lunes, agosto 22, 2011

Por la oscura región



si a subir pruebo en la difícil cumbre,
a cada paso espántame en la vida
ejemplos tristes de los que han caído.

Y sobre todo, fáltame la lumbre
de la esperanza con que andar solía
por la oscura región de vuestro olvido.
 

Garcilaso de la Vega (1501-1536)

En 1995 un presidente cuyo gobierno estaba sospechado y denunciado por numerosos actos de corrupción, iba por su reelección. Dos años antes, el ministro del Interior Gustavo Béliz (1)  había dado un sonoro portazo, tras denunciar que el presidente estaba "rodeado de corruptos". El 14 de mayo de aquel año, Menem ganó las elecciones en primera vuelta, con el 49,94% de los sufragios (2).

¿En qué momento la corrupción dejó de interesarnos? Quiero decir: de interesarnos realmente, no como el título más o menos rimbombante de una columna periodística que leemos con cara de "qué barbaridad" y pronto olvidamos.  No como un hecho considerado sólo un poco más escandalizante que el intercambio de epítetos entre figuritas televisivas a propósito de un affaire pseudoamoroso. De interesarnos como un elemento determinante de nuestra calidad de vida, en el más amplio sentido de esa expresión.

¿En qué momento adherimos de modo incondicional al lema "roban pero hacen"? ¿Cuándo empezamos a transitar por la oscura región del olvido de ciertos valores? Pienso con nostalgia en aquellos principios que quedaron definitivamente archivados en las amarillentas páginas de los libros de "educación democrática", extinta asignatura de una escuela secundaria que también dejó de existir hace tiempo.

No nos dimos cuenta, o hicimos de cuenta que no lo advertíamos. Poco a poco fuimos aceptando que aquellos remotos principios no eran más que rémoras de la democracia burguesa, meros formalismos impuestos por el demonizado neoliberalismo. Hoy la corrupción es a lo sumo un efecto colateral, un subproducto quizá no deseado o inevitable del proyecto de Él que Ella continúa y mejora, y -como tal-  sólo preocupa a los enemigos de la patria.

El espanto tampoco existe más.


(1) Béliz fue luego ministro de Justicia de Néstor Kirchner. También debió renunciar en 2004, tras deunciar irregularidades en el funcionamiento de los servicios de inteligencia del gobierno,  lo cual derivó en una causa penal en su contra que sólo hace pocas semanas se cerró con su absolución.
(2) En 2011, Menem tiene asegurada su reelección (y los fueros respectivos) como senador por La Rioja merced a su alianza con el kirchnerismo, lo cual lo mantendrá a cubierto de las causas penales en las que aparece imputado.  

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