jueves, julio 09, 2009

Día de la Independencia


Todos los 9 de julio de mi infancia, mi madre me despertaba bien temprano, dándome el tiempo suficiente para prepararme. Como yo iba al colegio en el turno tarde, no estaba acostumbrado a esos madrugones invernales para asistir a las fiestas patrias, que por lo tanto eran para mí unas pruebas muy duras.

Tengo indeleblemente asociadas esas celebraciones al clima muy frío, normal para la época del año pero potenciado en la Buenos Aires de fines de los cincuentas y comienzos de los sesentas debido a la pobre -cuando no nula- calefacción de los ambientes. Además, los actos se cumplían en el patio de la escuela, salvo cuando llovía y nos apretujábamos en el gimnasio cubierto. El discurso de un maestro nos recordaba la gesta de los patriotas de 1816. Al finalizar, retemplábamos el cuerpo con la "copa de leche" que pagaba la asociación cooperadora.

Altri tempi: los feriados no se corrían para favorecer al turismo, los maestros no eran "trabajadores de la educación", los padres participaban con interés de los actos y de las reuniones con los docentes.

No sé cómo ni cuándo ocurrió, pero lo cierto es que el sentido de la conmemoración se ha ido perdiendo hasta, creo, casi desaparecer. Los actos escolares no se hacen en la fecha precisa, sino un día antes, por lo que se pierden horas de clases.

No es extraño que así suceda. La mayoría de los argentinos ha enviado a los feriados patrios a la categoría inferior de día no laborable. Los que pueden se hacen una "escapada" turística, y los demás dejan simplemente que transcurra el tiempo. Casi nadie recuerda a aquellos hombres que estaban construyendo algo sin saber en qué iba a consistir, esperanzados en labrar un porvenir mejor.

Nosotros, como dice el poema borgeano, "somos el porvenir de esos varones, la justificación de aquellos muertos". Sin embargo, parece que ello no nos importa demasiado. Los fragores de la lucha cotidiana por la supervivencia y un individualismo exacerbado (la Patria, después de todo, es un concepto asociado al bien común) nos impiden detenernos a reflexionar sobre aquellos valores.

Este año el asueto por la Gripe A refuerza la lejanía con el ideario independentista. Pese a las advertencias de las autoridades, mucha gente ha resuelvo "aprovechar" el feriado puente de mañana para partir hacia los distintos lugares de turismo.

Pocos recuerdan los versos de Borges:

"La patria, amigos, es un acto perpetuo,
como el perpetuo mundo"

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