jueves, febrero 15, 2007

DELICIAS DE UN AÑO ELECTORAL



En Ushuaia al igual que el resto del país estamos, como todos sabemos, en un año electoral. Ello significa que los protagonistas de la escena política (v.g.: políticos propiamente dichos, sindicalistas, “dirigentes sociales”, ocupantes de diversos espacios públicos, y siguen las firmas) estarán dispuestos en los próximos meses a poner en juego cualquier recurso para llevar agua a sus respectivos molinos. Y la expresión “cualquier recurso” la uso en su más amplia acepción.

De manera que:

- Todo reclamo a las autoridades será descalificado por estas con el argumento de que se trata de “una cuestión política”. Ante ello uno se preguntará: pero, tales autoridades ¿no son acaso “políticos”? Entonces, ¿de qué reniegan, so sátrapas?

- Los debates (denominarlos así es un exceso, lo admito, pero no se me ocurre otro término) se saldarán indefectiblemente con algún insulto dirigido al adversario. El calibre de tales proyectiles verbales irá aumentando conforme se acerque la fecha de la contienda electoral. En medio de ese intercambio, a ninguno de los actores se le caerá una minúscula idea, ni por casualidad.

- Cuanto “menos mida” un candidato en las encuestas, mayores serán la irresponsabilidad de sus propuestas y lo escatológico de sus epítetos (versión levemente retocada del teorema de Baglini).

- Los tironeos a la caja estatal serán cada vez más enérgicos. En el caso de los candidatos, será de aplicación lo apuntado en el acápite precedente. En cuanto a los reclamos sindicales, resultarán tanto más duros e inflexibles cuanto mayor sea la posibilidad del gremio de mantener como rehenes a los usuarios o clientes. Ergo, los planteos de los trabajadores de la educación o de la salud serán mucho más enérgicos que aquellos de los empleados de los productores de seguros (al menos, eso espero).

¿Soy demasiado pesimista?…

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