viernes, diciembre 10, 2010

Indoamericano



La economía no está en recesión como hace nueve años, sino que crece. Pero al igual que en los innombrables noventa, el derrame no se verifica: el pobrerío vuelve a representar algo así como un tercio de la población. Esto con un gobierno que dice centrar su acción en la redistribución de la riqueza.

Emergentes del modelo nac&pop latinoamericanista y derechohumanista ocupan un parque público, el Indoamericano, en la capital del país. Como diría el locutor de Les Luthiers, los acontecimientos se precipitan. En cuestión de minutos se genera un capitalista mercado inmobiliario, en el que los precios de los lotes (!!!)  oscilan entre $ 800.- y $ 3.000.- Claro, el problema llega pronto, al momento de la toma de posesión, porque hay quienes consideran que ciertos títulos son imperfectos. El asunto genera algunos roces, llamémoslo así, situación a la que en poco tiempo se agregarán los vecinos del lugar.

Entre tanto, la policía federal "recupera" el predio y lo entrega a la ciudad. Pero ésta no consigue "retenerlo" cuando la marea vuelve a fluir. Los jueces rotan. Uno de ellos ordena entregar (a los ocupantes ilegales del espacio público) alimentos y ropa. Otro ordena a las fuerzas federales que vuelvan a actuar. El jefe de gabinete reflota una teoría por la cual, seguramente, muy pronto será declarado por la Facultad de Derecho de la UBA como el máximo exponente de las ciencias jurídicas en el país: no se acatan las órdenes judiciales de cumplimiento imposible. El juez de la entrega de alimentos vuelve a pedir, ahora por la pacificación de la zona.

Los acontecimientos siguen precipitándose, tanto que ya parece el diluvio universal. El cuentito de la presidenta que se había moderado con la viudez duró un mes y medio, hasta el discurso de hoy. Ni un paso atrás, interpreté yo que dijo, en pos del objetivo de pulverizar a Macri, aunque en el medio haya que lamentar efectos colaterales. Por supuesto, la balacera recrudeció,  sin discriminar entre bolivianos y ambulancias. Por su parte, el abogado del émulo de Madonna Quiroz que fue filmado hoy mientras disparaba hacia donde estaban los intrusos, afirma que el revolver era de juguete, y que su cliente estaba defendiendo a sus familiares (que son los jefes de la barra brava de Huracán) con ese supuesto chumbo de plástico.

Hay un olorcito muy fuerte a aceitada operación peronista en el fondo de todo esto. Al menos, las imágenes televisivas a mi me hicieron acordar a diciembre de 2001. Sólo faltaba el supermercadista chino llorando sobre las ruinas de su negocio. Claro que hay además otros ingredientes no menos inquietantes, como el narcotráfico que busca entronizarse en la zona aledaña (si es que ya no lo ha logrado), la incompetencia congénita de los políticos y la patética incapacidad de la justicia.

Tal vez yo esté hoy un poco deprimido, pero si todo esto no es signo de  decadencia, ¿la decadencia dónde está?


(La foto es de Perfil.com)

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