jueves, marzo 03, 2011

Una aerolínea para todas y todos



Estoy tranquilo, porque llego al Aeroparque metropolitano con bastante tiempo de antelación y, además, hice el web-checkin. Como sólo llevo equipaje de mano, subo hasta la sala de preembarque y recién allí miro la pizarra electrónica: el anuncio de mi vuelo dice "en horario" e indica la puerta 6.

Pido un café, pago cuando el mozo me lo trae (¡epa! ¿rompí algo y no me di  cuenta?) y leo durante un rato mi novela de Colin Dexter. Tras comprobar que al Inspector Morse le cuesta tanto avanzar en su investigación como alejarse de la cerveza, me levanto para consultar otra vez la pizarra. La situación ha cambiado: ahora sugiere que  "consulte a la compañía".

Dado que los mostradores de Aerolíneas Argentinas ya no se encuentran en el sector, le pregunto a un empleado con uniforme de la empresa que camina por allí, quien me informa que el vuelo está "demorado por mantenimiento". Quiero saber algo más pero él no puede responderme; se limita a sonreir como diciendo "Es lo que hay" y me aconseja aguardar frente a la puerta 6.

Una hora más tarde embarcamos y, tras veinticinco minutos de inquietante espera adicional dentro del avión, partimos hacia Ushuaia tras ser anoticiados de que el vuelo tendrá una escala no prevista en Bahía Blanca. Con ingenuidad espero escuchar la voz del Comandante pidiendo disculpas a los pasajeros por la demora, algo que jamás ocurrirá.  La Comisario Comisaria de a bordo, por cuya edad intuyo que ha conocido mejores épocas de la empresa que la contrata (y en eso, nos parecemos), responde a la queja de alguien que está detrás mío admitiendo -con gesto de amarga ironía- que "Aerolíneas se ha transformado en la manera más segura de llegar tarde a todos lados".

Cumplimos con la escala aunque, contrariamente a lo anunciado, descendemos en Trelew. Nadie sube ni baja del avión, sólo se carga combustible y continuamos el viaje. Ya ha pasado el mediodía, pero el servicio de a bordo no contempla almuerzo: apenas una barrita de cereal y un trozo de bizcochuelo, acondicionados dentro de una caja de cartulina que una azafata de gesto adusto, bastante más joven que la Comisaria y también mucho menos apegada que ella a las normas de buena educación, me entrega casi sin mirar y sin hablarme; también me da las de mis dos vecinos de asiento, sin pedirme que por favor se las alcance. Ellos, en cambio, me agradecen.

Supongo que la frugalidad franciscana de la vianda responde a una loable política de disminución de costos (no a un ajuste, vade retro), pero enseguida me doy cuenta de que no sólo está a mi disposición la tradicional revista de la empresa (como ocurre en los vuelos de todas las aerolíneas del mundo) sino también otra, de muy cuidada y costosa presentación, editada por el Grupo Szpolski. Cuestión de prioridades, me digo: clientes vis a vis empresarios amigos.

La chica del  gesto crispado acerca el carrito y me interpela con sequedad: "Para beber". Apichonado, miro las botellas y pido un vaso de gaseosa, que ella me provee sin chistar. Al servirle a mi vecino un jugo de naranja, lo hace con tan poco cuidado que el vaso queda goteando; como no lo seca, al pasarlo por encima mío varias gotas caen sobre mi brazo. La miro sorprendido y me suelta con desgano un "Perdón, es sólo jugo".  Casi le agradezco por refrescarme la piel, pero no me atrevo a hablar, ni siquiera para aceptarle la ¿disculpa?.

Retomo mi lectura, disfrutando por un rato de la manera en que Morse, con la siempre eficiente ayuda del Sargento Lewis, va estrechando de modo implacable el cerco en torno al asesino. Por eso me siento molesto cuando debo interrumpirla para ir al baño, y lo estoy más aún cuando pretendo lavarme las manos y del grifo sólo sale un chorro de aire. Al comentar el problema a la Comisaria, ella me dice que el avión se quedó sin agua (¿por qué? ¿en qué consistió el mantenimiento que insumió casi dos horas? ¿verificaron algo durante la escala?) y que la que llevaban embotellada sólo alcanzó para abastecer el lavabo del otro baño. Su voz me pide disculpas, su mirada denota una cierta fatiga.

Llegamos a destino con dos horas de retraso, asunto del cual el Comandante insiste en no hacerse cargo desde un absoluto mutismo.

Leo en los diarios que la Presidenta está harta de los inconvenientes en los vuelos de Aerolíneas Argentinas, y que por eso pretende incorporar socios privados a la operación (¿cómo, el Estado no es infalible?). El asunto, según parece, es problemático, porque el juicio de expropiación al Grupo Marsans está lejos de haber finalizado, la compañía hace años que no presenta balances y, además, hay fuertes pujas internas entre los seis o siete sindicatos que agrupan al personal. De cualquier modo, según la información, De Vido ya se está moviendo entre empresarios de su entorno (¿encontrará a alguien serio dispuesto a poner plata bajo esas condiciones?).

Por suerte, hemos vuelto a tener una aerolínea de bandera, y también dignidad.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

en todo caso no es una privatizaciòn,sino una expropiaciòn, ya que es de recalde y sus amigos.

ellos hacen lo que quieren, se ponen sus sueldos, compran donde les parece, salen o no los vuelos y cuando quieren....

saludos

miguel

Mastrocuervo dijo...

Así es, amigo Miguel. Aunque la propiedad de la empresa está en discusión, fijate que ayer hubo una conferencia de prensa en la que Pérez Tamayo y sus muchachos dejaron claro que piensan que es de ellos...

Saludos, Mc.

Anónimo dijo...

Querido mastrocuervo: veo en el comantario de "la señora" una solapada intención de incluir a sus empresarios amigos en el negocio aerocomercial... Lo que no me cierra, es el interés que puedan tener estos últimos en meterse en camisa de once varas: un negocio com baja rentabilidad, y a su vez en una empresa virtualmente "tomada" por los gremios (lo de "Tomada" NO es una simple coincidencia semántica)
Abrazo
Osvaldo Magi

Mastrocuervo dijo...

Coincido, estimado Osvaldo. Por eso yo me pregunto en el post si existirá alguien serio dispuesto a poner plata, y creo que la respuesta es que sólo quien careciera de escrúpulos y contara con el aval del aparato kirchneriano sería capaz de hacerlo. De todos modos, si la señora pretende avanzar (supongo que sólo en caso de ser reelecta) será una partida entretenida para ver, porque los muchachos de los gremios son bastante bravos, no?
Abrazo, Mc

Anónimo dijo...

Esperaremos ver como se suceden las cosas en este año electoral. Nuestra aerodependencia, como destino insular y lejano, nos posicionan como actores principales (para dicha o desgracia) del devenir de esta aventura. Mientras tanto, a rogarle al ex consorte don longhi que apostó tanto a la estatización, que la cosa no "empiore".
Buen finde
Pd: estoy expectante de algun post tuyo sobre los 90 años de Astor... Sera?