martes, diciembre 30, 2008

Ocasión para hacer un brindis


Es difícil sentirse compenetrado del espíritu solidario y pacifista que se supone debería imperar a esta altura del año, en especial si uno -por esa maldita costumbre de leer los diarios- comprueba las barbaridades de todo tipo que se cometen en el mundo y en nuestro país.

Pero, haciendo un esfuerzo de abstracción y superando el desaliento, se puede admitir que la época es propicia para intentar un balance, emitir buenos augurios y expresar algunos deseos.

En esa línea, me parece que la revisión del debe y el haber no resulta favorable para nosotros, los argentinos, que una vez más llegamos hasta aquí con muchos gestos crispados, de esos que complacen a nuestra copresidente. Estamos enojados con lo externo, en una reiteración de la conducta digna de un adolescente que nos caracteriza como sociedad. Somos tan importantes y nuestras potencialidades resultan tan maravillosas, que las privaciones de amplios segmentos de la comunidad, la dilapidación serial de oportunidades y los retrocesos colectivos sólo pueden ser explicados por la campaña (exitosísima, esto al menos deberíamos aceptarlo) que el resto del mundo se empeña en sostener contra la Argentina.

Es el mensaje que baja desde el poder, sin duda, pero también es la concepción que emana de la gente, como gustan denominar políticos y periodistas al conjunto de la población. Gente que insiste en comportarse como si las leyes y las normas en general fueran de cumplimiento optativo o hubieran sido establecidas sólo para los demás. Gente que, ante las consecuencias de las transgresiones, sólo atina buscar en forma desesperada a culpables externos, lejos de la más mínima introspección.

Tal vez sea por eso que el mundo "apareció de repente" a los ojos de los gobernantes, despertándolos quizá de manera tardía de su ensoñación.

Tampoco el balance de los fueguinos se presenta demasiado alentador. Seguimos esperando todo de papá-Estado, y así fue que en 2007 elegimos para gobernarnos a un elenco que profesaba un militante optimismo estatista, casi tan intenso como su sospecha incriminatoria ex-ante hacia toda iniciativa privada. Un año más tarde, el resultado de llevar esa concepción teórica al ejercicio concreto del gobierno ha sido un crecimiento... de las penurias financieras del fisco, sin que la realidad impulsara a Fabiana Ríos a intentar siquiera alguna medida correctiva. Lejos de ello, la masa salarial continuó aumentando del mismo modo que el endeudamiento público, y esto, se supone que hasta niveles extremos. Después de todo, que el gobierno incurra en esa conducta no debería resultar demasiado escandaloso para muchos miembros de esta comunidad, acostumbrados a vivir de prestado... La pregunta, claro, es hasta cuándo el fisco y la gente podrán seguir actuando de esa manera.

Las cosas pueden mejorar, tanto en el plano nacional como en el provincial, y bien dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Claro que para confiar, uno debería ver en las autoridades de ambos niveles una propensión a la autocrítica y al diálogo con los diversos sectores productivos, pero eso no es lo que se avizora. Para Cristina como para Fabiana, los que opinan distinto esconden aviesas intenciones, y los empresarios sólo cuentan a la hora de aportar recursos al fisco.

Releyendo lo escrito hasta aquí, debo admitir que se me acuse de pesimista. Sin recurrir al viejo ardid de declarar que soy, más que eso, realista, ensayo una probable justificación: soy hincha de San Lorenzo de Almagro, de modo que puede que mi ánimo aún se encuentre afectado por la pérdida del campeonato en el último partido. Confío en que los lectores sabrán comprenderme.

P
& M
, no obstante todo esto, brinda esperanzado por un nuevo año en el que podamos llevar a cabo nuestros proyectos, disponiendo para ello de buena salud, lo que junto con el cariño de nuestros seres queridos, constituye el único tesoro digno de ser defendido.

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