lunes, diciembre 22, 2008

Cristina y Medvédev



Los dislates del kirchnerismo en materia económica son comentados con acierto y fundamentos en la blogosfera especializada (ver links al pie), y -lo que es más interesante- desde distintos enfoques normativos.

Una conclusión parecería ser que, más allá de las divergencias político-ideológicas, un cada vez más amplio segmento de los economistas coincide en criticar las decisiones oficiales en la materia. Y lo mismo sucede con muchos politólogos y militantes, como ellos gustan denominarse. Uno de estos, a quien podría achacársele cierta morosidad en darse cuenta de ciertas cosas (algo curioso por tratarse de un intelectual de prolífica obra literaria) es Miguel Bonasso, pero su caso no es el único.

Objeción: con todo el respeto que me merecen tales analistas, me parece que ese debate no tiene entidad.

La verdad es que creo que discutir sobre la sustentabilidad técnica o, incluso, la lógica política de las medidas del gobierno es gastar pólvora en chimangos.

Me parece que no tiene sentido perorar sobre una sucesión de decisiones descerrajadas desde una confortable residencia en El Calafate cada fin de semana, como manotazos espasmódicos, muchas veces contradictorias entre sí, y orientadas ante todo a satisfacer dos premisas centrales: acrecentar el poder de la caja fiscal y perjudicar -o en lo posible, destruir- a los identificados como enemigos ("adversario" es un término demasiado blando para el oficialismo).

La profesión sabrá disculparme, pero me resisto a creer que la maratón de anuncios de las últimas semanas sea la consecuencia de aplicaciones más o menos sesudas del modelo IS-LM o cualquier otra herramienta por el estilo. Digo más: antes que devoto de Hicks y Hansen, veo a Kirchner como un seguidor de Vladimir Putin y su gélida estrategia asociativa entre ciertos negocios y el poder político.

A lo que no me atrevo es a esbozar un paralelo entre Cristina y Medvédev.

Links a algunos blogs sobre economía:

Abuelo Económico
Economista Serial Crónico
Exabruptos de M. Olivera
La Ciencia maldita
50 Amaneceres
Finanzas públicas

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