jueves, marzo 18, 2010

El precio de los autos


Arden los foros de Internet y las páginas de Facebook frecuentados por los fueguinos. El mismo tema repica a diario en varios programas periodísticos de las radios locales.

¿La preocupación es por el conflicto entre los docentes y el gobierno? ¿Acaso se trata de las probables consecuencias de un sismo? ¿O de inquietudes sobre la salud pública, el medio ambiente, la seguridad?

Nada de eso. El problema que tanto intercambio virtual y verbal genera es mucho más prosaico: el precio de los automóviles en Tierra del Fuego.

"En Rio Gallegos -brama un indignado cibernauta-  un Gol vale 5 lucas menos que acá; un furgón, aca 103 mil, allá 77 mil es una locura." Otro ratifica: "Un amigo compró una Ford Eco Sport en Buenos Aires y se la trajo a Ushuaia por 13 mil pesos menos. Y eso que acá no se paga IVA!!!"

Un economista, un sociólogo o, tal vez, un psicólogo social, se ocupará en algún momento de estudiar la compleja conducta del poblador fueguino promedio respecto de la adquisición de vehículos. Mientras tanto, podemos teorizar -como en una mesa de café- sobre un tema que llama la atención de los visitantes.

A ojo de buen cubero, el parque automotor se destaca por dos características principales: su pujante juventud y la altísima proporción de unidades de alta gama, en especial de "todo terrenos". La compulsión por adquirir el modelo más caro posible, el más grande y/o el más poderoso baña a casi todos los estamentos de la sociedad. Un auto de tres años de antigüedad es viejo.

Un observador desprevenido se sorprende casi con candor al ver los vehículos estacionados frente a las fábricas, o ante la sede de un gremio estatal en asamblea...

De nuevo, partiendo de la intuición se puede afirmar que esa conducta colectiva deriva en una demanda que trepa casi insaciablemente. Y, como lo sabe cualquier alumno de un curso básico de economía, eso crea oportunidades para que los oferentes exijan un precio más alto. Claro, la teoría indica que esa situación hará que en algún momento, ante precios altos, la demanda baje y la escasez de compradores obligará a los vendedores a disminuir los precios.

Sin embargo, en el mercado automotor fueguino eso no ocurre. La demanda sigue siendo alta, por más que los precios crezcan. La reacción de los consumidores se limita a las quejas a las que aludimos al principio.

La economía es, en el fondo, una cuestión de incentivos, y los precios son señales para compradores y vendedores. Así que el comportamiento de la demanda de automotores en Tierra del Fuego no es otra cosa que un fuerte incentivo para que los vendedores mantenga su política de precios.

Mientras eso no cambie, de nada valdrán los exabruptos en Internet ni los reclamos por una intervención del gobierno para "parar esta locura". Los llamados a "papá Estado" para que se ocupe del asunto ignoran que el mercado, esa demonizada entelequia, está compuesto por las mismas personas que, con sus decisiones, determinan el curso de los acontecimientos.

1 comentario:

ars dijo...

Muy bueno, Mike. Diría que "los trabajadores" exigen la intervención estatal (¿pero se puede saber quién es el inocente que todavía cree en la capacidad de intervenir de la actual administración, a todas luces producto de una contradicción característica de la sismología fueguina?), para que bajen los precios de las 4X4 reclamando, en simultáno, un nuevo aumento de salarios. Esto es interminable, parafraseándote. Pero un día se terminará. Veremos las consecuencias, aunque desería no verlas jamás.