miércoles, enero 19, 2011

Dólar bajo competitivo




La entrevista al candidato a Presidente por Proyecto Sur, Fernando "Pino" Solanas, que publica hoy La Nación no tiene desperdicio.


Y no me refiero en particular a afirmaciones tales como "los servicios públicos deben estatizarse" o "es imprescindible que una compañía aérea sea pública" y otras por el estilo, que si bien por un lado lo posicionan como un dirigente estudiantil de 1970 (es decir, con cuarenta años de retraso), reconozco que en su concepción son compartidas por una franja muy amplia de la sociedad. Tan amplia, quizá, como la que avalaba las políticas de signo exactamente contrario en los denostados noventa.

Me interesa señalar, en cambio, la respuesta a una consulta del periodista acerca de su estrategia para atraer inversiones al país. Preguntado que fue al respecto, el chavista cineasta contestó muy suelto de cuerpo: "Tenemos que tener un dólar bajo, competitivo, y ganar mercados en el exterior".

Los economistas, es sabido, suelen tener profundas divergencias. Sin embargo, las mismas se limitan al plano normativo, es decir, al "deber ser". En el plano positivo, en cambio, hay casi pleno consenso. Juan y Pedro pueden disentir, por ejemplo, acerca de si es conveniente imponer o no limitaciones a las importaciones; pero, lo que es seguro es que ambos coincidirán en que establecer un arancel aduanero constituye una restricción al ingreso de mercaderías desde el extranjero. Juan dirá que hay que proteger a la industria local desalentando mediante el arancelamiento las compras en el exterior, mientras Pedro sostendrá que hay que ocuparse del consumidor y propondrá eliminar los aranceles. Lo que estará fuera de la discusión es el carácter de esos aranceles.

Las medidas relacionadas con el  tipo de cambio entre la moneda local y las divisas constituyen un elemento esencial de la política económica, en la medida en que influyen tanto en la evolución de los precios internos como en la relación con el resto del mundo, y -consecuentemente- en la producción, el consumo y la inversión. El mercado de divisas puede ser flexible o flotante (sin intervenciòn del gobierno), fijo (como en el caso de la convertibilidad en la Argentina de los noventa) o de "flotación sucia" (cuando el gobierno interviene indirectamente, para influir en la tasa de cambio). Los economistas tienen opiniones distintas acerca de estos asuntos, basadas en consideraciones políticas, éticas, etc.

En cambio, no hay divergencias respecto de que un tipo de cambio alto  es "competitivo", ya que la devaluación de la moneda local abarata el precio de las mercaderías vendidas a otros países. Quien sostenga lo contrario es un ignorante o un chanta. Si encima esa persona dice que va a estimular las inversiones extranjeras, a estatizar empresas y a romper relaciones con Gran Bretaña y los Estados Unidos, todo al mismo tiempo, es posible que no se encuentre en su sano juicio.

1 comentario:

ars dijo...

Pues parece ser que no es el único. Por lo pronto lo van a votar unos cuantos, no sé "cuantos" pero el tipo y sus amigos harán su cosecha.