lunes, febrero 16, 2009

MIRANDO A OCTUBRE


La situación fiscal en las provincias argentinas se deteriora con prisa y sin pausa. Un artículo publicado este domingo por “La Nación” da cuenta de los severos problemas de caja que casi todas padecen, empezando por Buenos Aires, cuyo rojo en 2008 se estima que ha sido de alrededor de 800 millones de dólares. Una bicoca.


El panorama, después de la mejora producida en 2002 cuando la devaluación y la inflación licuaron parte del gasto en salarios, comenzó a complicarse para los gobernadores unos tres años más tarde, en parte porque los sueldos empezaron a ajustarse al alza, y también debido a que la distribución de los recursos tributarios sufrió un drástico cambio en su composición. Del reparto más o menos igualitario vigente en los denostados noventa se pasó, según lo señalaba hace unos meses Enrique Szewach, a una relación que se aproxima a 70% para la Nación y 30% para las provincias. Esto, debido al fuerte crecimiento experimentado por las retenciones a las exportaciones, que no se coparticipan.


La consecuencia de este cambio, combinado con los “superpoderes” para el manejo presupuestario, ha sido la instauración de un besamanos (hoy, localizado en la residencia de Olivos donde Kirchner ejerce el poder, no en las sombras sino a todas luces) por el cual todo mandatario provincial debe desfilar si no quiere que la jurisdicción se le incendie. La contraparte actúa entonces con férrea lógica, basada en el célebre apotegma de su no siempre reconocido líder histórico: a los amigos todo, a los enemigos ni justicia.


Tierra del Fuego, que debido a los disparates y las torpezas de Colazo y Cóccaro ni siquiera pudo respirar tranquila –en términos de solvencia financiera- durante el citado período 2002-2005 de relativa bonanza, se encuentra entre las provincias más comprometidas, ya que a su déficit de características estructurales se agrega un nivel de endeudamiento que se intuye monumental, y en ascenso.


Así las cosas, y con los mercados financieros internacionales cerrados por razones obvias, no debe descartarse, como lo señala la nota citada de “La Nación”, el recurso a la emisión de las “cuasimonedas” con que varias jurisdicciones se financiaron una década atrás.


Ante este cuadro, la Nación aparece como una suerte de prestamista de última instancia, aún cuando sus propias cuentas no pasan por el mejor momento.


El asunto adquiere una entidad superlativa en un año electoral como éste, en el cual la administración kirchnerista se juega muchas cosas, por lo que es esperable que esté dispuesta a operar a fondo con su habitual estilo extorsivo de distribución de recursos.


La pulseada será dura y aquellos que piensan que, por estar debilitado políticamente debido a sus propios errores, Kirchner ya está derrotado, es muy posible que se equivoquen. Por ahora, él sigue teniendo la chequera…


En octubre próximo habrá elecciones legislativas en todo el país. Se trata de una oportunidad para cambiar la configuración de un Congreso cuyo rol, como se ha dicho, se devaluó hasta convertirse en una escribanía que certifica las decisiones del Poder Ejecutivo (recordar que aún después del traspié por las retenciones, el gobierno logró aprobar sin problemas la confiscación de los ahorros privados en el sistema jubilatorio de capitalización y el controvertido régimen de blanqueo a la entrada de capitales).


La semana pasada hubo importantes novedades al respecto en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires y las principales provincias, como el alineamiento de Macri y Solá y las negociaciones de Carrió con el radicalismo y el socialismo. Pero nada siquiera parecido a ello ha ocurrido en Tierra del Fuego: aquí, “de eso no se habla”. Tal vez los políticos aún estén de vacaciones o se estén recuperando de ellas, o quizá consideren que hay que “desensillar hasta que aclare”, como decía el General.


Me parece que la resolución de esto va a ser interesante, y al respecto propongo algunos interrogantes.


Uno: los ciudadanos que crean necesario poner algún límite al poder central en el ámbito legislativo nacional, ¿harían bien en confiar para ello en los candidatos del teóricamente opositor ARI local? Al respecto, hay que recordar dos cosas: por un lado, que los senadores y diputados que responden a la gobernadora Ríos no tuvieron empacho en acompañar –según ellos, por conspicuas razones ideológicas- al gobierno central en asuntos como la cuestión de las retenciones, la reestatización de Aerolíneas Argentinas y el ya mencionado manotazo a las AFJPs. Por el otro, que la administración de su jefa depende de un modo dramático de las asignaciones discrecionales del tesoro nacional para pagar los sueldos de los empleados públicos y generar alguna obra pública.


Otro: los intendentes radicales de Ushuaia y Río Grande, que no han dudado en acercarse al “espacio” kirchnerista para buscar también el amparo de la Kaja, ¿estarán dispuestos a avalar al mismo tiempo candidaturas opositoras?


Insisto, el panorama local se va a poner cada vez más entretenido.

2 comentarios:

Ushuaia dijo...

no es un comentario, solo es un testimonial de mis visitas. Muy bueno.

Mastrocuervo dijo...

Gracias, Profe, te mando un cordial saludo.