viernes, julio 06, 2007

HONRARÁS TU DEUDA... (¿HONRARÁS TU DEUDA?)



El gobernador saliente de Tierra del Fuego está pidiendo autorización a la Legislatura para contraer nueva deuda por $ 150 millones "para soportar el déficit mensual que tenemos". Lo llamativo no radica en que revele el desequilibrio del fisco poco tiempo después de perder las elecciones, sino la argumentación con que justifica el pedido: dijo que es para "salir de la crisis con crecimiento y no con ajustes". Más aún, sostuvo que ello es necesario para "emprolijar las cosas y dejarle al gobierno entrante las finanzas de la mejor manera posible".

No es nueva la relación compleja de nuestros gobernantes con el manejo de las arcas estatales. Recordemos que antes de la prodigalidad colacista y el traumático ajuste de Manfredotti, ya José Estabillo hablaba -hace casi una década- del "déficit compatible", concepto del cual confieso no haber encontrado antecedentes en los manuales de finanzas públicas que consulté.

En cambio sí los hay sobre el déficit, a secas, definido sencillamente como el saldo negativo entre los ingresos y egresos del gobierno. Y agrega la teoría: si hay déficit, como el Estado debe seguir ejerciendo sus funciones, se lo financia con deuda. Lo cual pareciera avalar la postura de Hugo Cóccaro...

Pero, ¿por qué motivo el déficit tiene el carácter recurrente que presenta en la provincia? Si los ingresos han venido aumentando, principlamente, por coparticipación federal de impuestos y regalías hidrocarburíferas, la respuesta no puede ser otra que un aumento de los gastos de mayor magnitud. (El escenario con caída de ingresos, en caso de una eventual recesión, prefiero no imaginarlo en este momento).

El gasto fiscal podemos descomponerlo en cuatro rubros: la compra de bienes y servicios (englobo aquí los bienes de consumo para el funcionamiento de sus dependencias y los bienes de capital para equipamiento e infraestructura), las transferencias (pagos de la seguridad social, subsidios a particulares), los sueldos al personal y los intereses de la deuda.

Los dos primeros son "flexibles", en el sentido que el gobierno puede reducirlos o postergarlos ante una coyuntura desfavorable en materia de recaudación. Los costos políticos, como se suele decir, de una decisión en esa dirección -si bien importantes- no son los más gravosos.

Por su parte, los pagos de salarios son "rígidos", salvo que se incorpore personal. Disiminuir este rubro puede llegar a ser no sólo difícil, sino imposible. He aquí el pecado original del "megapase" de la gestión Colazo (que fue acompañado por la Legislatura).

El problema es que el pago de intereses retroalimenta el déficit. En efecto, cuando éste persiste en el tiempo, ello lleva a un mayor endeudamiento, lo cual genera mayores pagos de intereses y, nuevamente, a un déficit mayor.

Haga de cuenta el lector que un mes gasta más de lo que gana, y cubre la diferencia recurriendo a su tarjeta de crédito. Imagine que sigue haciéndolo cada mes: su deuda crecerá y, por lo tanto, Ud. le deberá a su tarjeta más intereses. Al gobierno le pasa lo mismo.

¿Pura imaginación? No tanto. Hace poco, un estudio privado (cuyas conclusiones se pueden ver cliqueando acá) determinó que cada familia fueguina le debe a los bancos $ 10.540.- valor que ubica a la provincia en el segundo lugar para todo el país, sólo superada por la Capital Federal.

A un amigo mío le gusta modificar levemente cierta frase hecha: dice que los fueguinos tenemos gobiernos que se nos parecen. Creo que tiene razón.

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