sábado, julio 25, 2009

La visita de la banda


La banda de música de la Policía de Alejandría llega a Israel, invitada a dar un concierto en un centro cultural árabe. Pero por fallas burocráticas y un mal entendido idiomático, sus integrantes aparecen en un perdido pueblo del desierto, donde deberán arreglárselas hasta que -al día siguiente- un vehículo de la embajada egipcia los traslade a la localidad apropiada.

En la película, opera prima del israelí Eran Kolirin, se adivina un bajo presupuesto que, sin embargo, no conspira contra la calidad de la filmación). La trama gira en torno a esta simple anécdota, enfocando la lente no en las cuestiones políticas que separan a árabes e israelíes, sino en las que los unen en tanto seres humanos (nada menos).

Tawfik, el director de la banda, hombre recto y mesurado, organiza el alojamiento y la comida para sus músicos negociando con Dina, la dueña del único restaurante del pueblo. Él no habla hebreo, ella tampoco entiende el árabe, pero ambos se proponen y logran comunicarse en un inglés rudimentario. Así, los visitantes se distribuyen en dos o tres lugares y se disponen a esperar que transcurran las horas.

Lo que sigue relata la forma en que esas personas van conociéndose y, en forma paulatina, aceptándose y entendiéndose. Aparecen los problemas y las emociones de adultos y jóvenes, las frustraciones y las esperanzas, las alegrías y las tristezas. Todo retratado con admirable precisión, sin desbordes ni golpes bajos, haciendo gala de una sensibilidad notable no exenta de buen humor. La música, asimismo, resulta reivindicada en su carácter de lenguaje universal.

Me resultó muy interesante el abordaje del director. Lo que todos conocemos acerca de la relación entre Israel y sus vecinos se relaciona con las decisiones de sus dirigentes y la milenaria profundidad de sus desencuentros, así como con las trágicas consecuencias de ello. Esta película -quiero insistir con esto- se ocupa de lo contrario ("Todas las chicas estábamos enamoradas de Omar Shariff", le dice Dina a Tawfik en tren de confesiones), y por esa vía consigue convertirse en una obra excelente.

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