro nivel deben brindar a la población.

Al mismo tiempo, habría que estudiar un programa de estímulos para que el sector privado comience a absorber empleados del sector público, aunque resulta claro que ello sólo podría comenzar a instrumentarse cuando finalice la actual fase recesiva del ciclo económico.

Todo esto, repito, sería apenas un primer paso. La profundidad y gravedad de la crisis ameritaría otra batería de medidas -no menos duras- destinadas a resolver los desequilibrios de una ecuación desquiciada.

Ahora bien, la pregunta inevitable es la siguiente: ¿está en condiciones el gobierno de Fabiana Ríos de llevar adelante un programa semejante? La respuesta obvia es que no, por dos motivos. El primero de orden ideológico, un aspecto que esta gestión ha privilegiado aún cuando los resultados obtenidos por tal postura han sido muy malos. Y el segundo es de índole política, ya que el solo anuncio de decisiones como las descriptas, provocarían el "incendio" de la Provincia.

Distinta hubiera sido la cosa si al comenzar su mandato en diciembre de 2007, Ríos -que no podía desconocer la gravedad del cuadro que iba a afrontar- hubiera dejado de lado sus pruritos ideológicos, privilegiando un programa que entonces podía al menos responder a las críticas con el indiscutible y aún fresco respaldo de los votos.

La siguiente pregunta podría ser: ¿está la oposición dispuesta a ponerle el cascabel al gato? Si se observa la prudencia con que, más allá de algunas declaraciones, los legisladores opositores se están manejando en esta materia, se diría que no quieren asumir tal costo. En ese sentido, es de esperar un lento esmeril, antes que un accionar que, parafraseando al Grupo Carta Abierta, pudiera ser calificado como "de ánimo destituyente".

Ponerle el cascabel al gato, esa será -tarde o temprano- la tarea.

domingo, julio 12, 2009

En la pendiente


Las recientes elecciones de medio turno arrojaron también una dura derrota para el oficialismo de Tierra del Fuego, cuyo candidato no logró renovar su banca en Diputados al alcanzar un muy escaso 9% de los sufragios.

Puede que el alineamiento de Leonardo Gorbacz con varias medidas kirchneristas le haya restado votos, por más que tratara de justificarse con un discurso "nac & pop". En todo caso, calculó mal los tiempos, porque mientras la primera era de la transversalidad ya había quedado atrás, Kirchner recién amagaría con fundar la segunda después del 28 de junio.

Pero una interpretación más plausible del resultado es la que lo relaciona con el pobre desempeño de la administración de Fabiana Ríos. A la pésima relación con los gremios estatales se sumó la inacción en materia de obra pública, los conflictos con las municipalidades por el retraso en el envío de fondos y el por lo menos poco claro caso de la venta de gas a una empresa china. Si agregamos a esto la preocupante realidad afrontada por el sector privado, como consecuencia de la crisis financiera (internacional y nacional), se concluye que el gobierno llegó a la elección cargando sobre sus espaldas con un peso demasiado grande.

La primera reacción del gobierno ante la derrota fue generar un cambio en el elenco ministerial. En parte, ello fue obligado por la anticipada renuncia del ministro de Economía Roberto Croccianelli, a quien quizá lo habían abandonado las fuerzas que hasta finales del mes pasado le permiteron, según sus propias palabras, cumplir con su modestísimo objetivo de "flotar". La materialización de esta última expresión configura un cuadro de rasgos patéticos: desde hace meses la política de gastos de la administración se limita al pago de los sueldos de sus empleados, con grandes dificultades, y a casi nada más. Se acumulan retrasos con los pocos proveedores que todavía aceptan venderle al gobierno, así como por los escasos contratos de obras en vigencia. Hay oficinas por las que se adeudan varios meses de alquiler, y otras en las que no se cuenta siquiera con el esencial servicio de gas para calefacción. En semejante contexto, la propuesta para la creación de un ministerio de la Producción se parece demasiado a un acto de voluntarismo.

Pero, además, transcurridas dos semanas de la renuncia del ministro, la vacante aún no ha sido cubierta, lo que evidencia la debilidad extrema de un gobierno que parece resignado a seguir deslizándose por la pendiente que lo lleva a la cesación de pagos, sin atinar a aplicar ningún mecanismo correctivo. Por cierto, de cumplirse los pronósticos sobre una caída en la recaudación impositiva para los próximos dos meses, la inclinación del plano descendente se acentuaría de forma dramática.

(La imagen es de un Patacón, la
cuasi moneda emitida por la Provincia de Buenos Aires en la crisis de 2001)

viernes, julio 10, 2009

Visita inesperada


Creo que "The visitor" (tal su título original) es una joyita del cine independiente estadounidense, por varias razones.

Un tramo de la anécdota me hace acordar a la de "La tregua", aquella excelente película de los años setenta dirigida por Sergio Renán: un hombre maduro que, tras enviudar, apenas soporta su soledad y la monotonía de un trabajo que desde hace tiempo no le interesa. Richard Jenkins compone en forma brillante a ese aburrido profesor de economía en una universidad de Connecticut, mediante una magnífica sucesión de miradas, pausas y gestos leves que trasuntan con admirable precisión la profunda tristeza y la falta de ilusiones que embargan al personaje.

Walter Vale, el profesor, se ve obligado a trasladarse por unos días a Nueva York para presentar un "paper" debido a que una colega no puede hacerlo. Se alojará en un departamento de su propiedad al que no va desde hace tiempo. Cuando entra, se topa con una pareja de inmigrantes ilegales, un joven sirio, Tarek, y su mujer senegalesa, a quienes un estafador les ha "alquilado" el lugar. Tras el obvio "shock" del inesperado encuentro, logran dialogar y Vale acepta que se queden allí por unos días.

La relación entre ellos va creciendo, hasta que el muchacho es detenido por la policía en el metro y su situación empieza a complicarse, ya que corre peligro de ser deportado. El profesor se involucra en el caso, y lo hace aún más cuando a los pocos días conoce a Mouna, la madre de Tarek que ha viajado para tratar de ayudar a su hijo.

La compleja problemática del inmigrante, acentuada tras la paranoia derivada del 11-S, es uno de los ejes del film, que aborda la cuestión sin siquiera rozar lo panfletario. El otro centro creo que es la fuerza de la comunicación entre personas que provienen de ámbitos muy distintos, con profundas diferencias culturales, en la medida en que consiguen escucharse. También está el tema del amor, que resultará para Walter una especie de tregua.

Cabe destacar que, así como es excelente la actuación de Jenkins, es muy bueno el desempeño del resto del elenco, en especial el de Hiam Abbass, una actriz nacida en Nazaret, en el papel de Mouna. En esto hay, por supuesto, un gran mérito del director, Tom McCarthy, que es también el autor del guión.

El desenlace no es complaciente, redondeando una obra muy recomendable.

jueves, julio 09, 2009

Día de la Independencia


Todos los 9 de julio de mi infancia, mi madre me despertaba bien temprano, dándome el tiempo suficiente para prepararme. Como yo iba al colegio en el turno tarde, no estaba acostumbrado a esos madrugones invernales para asistir a las fiestas patrias, que por lo tanto eran para mí unas pruebas muy duras.

Tengo indeleblemente asociadas esas celebraciones al clima muy frío, normal para la época del año pero potenciado en la Buenos Aires de fines de los cincuentas y comienzos de los sesentas debido a la pobre -cuando no nula- calefacción de los ambientes. Además, los actos se cumplían en el patio de la escuela, salvo cuando llovía y nos apretujábamos en el gimnasio cubierto. El discurso de un maestro nos recordaba la gesta de los patriotas de 1816. Al finalizar, retemplábamos el cuerpo con la "copa de leche" que pagaba la asociación cooperadora.

Altri tempi: los feriados no se corrían para favorecer al turismo, los maestros no eran "trabajadores de la educación", los padres participaban con interés de los actos y de las reuniones con los docentes.

No sé cómo ni cuándo ocurrió, pero lo cierto es que el sentido de la conmemoración se ha ido perdiendo hasta, creo, casi desaparecer. Los actos escolares no se hacen en la fecha precisa, sino un día antes, por lo que se pierden horas de clases.

No es extraño que así suceda. La mayoría de los argentinos ha enviado a los feriados patrios a la categoría inferior de día no laborable. Los que pueden se hacen una "escapada" turística, y los demás dejan simplemente que transcurra el tiempo. Casi nadie recuerda a aquellos hombres que estaban construyendo algo sin saber en qué iba a consistir, esperanzados en labrar un porvenir mejor.

Nosotros, como dice el poema borgeano, "somos el porvenir de esos varones, la justificación de aquellos muertos". Sin embargo, parece que ello no nos importa demasiado. Los fragores de la lucha cotidiana por la supervivencia y un individualismo exacerbado (la Patria, después de todo, es un concepto asociado al bien común) nos impiden detenernos a reflexionar sobre aquellos valores.

Este año el asueto por la Gripe A refuerza la lejanía con el ideario independentista. Pese a las advertencias de las autoridades, mucha gente ha resuelvo "aprovechar" el feriado puente de mañana para partir hacia los distintos lugares de turismo.

Pocos recuerdan los versos de Borges:

"La patria, amigos, es un acto perpetuo,
como el perpetuo mundo"

martes, julio 07, 2009

Cambiar por más de lo mismo


Las múltiples interpretaciones sobre las causas de la derrota electoral ("por poquito") del gobierno nacional se centran en los aspectos políticos del asunto, si bien es cierto que después de ciertas acciones del oficialismo uno piensa que necesitaría la ayuda de un psicólogo para entender mejor lo que pasa.

Dicho énfasis, aunque comprensible y justificado, deja en segundo plano a una de las motivaciones más importantes de ese resultado, como lo es el modelo productivo iniciado por Duhalde en 2002 y acentuado, con un sesgo tan caricaturesco como brutal, por la administración de los Kirchner.

En efecto, el resultado de esa política económica, que ha desaprovechado circunstancias internacionales favorables al extremo de torpedear el desarrollo del sector más dinámico y moderno de la producción, ha desembocado en un perjuicio para sus propios autores, encapsulados en un autismo del que no atinan a salir.

Pese al dibujo de las estadísticas y los absurdos controles de precios, los sectores con ingresos fijos sintieron en sus bolsillos que las cosas no funcionaban como el gobierno pretendía hacer creer. Sin duda que los segmentos medios de la población expresaron con su voto el rechazo a los rasgos autoritarios, las evidencias de corrupción, el desprecio por la división de poderes y demás estropicios político-institucionales perpetrados por el gobierno. Pero también es cierto que el aumento de la pobreza, la inocultable inflación y la parálisis en las inversiones y en la creación de empleo afectó a amplias capas de los trabajadores, buena parte de los cuales, a la hora de depositar sus votos, procuraron castigar a los responsables de tal estado de cosas.

El kirchnerismo parece estar dominado por una ensoñación que le impide percibir la realidad, mientras el think-tank de Carta Abierta y los amanuenses de Página 12 le doran la píldora con las alusiones a las malvadas "patronales agrarias".

La designación de Amado Boudou en lugar del inoperante Carlos Fernández y la permanencia de Guillermo Moreno en su cargo no permiten abrigar esperanzas de modificaciones. Olvidando el sarcástico dicho popular que dice "Si continuamos haciendo lo que venimos haciendo, seguiremos consiguiendo lo que venimos consiguiendo", la administración redobla la apuesta en el sentido negativo.

(La foto de Boudou pertenece a La Nación)

Asumir la derrota


No, no me voy a referir otra vez a los K, sino a los H: a los jugadores y, en particular, al Director técnico Angel Cappa de Huracán, equipo que acaba de perder el partido decisivo del torneo Clausura 2008/2009 ante Vélez Sarsfield.

Durante el campeonato, a favor del muy buen juego desarrollado por sus dirigidos, el periodismo especializado fue elevando la imagen de Cappa casi al nivel de un santo laico. La calidad de varias individualidades (en especial, Pastore, Bolatti y Deferico) logró plasmarse en un equipo que daba gusto ver, lo que sin duda acredita méritos para un técnico que propugnó siempre el cuidado de la pelota (merced al ahora famoso "tiki-tiki") y el despliegue de la habilidad en función ofensiva.

Huracán no fue una aplanadora (perdió 5 de los 19 partidos), pero peleó por la punta hasta el final y terminó con la delantera más goleadora.

Su rival en la cuasi final de este domingo se basó en atributos distintos: una defensa muy sólida (la menos vencida del torneo) y la capacidad para mantener siempre el orden, bajo la premisa -no menos clásica que la del oponente- de los equipos que se van armando "de atrás para adelante".

Llegaron a un final casi mano a mano (Huracán llevaba un punto de ventaja) en el que ambos debían revalidar lo hecho hasta entonces. A mi modo de ver, Vélez lo logró y Huracán no. El orden y la capacidad para presionar a los creadores rivales (gran tarea de Razzotti en la media cancha, bien acompañado por Zapata) prevaleció casi durante todo el encuentro, mientras que el "tiki-tiki" no funcionó. Desde ese punto de vista, el triunfo de Vélez me parece indiscutible.

Sin embargo, el resultado fue polémico por los errores del árbitro y sus asistentes. Hubo un gol anulado a Huracán por off-side en una jugada muy rápida, y en el gol de Vélez pareció que hubo foul contra el arquero. Un par de minutos antes de esta jugada, el juez y el linesman ignoraron un claro penal a favor de Vélez.

Esta circunstancia, y el reconocimiento que luego hizo el árbitro sobre sus fallas, habilitaron las quejas de Cappa y varios de sus jugadores (la excepción fue Bolatti, quien admitió que ellos no habían jugado bien), lo cual es algo muy comprensible y frecuente.

Lo sorprendente es que con el transcurso de los días, Cappa haya incrementado la intensidad de sus lamentos, llegando a decir que lo que ocurrió fue "una estafa a la ilusión". A su turno, el periodismo que lo había venido endiosando convalidó, con distintos grados de sutileza, su postura, concentrando los comentarios sobre esas jugadas polémicas antes que respecto del desarrollo global del partido, que nunca favoreció a Huracán. No pude leer ni escuchar una sola referencia a la decisión que Cappa tomó cuando faltaba media hora para terminar y el empate le servía, sacando a su único delantero de punta para meter un volante. Presumo que de no haberse tratado del santo laico, las voces de los especialistas hubieran caído implacabales sobre quien de ese modo pareció traicionar sus fervorosos postulados por el fútbol ofensivo.

En los tramos finales del pasado torneo Apertura, mi querido San Lorenzo de Almagro fue perjudicado por varios errores arbitrales. El DT Russo y los jugadores no se privaron de quejarse por ello, para mi gusto en exceso. Esta actitud mereció la dura y certera crítica periodística, que en el caso del ultraquejoso Cappa no termina de aparecer. Mismo problema, distinta vara. Así es el fútbol.

(La imagen pertenece a Clarín)

lunes, julio 06, 2009

Ecce animal


Espero que los (escasos) lectores de P & M me permitan una pequeña digresión, que bien podría ser definida como "out of topic".

Un tal "Bebe" Contepomi interviene, desde hace algún tiempo, en el noticiero "Telenoche" de Canal 13, ocupándose de difundir y comentar novedades sobre intérpretes de la música rock. Es así, el programa no tiene otros espacios reservados a especialistas en tango o folklore, tampoco para los dedicados a la música clásica ni para cualquier otro tipo de manifestación musical. Es lo que hay.

Aunque el rock no me interesa demasiado, el tipo suele llamar mi atención por su estilo, digamos, gritón y desprolijo, así como por la reiteración de ciertas muletillas. Para él, por ejemplo, todos los recitales de los artistas que presenta son "increíbles". Y todo expresado con una aceleración llamativa, con los ojos muy abiertos y en clave de "¡¡¡no saben lo que pasó!!!" aunque se trate de una nimiedad absoluta.

El asunto es que a este personaje que hasta hoy me parecía, por así decirlo, pintoresco, se le ha ocurrido dedicar un segmento del noticiero al reciente fallecimiento del músico Michael Jackson, cuyas exequias se van a realizar mañana.

Y lo hizo fiel a su estilo, refiriéndose al "tan esperado funeral" (se supone que al menos el pobre Michael no lo esperaba), del que participarán "en vivo 8.500 afortunados", calificación esta última con la que los familiares de Jackson allí presentes tal vez no coincidan.

Me estoy refiriendo a un periodista que forma parte del elenco estable del principal multimedios de nuestro (¿decadente?) país.

(La imagen es de La Nación)