miércoles, julio 14, 2010

Salud, campeón!


España ha sido el merecido ganador del Mundial de Sudáfrica. Y me gusta que ello haya ocurrido.

Fue el mejor equipo, con un sentido colectivo del juego que primó sobre las individualidades. Antes que esperar la inspiración de alguna figura, la Roja apostó siempre por el funcionamiento armónico y por el cuidado de la pelota, concepto este que -aunque elemental- muchas veces resulta olvidado. Pese a disponer de jugadores de gran calidad -Iniesta, el primero para mi gusto, pero también Xavi, Alonso, Ramos, entre otros- la preocupación central fue siempre el juego de conjunto. En la final, además, contó con un arquero muy firme.

En ese último partido me decepcionó Holanda, por basarse ante todo en el juego sucio (la patada de De Jong en el primer tiempo hubiera justificado una causa penal por intento de homicidio) como método principal para tratar de neutralizar al rival. Las quejas de su técnico contra el arbitraje no se pueden creer. El domingo, por suerte, hubo justicia en el resultado, algo que no siempre se da en el fútbol.

Alemanes y uruguayos también merecieron integrar el top four. Lo de nuestros vecinos es muy meritorio, ya que casi sin estrellas (la excepción era su abanderado, Forlán) completaron un campeonato excelente.

El nivel general del torneo fue discreto. Cuesta encontrar en el recuerdo grandes momentos futbolísticos, más allá de lo puramente emotivo (como la clasificación de Uruguay ante Ghana). España jugó bien, y la comparación con Italia, el opaco campeón anterior, la favorece. Sin embargo, me parece que en ningún momento deslumbró y, además, mostró un notorio déficit en materia de definición (sus tres triunfos de la fase final fueron por 1 a 0). Corro el riesgo de caer en aquello de "todo tiempo pasado fue mejor", pero me animo a decir que este campeón no sólo hubiera sido vapuleado por el espectacular Brasil de 1970, sino también que la hubiera pasado mal con la Holanda subcampeona de 1974, la Argentina de 1978 y hasta con los dos mejores de 1982, los italianos (de Antognoni y Paolo Rossi) y los brasileños (con Falcao, Sócrates y Zico). Por supuesto, me apresuro a decir que se trata de afirmaciones tan incomprobables como inútiles... Sin embargo, sostengo que la calidad del juego muestra una tendencia descendente desde hace varios mundiales.

Los argentinos nos volvimos a casa antes de tiempo, por razones que ya hemos comentado en este blog. Una suerte de "operativo clamor" parece estar preparando el terreno para que Maradona continúe siendo el técnico del equipo.  Si ello ocurre -cosa que creo altamente probable- será una actitud típicamente argentina: negar la realidad, ignorar los errores para recaer en ellos, pensar que haciendo siempre lo mismo se conseguirán resultados diferentes, aludir a factores externos como causas de las frustraciones y confiar, finalmente, en que lo que nunca funcionó bien, "esta vez" sí lo va a hacer...

Con este post, P & M abandona por un tiempo la cuestión del fútbol.

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