jueves, julio 29, 2010

Amigas son las amigas


Los indicios acerca del alineamiento de Fabiana Ríos con el kirchnerismo son, desde hace algún tiempo, groseramente explícitos. Los motivos de tal fenómeno, aunque sorprendentes para un observador que recuerde por lo menos la denuncia penal que la actual gobernadora presentó años atrás contra el entonces presidente Kirchner, son comprensibles. La Argentina, un país formalmente federal, es unitario de facto, en especial en lo referido a la asignación de los recursos fiscales. De tal modo, la caja -que le dicen-  es el instrumento del gobierno central para disciplinar a los gobernadores, característica que la actual administración ha perfeccionado hasta niveles casi perversos. Se trata de la reproducción, corregida y aumentada, del mecanismo que Kirchner llevó a cabo con mano de hierro durante sus años como gobernador de Santa Cruz, con respecto a los intendentes de esa provincia.

Por más que el sistema de coparticipación de impuestos nacionales contempla un determinado esquema de reparto, la Nación -que es la que recauda los tributos por delegación de las provincias-  abre o cierra el grifo para las jurisdicciones locales en forma discrecional. El kirchnerismo ha agregado a ello los llamados "superpoderes" por los que cambia a su gusto y paladar la composición de las partidas presupuestarias, y los "fondos fiduciarios", un invento dado a luz durante los malditos noventa para manejar recursos públicos por fuera del Presupuesto, que las actuales autoridades no sólo abrazaron sin mayores escrúpulos sino que también perfeccionaron.

Como resultado de tal entramado, la mayoría de las provincias depende de las asignaciones de coparticipación para pagar los sueldos, y de la plata de los fondos fiduciarios (cuyos caminos conducen, invariablemente, al Ministerio de Planificación Federal) para ejecutar obras.

Cuando Fabiana Ríos asumió, la situación fiscal de la Provincia casi no podía ser peor. La sucesión de disparates irresponsables perpetrados por sus antecesores, Colazo y Cóccaro, dejó al tesoro provincial inmerso en una crisis gravísima. Para colmo, la mezcla de improvisación y de terco ideologismo que caracterizó al gobierno en sus primeros momentos, tendía a agravar el cuadro. Los sindicatos estatales, por su parte, alimentaban el incendio con algunos baldes de combustible.

Esto es lo que permite comprender que la administración provincial haya virado, lenta pero inexorablemente, hacia el campo político del oficialismo nacional, que poco a poco fue aportándole -en dosis homeopáticas-  el oxígeno necesario para evitar su hundimiento. Comprensible, insisto, al punto que es lo que hacen todos los demás gobernadores; más aún, es probablemente lo que hubiera hecho cualquier otro elenco político dadas las circunstancias apuntadas.

Pero no por comprensible deja de ser, por un lado, bastante triste. La fragilidad institucional argentina, por no hablar de decadencia, se manifiesta con este tipo de episodios de manera clarísima.

Pero hay algo que a uno lo subleva. Me refiero al disfraz ideológico con que los funcionarios provinciales pretenden cubrir una decisión signada por la necesidad, haciendo que parezca dictada por la voluntad. En un reciente reportaje televisivo, la gobernadora se refirió a la expropiación de la cuasi quebrada Aerolíneas Argentinas y a la apropiación compulsiva de los ahorros privados depositados en las AFJPs, como ejemplos de acciones del gobierno nacional que le permiten a ella no tener (no lo dijo con estas palabras, claro) cargos de conciencia al momento de alinearse con las políticas de Cristina Fernández. La potencia de tales medidas es notable, ya que logran evitarle además cualquier incomodidad ante tropelías como el caso Skanska, las valijas voladoras, los negociados de la diplomacia paralela con Venezuela o el sostenido crecimiento patrimonial del multimillonario matrimonio gobernante.

Entre tanto, sus funcionarios señalan que el gobierno ha logrado seguir pagando los sueldos sin efectuar ajustes. Nada dicen, tampoco, de la postergación de los vencimientos de la deuda con que han sido beneficados por el gobierno central, deuda que por otra parte, la próxima administración deberá afrontar, ni del estado patético de los servicios que el Estado provincial brinda a la población, porque de eso no se habla. En cambio, como ícono de la supuesta identidad ideológica con el proyecto, el Canal 11 de Ushuaia ha pasado a denominarse "la televisión pública fueguina". Por suerte, no emite -hasta el momento- una versión local de 6, 7, 8.

domingo, julio 25, 2010

Después del patriotismo


Lejos quedaron el Bicentenario y el Mundial de fútbol. Junto con ellos, los argentinos dejamos atrás el sentimiento patrioteroótico que en aquellos casi románticos días expandió a medidas monumentales nuestras cajas torácicas, requisito imprescindible para que los corazones latieran con fervor a tambor batiente y los pulmones surtieran a las cuerdas vocales del aire necesario para gritar al mundo cuán buenos, solidarios y unidos éramos.

Todo volvió a la normalidad. El kirchnerato renovó sus intrigas palaciegas, los jueces volvieron a activar o a cajonear -con exquisita selectividad basada en sus conveniencias personales-  las causas que involucran a políticos de nota, los legisladores insistieron en sus marchas y contramarchas.

Aquí, en el llano, los ciudadanos comunes recuperamos la rutina cotidiana: comprar/vender sin factura mediante, pasar cuando la luz del semáforo está en rojo, reclamar a terceros la solidaridad que uno no practica, tirar el auto encima del prójimo que osa cruzar por el sitio establecido.

Tinelli lidera el rating con Bailando por un sueño, Cristina F. nos convence de que el relato es la realidad, Macri enfrenta a Macri, Lilita Carrió fulmina desde su pedestal a enemigos y futuros ex amigos, Diego ama a Hugo y a Fidel, nosotros amamos a Diego,

Argentinos, al fin y al cabo.

viernes, julio 23, 2010

Un solo corazón

Buen artículo de Carlos Reimundo Roberts en "La Nación". Tiene algunos párrafos destacables, como los siguientes:

"...con Carlos y Néstor, se reconcilian -y la historia se pone de pie- el neoliberalismo con las Madres de Plaza de Mayo, la década del 70 con la del 90, los indultos con el museo de la ESMA, la Sociedad Rural con Carta Abierta, Bernardo Neustadt con Horacio Verbitsky, el cohete intergaláctico con el tren bala, María Julia con Cristina, Alberto Fernández (ex funcionario de Menem) con Alberto Fernández (ex jefe de Gabinete de los Kirchner), el 1 a 1 con el 4 a 1, el mercado con el Estado."

"¿Cuánto falta para que Zulemita se sume a las huestes de La Cámpora, comandada por el hijo de los Kirchner? ¿Cuánto para que los viernes en Olivos no se juegue un picado de fútbol sino unos hoyitos de golf?"

"...hay otras cosas, tan propias de las dos eras, que no cambiarán: los helicópteros y aviones privados, las fortunas amasadas no gracias al poder sino a un esforzado trabajo de sol a sol, el sacrosanto respeto por la independencia de la Justicia, el celo para no interferir en el Congreso, el uso de los fondos reservados de la SIDE sólo para tareas de alta inteligencia."

A quienes quiera incrementar el nivel de veneno en el torrente sanguíneo, recomiendo su lectura completa, haciendo clik en la imagen pegada a continuación:

martes, julio 20, 2010

Felíz día, amiguito


El término está algo banalizado. Hay tipos que tienen como 854 amigos en Facebook, a la gran mayoría de los cuales nunca han visto cara a cara. Así que muy lejos están de haber compartido con ellos una lágrima por una pena de amor o un abrazo por un gol de 30 metros. Y aún así sostienen que son sus amigos.

Claro, están los otros. Son esos que tienen una trayectoria en común con vos, desarrollando la cual conformaron una historia de sinsabores y alegrías que vos y él conocen desde sus orígenes. Me refiero a esos momentos de vida implícitos, que ninguno de los dos necesita llevar al plano explícito, porque no hace falta.

Algunos son de vieja data, los de la infancia y adolescencia; otros se relacionaron de manera más reciente, pero con igual intensidad. Porque la amistad no es (o, no sólo es) cuestión de antiguedad, sino de espesor, de profundidad.

El sentimiento contiene muy elevadas dosis de tolerancia, porque al amigo uno es capaz de perdonarle todos los defectos, salvo la deslealtad (y a veces, hasta eso). Es una expresión del amor entre los seres humanos, que en muchas ocasiones alcanza niveles supremos.

Como un año atrás, se me ocurre que el Negro Fontanarrosa es, para los argentinos, el personaje que mejor representa los valores y principios de la amistad, por eso he querido ilustrar esta nota con una imagen de sus últimos tiempos.

Porque este post está dedicado a mis amigos. Ellos y yo sabemos a quiénes nombro tanto.

miércoles, julio 14, 2010

Salud, campeón!


España ha sido el merecido ganador del Mundial de Sudáfrica. Y me gusta que ello haya ocurrido.

Fue el mejor equipo, con un sentido colectivo del juego que primó sobre las individualidades. Antes que esperar la inspiración de alguna figura, la Roja apostó siempre por el funcionamiento armónico y por el cuidado de la pelota, concepto este que -aunque elemental- muchas veces resulta olvidado. Pese a disponer de jugadores de gran calidad -Iniesta, el primero para mi gusto, pero también Xavi, Alonso, Ramos, entre otros- la preocupación central fue siempre el juego de conjunto. En la final, además, contó con un arquero muy firme.

En ese último partido me decepcionó Holanda, por basarse ante todo en el juego sucio (la patada de De Jong en el primer tiempo hubiera justificado una causa penal por intento de homicidio) como método principal para tratar de neutralizar al rival. Las quejas de su técnico contra el arbitraje no se pueden creer. El domingo, por suerte, hubo justicia en el resultado, algo que no siempre se da en el fútbol.

Alemanes y uruguayos también merecieron integrar el top four. Lo de nuestros vecinos es muy meritorio, ya que casi sin estrellas (la excepción era su abanderado, Forlán) completaron un campeonato excelente.

El nivel general del torneo fue discreto. Cuesta encontrar en el recuerdo grandes momentos futbolísticos, más allá de lo puramente emotivo (como la clasificación de Uruguay ante Ghana). España jugó bien, y la comparación con Italia, el opaco campeón anterior, la favorece. Sin embargo, me parece que en ningún momento deslumbró y, además, mostró un notorio déficit en materia de definición (sus tres triunfos de la fase final fueron por 1 a 0). Corro el riesgo de caer en aquello de "todo tiempo pasado fue mejor", pero me animo a decir que este campeón no sólo hubiera sido vapuleado por el espectacular Brasil de 1970, sino también que la hubiera pasado mal con la Holanda subcampeona de 1974, la Argentina de 1978 y hasta con los dos mejores de 1982, los italianos (de Antognoni y Paolo Rossi) y los brasileños (con Falcao, Sócrates y Zico). Por supuesto, me apresuro a decir que se trata de afirmaciones tan incomprobables como inútiles... Sin embargo, sostengo que la calidad del juego muestra una tendencia descendente desde hace varios mundiales.

Los argentinos nos volvimos a casa antes de tiempo, por razones que ya hemos comentado en este blog. Una suerte de "operativo clamor" parece estar preparando el terreno para que Maradona continúe siendo el técnico del equipo.  Si ello ocurre -cosa que creo altamente probable- será una actitud típicamente argentina: negar la realidad, ignorar los errores para recaer en ellos, pensar que haciendo siempre lo mismo se conseguirán resultados diferentes, aludir a factores externos como causas de las frustraciones y confiar, finalmente, en que lo que nunca funcionó bien, "esta vez" sí lo va a hacer...

Con este post, P & M abandona por un tiempo la cuestión del fútbol.

miércoles, julio 07, 2010

No llores por mí


Un baño de realidad, eso fue. Una bofetada (o cuatro, mejor dicho) que nos hizo recordar, no sin cierta crueldad, que toda acción tiene consecuencias. Porque la goleada que nos propinó la selección alemana el domingo pasado tuvo su origen en hechos acaecidos bastante tiempo atrás. Más o menos, desde que Julio Grondona, el padrino presidente de la AFA, designó a Diego Maradona al frente de la selección de fútbol.

Aunque no serviría de consuelo pronunciar ahora una típica frase de idische mame ("Te dije"), es cierto que el blog manifestó su escepticismo más de una vez (por ejemplo, aquí y aquí). Sin embargo, su autor quería creer. La mente le oponía razones que su corazón se empeñaba en ignorar o subestimar, pero el esfuerzo fue en vano.

En la cancha se vió, por un lado, a un equipo bien plantado, cuyas piezas parecían formar parte de un mecanismo de relojería; y por el otro, a una escuadra desbordada desde el inicio del juego (el acoso alemán de los primeros 15 minutos fue abrumador) que no atinaba casi a nada. Los temores previos resultaron confirmados con una rapidez fulminante, ya que desde la misma pitada inicial  afloraron los problemas defensivos, la descompensación en el mediocampo, los errores tácticos en la distribución de los delanteros. Fallas que se habían avizorado en los encuentros anteriores,  que la dimensión de los rivales disimuló en parte.

Fallas en lo individual y lo colectivo.  Otamendi -un promisorio marcador central- terminó inmolándose por su inexperiencia para jugar por el lateral, algo parecido a lo que le sucedió a Di María, aplicado a una labor de volante que no siente y que condicionó las posibilidades que le brindan su buen manejo y su velocidad. Mascherano bregó en su soledad habitual para contener lo que esta vez resultó incontenible. Messi naufragó nuevamente por  arrancar demasiado atrás.  Como los laterales no se proyectaban y los volantes no acompañaban, las maniobras ofensivas eran siempre forzadas, dependientes de un arresto individual.

El supuesto planteo ofensivo resultó pulverizado por un equipo que, lejos de pretender abroquelarse atrás como Nigeria o México, salió a atacarnos y terminó vapuleándonos. El temible noqueador terminó noqueado (una figura aludida por P & M aquí, luego repetida por Juan Pablo Varsky en dos de sus columnas de La Nación, ésta y esta otra, aunque sin reconocimiento de copyright...)

El equipo no tuvo respuestas. Maradona volvió a exhibir su falta de reflejos para tratar de torcer la adversidad haciendo modificaciones. El trámite del partido pedía el reemplazo de Otamendi por Clemente Rodríguez ya desde la media hora, pero  ello nunca ocurrió. Verón, alguna vez catalogado por el propio DT como líder del equipo, siguió en el banco hasta el final. En base a una actitud más combativa, a puro corazón, la selección trató de apurar al rival en los primeros tramos del segundo tiempo, arriesgándose a sufrir lo que finalmente sucedió desde los 22 minutos: una goleada.

Fue un duro final para un ciclo caracterizado por los despropósitos, las contradicciones, la improvisación. Representa un gigantesco paso atrás, no sólo por lo que marca la estadística (fue la tercer goleada sufrida en mundiales, después del 1-6 de Checoslovaquia en 1958 y el 0-4 ante Holanda en 1974). Si el desempeño de Menotti a partir de 1978 representó una bisagra, dejando atrás una etapa  frustrante signada por la desorganización y la inconducta, esta gestión de Maradona parece más propia de aquella era negativa.

Es posible que la agonía se prolongue, si Maradona intenta otra de sus habituales "resurrecciones" y se mantiene en el cargo, para lo cual  tal vez cuente -por razones que uno supone inconfesables-  con el aliento gubernamental. Pero en ese caso la historia se repetirá, porque la naturaleza del personaje no va a cambiar. Este Maradona apichonado, lloroso, casi quebrado, es muy capaz de reflotar en cualquier momento con su soberbia, sus descalificaciones contra quienes osen contradecirlo, sus desplantes. Y siempre contará con titiriteros que moverán los hilos para aprovecharse de un carisma que para mí ya resulta incomprensible.

jueves, julio 01, 2010

Angustia futbolera


El Mundial de Sudáfrica entró en su fase definitoria. La condición de elminatorio que tiene cada partido le da una característica muy particular al campeonato, no sólo al confrontarlo con las ligas locales (donde juegan todos contra todos, y en muchos casos incluyen una rueda de revanchas) sino también comparándolo con torneos como la Copa Libertadores, en la que los partidos de la etapa final son de ida y vuelta. No podría imaginarse un escenario más dramático.

¿Cómo mantener la calma, entonces? ¿Es posible pretender de nosotros -apenas unos sufridos hinchas- ecuanimidad, equilibrio, objetividad?

En menos de treinta y seis horas, la selección argentina se estará midiendo con Alemania. Los teutones infunden miedo, más que respeto, tras su contundente triunfo sobre Inglaterra.  ¿Cómo no sufrir por adelantado?

Las peores pesadillas de los argentinos, en estos días, tienen por protagonistas a Klose encarando a Demichelis. Revolviéndose en la cama, el hincha albiceleste se esfuerza por borrar esa imagen con una de Carlitos rematando al gol  tras una gran apilada de Messi. No es fácil, y nadie dijo que iba a serlo.

¿Dos líneas de cuatro para aguantar la potencia de los germanos y sorprenderlos de contra? ¿O mejor jugarnos la nuestra con un planteo ofensivo? Maradona parece haberse decidido por esto último.

Yo espero que el equipo, cualquiera sea su plan táctico (o aún cuando no lo tenga),  muestre grandeza. Esto significa pelear por la victoria con buenas armas, incluyendo todo el vigor lícito posible.

Es curioso lo que despierta el fútbol. Esta selección argentina ha recorrido un camino tortuoso hasta aquí. Empezó mal las eliminatorias bajo la conducción de Basile, quien tuvo que renunciar. Asumió Maradona basado en su pasado como incomparable jugador, ya que no tenía pergaminos que mostrar como DT. La conformación de su equipo de trabajo fue poco menos que escandalosa, con enfrentamientos cruzados entre el presidente de la AFA, el manager Bilardo, el mismo Maradona y hasta el impresentable Oscar Ruggeri,con su insólita pretensión de integrarse al cuerpo técnico a cualquier costo.  Escenas más propias de una disputa entre bataclanas de un cabaret de cuarto nivel que de un staff profesional dispuesto a conducir a un plantel de deportistas de alta competencia. Las penurias de la fase eliminatoria fueron consecuencia lógica de semejante desbarajuste.

La clasificación y el paso del tiempo parecieron serenar los ánimos.  El fixture del torneo -nos tocó un grupo bastante accesible, como se dice ahora-  ayudó, permitiendo que creciera la confianza. En términos estrictamente futbolísticos, el equipo desarrolló su tremendo potencial ofensivo y patentizó sus problemas defensivos. Luces y sombras, es lo que hay.

En estas instancias decisivas, las cuestiones técnico-tácticas son sólo un componente del rendimiento, y no el más importante. Quizá el principal tenga que ver con aspectos psicológicos o anímicos: el temple que cada jugador tenga para desplegar sus recursos, las reservas físicas y anímicas, la actitud ganadora. Y la suerte, porque la diosa Fortuna también mira el Mundial desde su litera en el panteón romano.

Decía, vuelvo atrás, que es curioso lo que despierta el fútbol. Maradona no me resulta una figura simpática. Todo lo contrario, creo que representa o posee varios de los peores atributos de nuestra identidad:  la incapacidad para hacerse cargo de los errores ("me cortaron las piernas"), la soberbia y la fatuidad en los momentos favorables, la tendencia al exceso y a las conductas descontroladas, la disposición para sacar ventajas con engaños. Por lo tanto, creo que envía un mensaje negativo a la juventud que, en caso de coronarse campeón, puede confundir el mérito deportivo con una actitud ante la vida reñida con determinados principios y valores.

Sin embargo, y a sabiendas de todo esto, quiero que le ganemos este sábado a Alemania. Repito: no me pidan objetividad. Se trata de fútbol.

La imagen es de la obra "El grito" (1893) del pintor noruego Edvard Munch.