miércoles, marzo 10, 2010

Diario de una buena vecina



Doris Lessing es una escritora británica, pese a que nació en Irán cuando era Persia, y a que vivió en Zimbabwe cuando se llamaba Rhodesia.

Su excelente novela "Diario de una buena vecina" no me ha parecido feminista, aunque esa es la etiqueta que se le ha endosado a esta autora, y no sólo desde la crítica literaria. Cuando la Academia sueca le confirió el Premio Nobel, en 2007, lo hizo por "su capacidad de transmitir la épica de la experiencia femenina". Al menos en esta obra, creo que la definición es insuficiente (con el pertinente pedido de perdón a los académicos escandinavos).

Es cierto que la novela narra la relación, promediando los años setenta del siglo pasado, de dos mujeres londinenses. Janna es una profesional cincuentona, viuda, sin hijos y exitosa, cuya carrera como editora de una revista femenina constituye su exclusivo núcleo vital. Maudie, una nonagenaria que pasa en una casi miseria extrema sus últimos años. Perteneciendo, en apariencia, a mundos que no podrían ser mas opuestos, las une la soledad. Desde ese enfoque, quizá no resulte extraño que -una vez que sus caminos se cruzan por casualidad- vayan construyendo una tumultuosa, compleja amistad.

También son mujeres los demás personajes principales de la trama. Los varones están relegados a planos secundarios.

No obstante, la argumentación del feminismo no constituye, a mi modo de ver, el eje principal. Hay, por un lado, un planteo referido al sacrificio (sin culpa) de la vida personal de Janna -como las de otros miembros de su entorno- en el altar del desarrollo laboral. Por otra parte, la penosa saga de Maudie (hija y esposa abandonada, madre a quien su hijo le es arrancado, trabajadora no calificada que termina sobreviviendo de una magra pensión y de la poco eficaz asistencia social) es expuesta sin golpes bajos. El personaje, dolorido, amargado, rezuma sin embargo dignidad por donde se lo mire. Asimismo, la cuestión social -que aparece como trasfondo-  es uno de los determinantes de la conducta y la suerte de los personajes.

Hay una descripción precisa, no condescendiente, de la inevitable decrepitud que llega con la ancianidad. Maudie sufre sus debilidades e incontinencias, mientras Janna empieza a comprenderla y respetarla. A través de su  amiga, aprende además a ver el mundo de la vejez, que hasta entonces le había resultado casi invisible.

Los viejos, parece decirnos la autora, están allí y no es que no los veamos. Los vemos con una lente deformante. Las arrugas y demás señales físicas nos ocultan al ser humano con sentimientos y deseos que aún está debajo de la máscara. Alguien que amó y fue amado, tuvo y tiene esperanzas, y -como Maudie- se aferra a la vida hasta el final.

La prosa es concisa y descarnada, y nunca cae, insisto, en facilismos lacrimógenos. Creo que es un libro recomendable.

6 comentarios:

ars dijo...

Bueno, Mike. Lo leeremos. Sos un as en la crítica literaria.

Mastrocuervo dijo...

Y vos, un as del ars...

Anónimo dijo...

Leí el libro, coincido con tus sensaciones. El vínculo entre las protagonistas es conmovedor,se espejan en el pasado y en el futuro. Tienen miedo, retroceden y avanzan.

Acabo de ver y oir tb. a Alberto Cortez.

Eh Mike, sólo somos adultos mayores... y aún nos espera Carmelo.
Saludo. Estela

Mastrocuervo dijo...

Por supuesto, Estelita, hay mucho recorrido previsto para nosotros!!!
Cariños.

............... dijo...

Te felicito por tu crítica! coincido en cómo has hablado del feminismo y en tu análisis en gral. (yo tbn tengo una crítica del texto en mi blog).
Te voy a seguir leyendo!
un beso desde Rosario
PD: viste q la edicion de punto de lectura tiene varios errores de tildación? qué pena, no?

Mastrocuervo dijo...

Lilian B.:

Muchas gracias por tu comentario, que me impulsa a seguir con el blog, al que tengo algo abandonado.

Visité tu blog y lo agregué a mis favoritos. Mirá qué casualidad, hoy buscaba algo en una librería y a punto estuve de comprar "Travesuras de la niña mala" pero la dejé. Ahora leo tu crítica y pienso que quizá acerté...

No sé si no leíste algo más de Marai, pero en tal caso, te recomiendo "El último encuentro".

Un saludo cordial, Mc.