domingo, diciembre 21, 2008

Comediantes y mártires


Juan José Sebreli es un intelectual de una gran erudición, pese a (o, tal vez, gracias a) que no ostenta un título académico. Fue existencialista sartreano de la primera hora, luego marxista y ahora -a sus 78 años- es un pensador libre, quizá inclasificable.

Su amplio campo de intereses, de la sociología a la filosofía y de la historia a la teoría política, otorga a su obra un atractivo especial, así como su tendencia a las posiciones provocadoras, dicho esto en el mejor sentido posible: sus ideas provocan la obligación de pensar. Le mueven a uno el piso, quiero decir, porque así como están basadas en su amplísimo bagaje cultural y en una valiosa bibliografía, se caracterizan por la originalidad y la falta de ataduras a cánones previos.

En "Comediantes y mártires - ensayo contra los mitos" se ocupa de cuatro personajes que, luego de que el libro fuera escrito, fueron designados por la presidente Cristina Fernández como íconos culturales argentinos para la Feria del Libro de Frankfurt: Gardel, Eva Perón, el Che Guevara y Maradona. La decisión desató tanta polémica que luego se agregaron a la lista Cortázar y Borges. Sebreli aporta una mirada aguda a esa discusión.

La cita de Brecht al comienzo es reveladora temprana del contenido: Pobres los pueblos que necesitan héroes! El autor analiza cómo se desarrolla un mito, esa especie de dios terreno que depende de los mandatos del sentimiento: al creyente en un mito, dice Sebreli, le está vedado analizarlo y explicarlo, debe limitarse a su fe y no tratar de razonarla, porque el mito es inefable, se lo siente o no.

Desfilan luego los cuatro personajes, bajo la lupa implacable sebreliana, que analiza coincidencias y contradicciones desde una perspectiva histórica lúcida y no complaciente. Señala cómo los cuatro, además de estar influidos por las circunstancias de sus respectivas épocas, se ocuparon de construir sus personajes, y observa que la condición mítica de los tres primeros fue fortalecida por las muertes tempranas, mientras que la de Maradona resulta amplificada por la tecnología en que se apoya la comunicación de masas en esta época.

El libro "se deja leer" desde el comienzo y no cae en el floreo intelectualoide (pese, repito, a la erudición del autor). Creo que es una obra muy recomendable.

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