martes, septiembre 04, 2007

UNA DE REHENES


Un par de meses atrás, los usuarios de Telefónica en Tierra del Fuego estábamos casi acostumbrándonos a sufrir la mala calidad en los servicios de esta empresa monopólica, en especial el de Internet y el que funciona como soporte de los sistemas de tarjetas de débito, que se cortaban dos por tres. Más de una vez, la isla quedó por entonces desconectada del resto del país y del mundo...

La empresa jamás creyó necesario emitir un comunicado refiriéndose al asunto, ni autoridad alguna de la misma se dignó a brindar explicaciones a sus clientes por estos problemas.

En forma paralela, los empleados de la firma venían sosteniendo un conflicto salarial del que daban cuenta los medios de difusión locales.

El grupo de usuarios-rehenes del que formo parte no necesitó despabilarse demasiado para vincular un hecho con el otro. El rumor, por llamarlo de alguna manera, hizo que surgiera el desmentido por parte de un representante de los empleados. De ninguna manera, dicen que dijo. Pero, cómo a alguien se le puede ocurrir semejante cosa, parece que agregó molesto el fulano, para explicar enseguida: lo que pasó fue que se cortó un cablecito nosedónde...

En cuanto a los funcionarios, ni se enteraron. No hubo intervención de Lealtad Comercial, Defensa de la Competencia o como se llame la repartición provincial que debería entender en esta materia.

Por supuesto que tampoco se registraron amenazantes truenos desde el atril magno, ni hubo apriete moreniano seguido de piquete d'elíaco (o porteliano) ante la sede de la empresa, quizá porque esta lejana ínsula es insignificante para esos niveles o porque la elección acá ya la habían perdido.

Pero como nos ha enseñado el filósofo de Sarandí, todo pasa. En este caso, pasó el tiempo, el conflicto se solucionó y ¡oh, milagro! no hubo más cortes de Internet.

Hasta hoy, o hasta el próximo reclamo gremial. Cuando llegue ese momento, propondré que lo llamen a Chávez para que oficie de mediador...


1 comentario:

Anónimo dijo...

Es una barbaridad que sigamos siendo rehenes de acciones prepotentes y anacrónicas que terminan perjudicando a TODA la población. Ya hemos tenido experiencias perniciosas de este tipo en el pasado, reitero, los perjudicados somos todos, no solo la empresa.
La situación geográfica y logística de Tierra del Fuego debería actuar como agravante ante las posibles sanciones a los responsables.