viernes, agosto 26, 2011

Músicos callejeros

La gran mayoría de los caminantes, prisionera de la urgencia ciudadana, pasa a su lado casi sin verlos o -lo que con seguridad es mucho peor para ellos- sin escucharlos. Pero están ahí, al rayo de un implacable sol de verano o soportando la gélida ventisca invernal, haciendo su música.

Yo suelo reservar unos minutos para prestarles atención. Hay algo en esa forma que tienen de brindar su arte que nunca me resulta indiferente, así que por más apuro que tenga, me gusta detenerme al menos  un ratito a disfrutar de lo que hacen.  Sentados en sus banquetas, vestidos por lo general de manera humilde, cuesta imaginarlos trajinando largas horas de estudio y ensayo; sin embargo, por lo general la calidad de la ejecución (no es frecuente encontrar chapuceros entre ellos) evidencia que han dedicado mucho tiempo y esfuerzo a prepararse. Mucho más, intuyo, que el  empleado por tantos "músicos" de cuarta que se pavonean en el mundo del espectáculo practicando ese tachín-tachín con que taladran nuestros oídos...

Así que me pareció pertinente que P & M hiciera una suerte de homenaje al músico callejero desconocido,  con un video que está maravillosamente editado. Es un hallazgo de mi amigo Frankye que tomé prestado de su blog. Espero que lo disfruten en el fin de semana.

lunes, agosto 22, 2011

Por la oscura región



si a subir pruebo en la difícil cumbre,
a cada paso espántame en la vida
ejemplos tristes de los que han caído.

Y sobre todo, fáltame la lumbre
de la esperanza con que andar solía
por la oscura región de vuestro olvido.
 

Garcilaso de la Vega (1501-1536)

En 1995 un presidente cuyo gobierno estaba sospechado y denunciado por numerosos actos de corrupción, iba por su reelección. Dos años antes, el ministro del Interior Gustavo Béliz (1)  había dado un sonoro portazo, tras denunciar que el presidente estaba "rodeado de corruptos". El 14 de mayo de aquel año, Menem ganó las elecciones en primera vuelta, con el 49,94% de los sufragios (2).

¿En qué momento la corrupción dejó de interesarnos? Quiero decir: de interesarnos realmente, no como el título más o menos rimbombante de una columna periodística que leemos con cara de "qué barbaridad" y pronto olvidamos.  No como un hecho considerado sólo un poco más escandalizante que el intercambio de epítetos entre figuritas televisivas a propósito de un affaire pseudoamoroso. De interesarnos como un elemento determinante de nuestra calidad de vida, en el más amplio sentido de esa expresión.

¿En qué momento adherimos de modo incondicional al lema "roban pero hacen"? ¿Cuándo empezamos a transitar por la oscura región del olvido de ciertos valores? Pienso con nostalgia en aquellos principios que quedaron definitivamente archivados en las amarillentas páginas de los libros de "educación democrática", extinta asignatura de una escuela secundaria que también dejó de existir hace tiempo.

No nos dimos cuenta, o hicimos de cuenta que no lo advertíamos. Poco a poco fuimos aceptando que aquellos remotos principios no eran más que rémoras de la democracia burguesa, meros formalismos impuestos por el demonizado neoliberalismo. Hoy la corrupción es a lo sumo un efecto colateral, un subproducto quizá no deseado o inevitable del proyecto de Él que Ella continúa y mejora, y -como tal-  sólo preocupa a los enemigos de la patria.

El espanto tampoco existe más.


(1) Béliz fue luego ministro de Justicia de Néstor Kirchner. También debió renunciar en 2004, tras deunciar irregularidades en el funcionamiento de los servicios de inteligencia del gobierno,  lo cual derivó en una causa penal en su contra que sólo hace pocas semanas se cerró con su absolución.
(2) En 2011, Menem tiene asegurada su reelección (y los fueros respectivos) como senador por La Rioja merced a su alianza con el kirchnerismo, lo cual lo mantendrá a cubierto de las causas penales en las que aparece imputado.  

martes, agosto 16, 2011

Son los incentivos, estúpido



El contundente triunfo de Cristina Fernández en las recientes elecciones primarias, con porcentajes y márgenes que ni el más optimista de sus partidarios y partidarias imaginaba, tiene para el autor de este blog una explicación más o menos sencilla. Esta afirmación no debería ser tomada como un oportunista "yo sabía", porque quien esto escribe tampoco imaginaba un resultado así, por lo que en estos días ha tratado de comprender la realidad sin caer en explicaciones fascistoides como las que gastan los Fito Páez o los Forster de este mundo. Aquí van mis modestas conclusiones

El modelo productivo de raíz diversificada no es productivo ni diversificado, sino un conjunto más o menos heterodoxo de acciones destinadas a estimular el consumo, antes y por encima de toda otra consideración. Para que fuera productivo debería hacer énfasis en la inversión, y para ser diversificado no debería depender casi exclusivamente de las exportaciones primarias como en las mejores épocas de la denostada "oligarquía", pero nada de eso ocurre.

Las clases medias se benefician por las consecuencias de la combinación de unas políticas monetaria y fiscal muy relajadas con la maraña de subsidios y controles de precios, mientras que para los estamentos de bajos ingresos (con amplias capas sumergidas en la economía no registrada y por debajo de la línea de la pobreza)  está el clientelismo disfrazado de "acción social". La prolongación en el tiempo de estos incentivos ha generado la sensación de que la economía está bien, lo cual no es irreal ni mucho menos: en el día a día, el ciudadano de a pie puede comprar despreocupadamente, mientras los escandaletes que aparecen en la tapa de los diarios -que la mayoría no lee-  se convierten apenas en un paisaje urbano de mero carácter decorativo. Lo que puede ocurrir el año próximo no influye en las decisiones de compra presentes, y después de todo, el resto del mundo, el de los ex países normales, no parece ser un ejemplo a seguir.

La oposición ha pecado de soberbia, eso está claro, a partir de los egos desmesurados de sus líderes. Los motivos por los cuales el autodenominado progresismo de Alfonsín, Binner y Carrió no ha logrado ofrecer a los votantes una opción consensuada de centroizquierda -que bien podría haberse dirimido en estas primarias- es materia de análisis para los politólogos. Pero su problema, me parece, va más allá de esa fragmentación y de ciertos dislates tácticos. Proviene, a mi modo de ver, del mensaje emitido a la sociedad, que puede sintetizarse como un "kirchnerismo de buenos modales".

Por el lado de un presunta y desacreditada centroderecha la cuestión ha sido parecida, agravada quizá por la decisión de Macri de concentrarse en su distrito. Así, la oferta del fragmentado arco conocido como "peronismo disidente", no pasaba de un poco creíble "kirchnerismo con menos corrupción". Entonces, puestos a elegir entre copias del modelo y el original, los votantes se volcaron a este último.

Con la reelección casi en el bolsillo (o, mejor dicho, en la cartera Louis Vuitton) el gobierno debería recordar aquel viejo dicho sobre las segundas partes, que se cumplió por ejemplo, en los segundos gobiernos de Roca, Perón y Menem. También podría relajarse un poco si aceptara que quizá sobreestimó el poder de la corpo mediática.

Vox populi, vox dei.