miércoles, agosto 22, 2007

LA EXCUSA KEYNESIANA


Tengo para mí que el inglés John Maynard Keynes, que nació en Cambridge en 1883 y desarrolló una brillante carrera como economista hasta que un infarto lo fulminó tras desayunar en su casa de Sussex en 1946, hubiera sido calificado de "transgresor" en caso de haber vivido en la Argentina actual.

No tanto porque, pese a haberse criado bajo la rígida moral victoriana, integró el famoso Grupo Bloomsbury junto a intelectuales algo "revoltosos" como la escritora Virginia Woolf, el filósofo Bertrand Russell y el historiador Lytton Strachey (de quien hasta se sospecha que fue amante).

Tampoco por haber renunciado a su cargo en la representación británica a la Conferencia de Paz de Versailles (1919) al estar en desacuerdo con las reparaciones que se exigían a la Alemania derrotada en la primera guerra. Portazo tras el cual, tal vez por despecho, escribió "Las consecuencias económicas de la paz", donde pronosticó la siguiente conflagración bélica (y, sí, el tipo se las traía).

Ni siquiera por haber construido un teatro en Cambridge para su esposa, la gran bailarina rusa de ballet Lydia Lopokova, (compañera de Vaclav Nijisnky), con parte de la fortuna que ganó en la bolsa.




Lo que le hubiera granjeado aquella calificación, según mi humilde criterio, fue una concepción expuesta en su celebérrima "Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero" (1936) que iba en contra de los postulados clásicos predominantes hasta entonces.

Me refiero, claro, a su explosiva propuesta sobre el papel del Estado en la vida económica. En efecto, Lord Keynes sostenía allí -entre otras cuestiones medulares, ya que no en vano la obra está considerada como el origen de la macroeconomía moderna- que el gobierno podía impedir la caída de la demanda agregada aumentando su gasto, aunque ello implicara incurrir en déficit presupuestario. La polémica generada fue intensísima, pero lo cierto es que su potente pensamiento no sólo aportó una explicación y una salida a la crisis del '30, sino que terminó influyendo de un modo decisivo en los acontecimientos económicos y sociales de las tres décadas siguientes, y algo más también.

La estrella keynesiana recién se apagaría promediando los setentas, cuando sus recetas no pudieron con el nuevo fenómeno de la "estanflación" (estancamiento con inflación).

Antes de que huyan los lectores que no son economistas (y también los que lo son, que conocen esta historia hasta el hartazgo...) me apresuro a decir que no pretendo agregar una sola gota al océano de los debates al respecto en el que aún navegan clásicos (o liberales o neoliberales u ortodoxos o monetaristas o Chicago boys, como se los quiera llamar) y keynesianos.

Mi inquietud, por decirlo de alguna manera, se centra en los motivos del resurgimiento del keynesianismo en nuestro país, primero de la mano de Duhalde y luego de Kirchner. ¿Se trata de convicciones puras y duras o de cuestiones, digamos, de índole práctica?

Para decirlo más claro: ¿qué hay de ideología keynesiana en el disciplinamiento de gobernadores e intendentes vía los planes de obras públicas de la Nación? Supongo que nadie pensará que la letra "K" con que se adorna -con perdón de la palabra- a tantos funcionarios (¿ex?) radicales tiene que ver con la inicial del apellido del ilustre finado británico.

El notable entusiasmo por el atajo de los fondos fiduciarios -comentado aquí tiempo atrás- para invertir en infraestructura parece desmentir, también, el argumento de la convicción estatista. Al menos, eso se desprende de la caracterización de "corrupción entre privados" aplicada a algunas irregularidades descubiertas en el manejo de uno de ellos.

Hay más ejemplos de hechos que ponen en duda la supuesta raíz ideológica de determinadas políticas, como ciertas decisiones referidas a las concesiones de autopistas y al transporte público. En todo caso, y asumiendo el crudo pragmatismo de los tiempos que corren, sería prudente dejar en paz la memoria de quien alguna vez escribió que los economistas deben ser "simultáneamente desinteresados y utilitarios, y tan fuera de la realidad y tan incorruptibles como un artista".

miércoles, agosto 15, 2007

PEQUEÑA MUESTRA ESCANDALOSA


Que los políticos, y en particular los de la Argentina, están lejos de considerarse inquilinos del poder y, muy por el contrario, actúan como si el gobierno fuera una posesión privada, no es ninguna novedad. Pero la reiteración hasta el hartazgo de estas actitudes no debiera adormecernos, para no incurrir en aquello que mereciera la aguda frase de G. B. Shaw: "lo escandaloso del escándalo es que uno se acostumbra".

La foto que ilustra este post, tomada durante un acto de la campaña proselitista en que se encuentra enfrascada la Sra. Cristina Fernández de nadie, aparece en el sitio oficial de la Presidencia de la Nación.

Es escandaloso. Por cierto, muchísimo menos que otras cuestiones develadas en los últimos tiempos. Pero, como dicen, para muestra basta un botón.

martes, agosto 14, 2007

SE TRATA DE LA SOLEDAD


"Corazones" es una de esas películas que dejan en el espectador una sensación de melancolía, a mitad de camino entre la esperanza y el desánimo. Seis vidas encadenadas hábilmente por las anécdotas del guión, con el denominador común de la soledad, o mejor dicho: del temor a la soledad.

El agente inmobiliario solterón que vive con una hermana mucho menor e igualmente sola; la pareja formada por un ex militar degradado y una empleada cansada tanto de la indefinción de él como de bancarle su desempleo; el barman condenado a convivir con un padre anciano y postrado; la administrativa de la agencia inmobiliaria, otra solterona aferrada a su catolicismo militante que esconde un alter ego insospechado.

Hay momentos risueños, caricaturescos, y otros impregnados de una profunda languidez. La trama no parece muy realista, los personajes amagan con tomar decisiones pero siempre las demoran y, cuando por fin se deciden, llegan irremediablemente tarde. Para algunos quizá ya no haya más oportunidades.

La película se deja ver, pero es despareja; creo que su vuelo poético en algunos momentos no pasa de ser una pretensión. Es francesa y la dirigió un ícono de la Nouvelle Vague, Alain Resnais, el mismo de "Hiroshima mon amour". De haberla filmado un argentino quizá la crítica no la hubiera ensalzado tanto, pero esa es sólo una presunción mía.

miércoles, agosto 08, 2007

URGENTE



El gobierno se preocupa con mucho ahínco en tratar de diferenciarse de los malditos noventa, apostando a la falta de memoria de la gilada (léase: nosotros), lo cual comenté acá y acá.

En los noventa, cabe recordar, en Salta se moría gente por el cólera, enfermedad directamente relacionada con la miseria y el atraso.

Hace cuatro años, se aprobó la instrumentación del programa "El hambre más urgente" que había sido elaborado por Poder Ciudadano y otras organizaciones no gubernamentales, en una resolución ministerial que lo rebautizó como "Plan Nacional de Seguridad Alimentaria" (ver el texto de la misma pulsando aquí).

En el infaltable acto oficial, el habitual discurso de barricada del Dr. Kirchner incluyó algunos párrafos interesantes.

Dijo, por ejemplo, refiriéndose a ciertos "sectores empresarios malacostumbrados":

"Están acostumbrados a implementar las políticas económicas que ellos necesitan y que ellos quieren, pequeños grupos y sectores del poder del país que durante años estuvieron trabajando por las espaldas de todos los argentinos."

Agregó luego:

"No escuché hablar a estos sectores del hambre más urgente, no los escuché hablar de la tremenda pobreza que tienen muchos argentinos, no los escuché hablar a estos sectores de la falta de trabajo, no los escuché hablar de muchas cosas que pasan en el interior de la Argentina."

Y remató:

"Por eso, estén tranquilos. Nosotros sabemos hacia dónde tenemos que orientar económicamente y productivamente al país."

Eso ocurrió en julio de 2003. O sea: hace cuatro años. Por si no queda claro: el tiempo transcurrido desde ese momento hasta hoy abarca casi la totalidad de la presidencia del susodicho, y obviamente no forma parte de la década del noventa.

Entonces, que ahora mismo esté muriendo gente en el Chaco a causa de la desnutrición, ¿a qué puede atribuirse? Arriesgo algunas hipótesis:

* Todavía estamos en los noventa, y no nos habíamos dado cuenta. El asunto ese del nuevo milenio fue puro macaneo.

* El gobierno nacional no puede asignar los recursos necesarios para impedir ese horror, porque -entre varios otros motivos- necesita seguir pagando los suculentos sueldos de los casi 100 empleados de Lafsa, esa entelequia.

* El lanzamiento de "la señora" está saliendo más caro de lo pensado, y la plata no alcanza para todo. La gente ni imagina lo que cuesta una suite en Ginebra.

* Chaco no pertenece al "interior de la Argentina", sino que es una provincia de Sudán, cercana a Dafur.

Esta última no me parece verificable, porque ahora que me acuerdo la ministra Alicia Kirchner lanzó el programa desde la localidad de Las Palmas, que está justamente en el Chaco.

En cuanto a los "derechos humanos", eso pertence a otra década aún más lejana.

Bueno, quizá algún lector tenga una explicación mejor.

(Gracias a FJA)

miércoles, agosto 01, 2007

NEGRO SIN TIEMPO

En mi modesta opinión, Mariano Mores ha dado al tango varias de sus más hermosas páginas. Escribió "Cuartito azul" cuando tenía apenas 20 añitos, "Uno" a los 25 y "Cafetín de Buenos Aires" a los 30. Aún hoy, rondando los ¡90! pirulos es un gran referente (aunque cuestionado por muchos) del tango, pero creo que fue en aquella época de su vida cuando alcanzó el punto más alto de su magnífica creatividad.

Las letras de Joan Manuel Serrat representaron para mí la apertura de una ventana a través de la cual encontré, en simultáneo, el romanticismo y la rebeldía. Fue gracias a él, además, que conocí a Antonio Machado. Mi enorme admiración por el Nano quizá alcanzó la cumbre en torno al momento registrado en este video.



Pero lo que hizo después (años más o menos) me parece que nunca llegó a esas excelsas alturas. Más aún, pienso que en los últimos años su desempeño ha ido dibujando una lenta pero inexorable curva descendente, lo cual es natural y no invalida en lo más mínimo sus méritos.

Otro ejemplo. Les Luthiers han creado una forma de hacer humor que -hasta donde yo conozco- no tiene puntos de comparación. ¿I Medici? ¿Midachi? ¡Por favor!

Sólo los Monty Python treparon a cumbres parecidas. Mundstock y sus compañeros hoy siguen vigentes, pero convengamos que sus producciones actuales están lejos de maravillas como esta:




No creo que vuelvan a semejante despliegue de calidad, y además ya no les dan las tabas para hacer tales desplazamientos. En fin, cosas de la vida...

Insisto en que hago estos comentarios desde el lugar del admirador cuasi fanático, que comprueba con dolor cómo el paso del tiempo deja su marca incluso en creadores del fuste de los que acabo de nombrar. Esto no quiere decir que hoy no disfrute de una canción del Nano ni de un espectáculo de LL.

La excepción es el Negro Fontanarrosa. Sólo a ese genio fenomenal que (como lo expresó lúcidamente Hernán Casciari acá) se nos ha muerto por unanimidad, el transcurso de los años no pudo hacerle mella. Uno lee con igual placer aquellas tiras viejas de Boogie y las más cercanas de Inodoro. Su potencia creadora, lejos de amainar, parecía ser capaz de crecer sin techo con el paso de los años.

Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.

(Gracias a Zeta y Esteban M.)