lunes, noviembre 19, 2007

Más bebé era Jesús


La designación de Martín Lousteau como ministro de economía del próximo gobierno, efectuada - según todo parece indicarlo- por el actual gobierno (...), tomó bastante desprevenida a la prensa en general.

Encima, cuando el futuro funcionario apareció en público, mantuvo un prudente silencio de radio sobre lo que piensa hacer. Eso determinó algunos sucesos.

Por un lado, las librerías plumerearon rápidamente y repusieron en sus anaqueles los ejemplares de "Sin atajos", el libro que escribió en colaboración con Javier González Fraga y que hasta ese momento, dicen las malas lenguas, se había vendido poco y nada.

Por el otro, los periodistas se dedicaron a leerlo con urgencia (algunos recurrieron a la solapa), de manera de estar en condiciones de decir algo más o menos coherente sobre el pensamiento del designado. Tal vez de haber leído en su momento en "El Economista" el comentario de Miguel Olivera (disponible aquí), no hubieran tenido que atosigarse de esa forma, pero allá ellos.

De todos modos, algo había que decir. Con la formación del susodicho mejor no meterse demasiado, ya que el tipo no había tenido mejor idea que graduarse en una universidad privada (vade retro); encima, pronto se supo que entre sus profesores había estado Ricardo López Murphy (vade retro x 2)...

¿De qué ocuparse, entonces? A ver, el hombre va a cumplir 37 años y gasta un look juvenil (con cierto toque sauvage) que algunos maledicentes atribuyen a su soltería. Entonces, a alguien se le encendió la lamparilla y lo proclamó "el más joven ministro de economía de la historia".

Lamento decirlo, señoras y señores, pero estoy aquí para desmentir de un modo terminante e irrefutable esa antojadiza afirmación.

En efecto, me veo en la obligación de señalar que mi antiguo compañero de facultad (¡éramos tan jóvenes...!) y de sufrimiento cuervo (¡qué poco hemos cambiado...!), además de bandoneonista aficionado, Jesús Rodríguez -a quien hace más de treinta años que no veo- fue designado ministro por Raúl Ricardo Alfonsín el 26 de mayo de 1989, es decir cuando contaba con apenas 33 pirulitos (sí, la edad de Cristo, llamándose Jesús).

El entonces joven Jesús duró en el cargo menos de un mes y medio, pero está claro que las circunstancias eran muy distintas: aquel tiempo era el de la agonía de un gobierno que no llegaría a completar el período establecido. Este no.

Queda hecha la salvedad histórica correspondiente. No me lo agradezcan, los revisionistas estamos al servicio de la verdad.

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