viernes, febrero 25, 2011

La reina en el palacio de las corrientes de aire


Al concluir este, el último ejemplar de la trilogía Millenium, del sueco Stieg Larsson, y tras haber leído los dos primeros, me quedó la sensación de haber accedido a una monumental novela de casi 2.300 páginas que su autor, quizá por una cuestión práctica, dividió en tres tomos. Me apresuro a aclarar que los mismos pueden ser leídos en forma independiente, aunque es conveniente que se respete la cronología, y que con este supuesto chiste no pretendo invalidar la calidad de la obra en su conjunto, ya que me parece un mérito extraordinario que con sus proporciones colosales, esos  libros no hayan configurado unos mamotretos indigeribles sino todo lo contrario. Cada uno de ellos está tan bien estructurado que el lector no puede menos que sentirse atrapado desde el comienzo, para terminar devorando sus páginas en el menor plazo del que es capaz.


La trama está desarrollada en clave de denuncia social (los abusos contra las mujeres, los pliegues de los servicios de inteligencia estatales, las conspiraciones de ciertos grupos empresarios, las complicidades de estamentos judiciales y políticos). Curiosamente, aunque este enfoque del autor satisface el check-list de la agenda políticamente correcta, un argumento que se escucha con frecuencia para descalificar su obra es que se trata de un mero entretenimiento, lo cual estaría probado por el fenomenal éxito comercial que la saga ha tenido en todo el mundo. Otra crítica común se refiere al estilo despojado del autor.

El primer argumento, que implica un desprecio por la capacidad analítica del público lector, suele ser bastante común en muchos críticos progresistas, tal vez por un prejuicio "antimercantilista", y también se lo escucha proviniendo de unos severos señores que quizá nunca consiguieron vender de esa manera una obra propia. Además, claro, que el hecho de entretener representa en sí mismo un logro no menor. En cuanto al estilo, mi impresión es que Larsson no ha necesitado perorar en largas y floridas exposiciones filosóficas y/o políticas, quizá porque los personajes y los hechos argumentan per se. A mi me parece que eso es escribir bien, más allá de una evaluación técnica que dejaré para los expertos.

Los personajes principales, el periodista Mikael Blomqvist (evidente alter ego del autor) y la casi indescrifrable Lisbeth Salander llevan el peso de la narración, pero el resto del "elenco" interactúa con acierto. Hay algunas tramas paralelas que incrementan el interés, mientras que el hilo principal nunca se pierde de vista.

A un lector latinoamericano (y, en particular, al argentino) le llamará la atención el respeto por los preceptos legales y por la institucionalidad que caracteriza a la sociedad sueca en su conjunto, algo que está presente en distintos pasajes de las tres novelas. No significa esto que no haya criminales (además, y después de todo, se trata de novela negra), sino que las instituciones funcionan como está previsto.

Aunque es cuestión de gustos, al visitante de P & M me atrevo a sugerirle que, si es aficionado al género, encare decididamente la lectura de Millenium, que difícilmente vaya a arrepentirse.

1 comentario:

ars dijo...

A mi esta "saga" me ha parecido excelente. Comparto tu comentario.