lunes, febrero 18, 2008

Los noventa de Marianito




En un país que ninguneó a Astor Piazzolla, no es extraño que un fenomenal músico como Mariano Mores sea despreciado por buena parte de los puristas. El histrionismo, la estridencia de varios de sus arreglos orquestales y el exultante despliegue escénico de sus espectáculos, han sido los aspectos más cuestionados de su perfil artístico.

Está bien, puede que muchos de esos argumentos resulten valederos. Pero, el hombre compuso "Uno", "Cafetín de Buenos Aires", "Cada vez que me recuerdes", "Cristal"...

Seguro que ya estás silbando mentalmente alguno.

¿Querés más? Ahí van: "Gricel", "En esta tarde gris", "Por qué la quise tanto", "La calesita", "Taquito militar", "Sin palabras", "El firulete", "Tanguera".

A propósito: tratá de conseguir el album doble "Café de los Maestros", producido por Gustavo Santaolalla, para dedicarle dos minutos con treinta y tres segundos a la interpretación de Tanguera, y en especial a los dos magníficos y breves solos de piano de Marianito. De paso, deleitate con el vuelo de la línea de violines conducida por el Negro Suárez Paz y el exquisito fraseo del bandoneón de Víctor Lavallén, aquel arreglador de Pugliese en los ochenta.

Homero Manzi, que se estaba muriendo y lo sabía, lo llamó un día y le dijo: "Me voy a ir y no escribí nada con vos". Mariano le contestó que tenía una melodía, una especie de malambo, que le empezó a tararear, y Homero le fue recitando los versos. Así nació "Una lágrima tuya".

Hoy cumple noventa pirulos, "noventa vitales años" como diría un presentador no muy original, y creo que se merece que pensemos en él con afecto y admiración.

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