viernes, noviembre 07, 2008

Avance


Cuando el pueblo de la por entonces República Democrática de Alemania -es decir, la comunista- derribó el muro de Berlín (me gusta decirlo de esta manera, con cierta precisión, ya que la más frecuente expresión "Cuando se derrumbó el muro" suena como si hubiera caído por defectos constructivos o debido a una catástrofe natural) tardé un poco en darme cuenta de la magnitud del hecho. Estupor es la palabra que mejor describe mi estado de ánimo de entonces.

Para los de mi generación (ver mi perfil) la división del mundo en dos polos de poder, simbolizada por ese amasijo de ladrillos y alambre de púa que partía en dos a la hermosa capital germana, era un parámetro, un dato inmodificable de la realidad sociopolítica, algo que no iba a variar jamás. Al Este de esa barrera estaba el formidable imperio soviético, imperturbable y orgulloso; al Oeste, el imperio estadounidense, no menos arrogante. El Tercer Mundo era un conglomerado heterogéneo de paisitos sobrepoblados y pauperizados, en el que se destacaba -más como amenaza que como realidad- la China misteriosa.

Sin embargo, la pueblada alemana tuvo continuidad en los demás regímenes comunistas de Europa, en un proceso que culminó un par de años más tarde nada menos que con la disolución de la URSS. In-cre-í-ble, repito, para las chicas y muchachos de mi edad...

Me acordaba de ello esta semana, porque el triunfo de un político de raza negra en una elección presidencial estadounidense era para nosotros algo tan impensable como la implosión soviética. Tratándose de un país donde el racismo alcanzó niveles insólitos -teniendo en cuenta los avances institucionales, políticos y económicos de esa sociedad- nadie en su sano juicio hubiera considerado, hasta hace muy poco, esa posibilidad. Las aspiraciones de Jesse Jackson en 1984 y 1988 eran miradas con indulgencia, casi como una travesura infantil.

Desde ese punto de vista, el triunfo de Obama me parece que representa un avance, tanto para los EE. UU. como para el resto de la humanidad, sin olvidar que se trata del mismo pueblo que cuatro años atrás reelegía al oscuro personaje que en su primer mandato había dado sobradas muestras de incompetencia, mendacidad y estupidez, entre muchas otras cualidades. Lo que ocurra de aquí en más, será harina de otro costal.

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