jueves, febrero 21, 2008

Trabajadores de la educación (II)


Vuelvo al tema de la reglamentación del subsidio a la docencia universitaria, instrumentado por el gobierno de Fabiana Ríos.
El de la calidad del servicio educativo, abordado en el post anterior, no es por cierto el único costado importante de la medida. Hay otro aspecto, del cual sospecho que es un motivo principalísimo de la decisión: el presupuestario. Porque es obvio que al restringirse el subsidio a los docentes residentes en Tierra del Fuego, el gasto fiscal disminuirá.
Entonces, me pregunto: ¿dónde están los dirigentes gremiales, los miembros de organizaciones sociales y los periodistas combativos que uno hubiera esperado que pusieran sus gritos en el cielo ante semejante acción?
Lo digo de otro modo: ¿qué reacción hubiera tenido el progresismo bienpensante si la primer medida concreta de reducción del gasto tomada por un hipotético gobierno de Cóccaro o Garramuño hubiera sido la de reducir los fondos dedicados a la educación?
Mi respuesta: como mínimo, le hubieran pedido la renuncia al ministro del área.
¿Seré un malpensado?

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