jueves, marzo 25, 2010

Día de la Memoria (el día después)



Otra vez, el autoproclamado progresismo (hacia dónde queda el progreso?) nacional ha cumplido con la liturgia políticamente inevitable del 24 de marzo. La cual consiste en apropiarse de la conmemoración del golpe militar de 1976 dejando fuera de la misma a quienes, sin identificarse con las etiquetas de izquierda, no fueron, no son y/o no serán antidemocráticos golpistas.

La recordación (es decir: la angustia y las lágrimas de los familiares de tantos muertos y secuestrados; el dolor de tantos perseguidos y exiliados internos y externos; la frustración de tantos proyectos personales y colectivos) ha vuelto a ser utilizada desde las más altas cumbres del poder para, en el mejor estilo del felipepignismo a la moda, tratar de justificar su relato del presente. Incluyendo alusiones elogiosas más o menos explícitas hacia una epopeya y una propuesta de los guerrilleros de antaño que no sólo no tuvo nada de épico sino que, como lo ha confesado Martín Caparrós, tampoco contenía una propuesta.

Quienes no comulgamos con las facciones que en la tarde de ayer forcejearon en la Plaza de Mayo para ver quién era capaz de vociferar más fuerte; quienes no adherimos a los conceptos que nuestra Presidente/a expuso por la mañana en el acto oficial; quienes, en fin, no terminamos de digerir el simplista y parcial discurso progresista en sus respectivas versiones kirchnerista y no kirchnerista, quedamos confinados en el campo de los cómplices de ayer y de hoy (Carlotto dixit) y seguramente del futuro. Porque algo habremos hecho.

Cuando la historiografía analice la década de los setenta del siglo pasado con la objetividad que da el paso del tiempo (bastante más tiempo del que ya ha transcurrido, evidentemente), creo que la identificará como el período más trágicamente bárbaro de nuestro pasado. Porque al salvajismo de los militares del también autoproclamado Proceso de Reorganización Nacional se agregarán los oscuros años del pésimo, desastroso gobierno peronista que lo precedió; los guiños cómplices con que el anciano líder alentaba a los guerrilleros que luego denostaría;  las tertulias de intelectuales como Borges y Sábato con Videla; los sesudos comentarios complacientes de Mariano Grondona y Bernardo Neustadt, primero respecto de López Rega y su trabajo sucio, luego sobre el accionar patriótico de los golpistas; los secuestros y asesinatos, los atentados al voleo y los robos millonarios de los jóvenes idealistas; las repugnantes agachadas de Firmenich y lo más granado de la cúpula montonera, pergeñadas desde el cómodo exilio europeo, como la trágica y disparatada contraofensiva que mandó a la muerte segura a miles de militantes o  el pacto con el revolucionario Massera. Por nombrar sólo algunas imágenes que en desordenado tropel arroja mi memoria al correr del teclado.

Por eso, creo que el tan buscado como lejano sendero de la unidad nacional (lo escribo y me suena como una entelequia) no será alcanzado mientras los argentinos no logremos mirar hacia esos terribles años desprovistos de la hipocresía  con que lo venimos haciendo cada 24 de marzo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola! te estaba leyendo nuevamente y me tiento y conciento la tentación de escribir lo que opino: NO ES HORA DE APLACAR EL FUEGO Y CRECER? no es hora de dejar el pasado a un costado y empesar a transitar el camino del crecimiento? no es hora de desarrollar el patriotismo, el verdadero patriotismo que sería pensar en "la Argentina" como una unidad, llena de vida, llena de potencialidades, con honestidad, seriedad,fuerza, optimismo, inteligencia...en fin...ya me cansé del discurso de todos los años, no soy gorila, no soy montonera, pero ya está....B A S T A A A A A A A A A de hacer politica con esto y pónganse a gobernar como corresponde, como hace Lula, como hacen los chilenos, como hace EVO, como hacen todos los paises que tienen realmente ganas de crecer, desde lo economico, desde lo cultural, desde lo social. Lo que hacen los docentes no es otra cosa que darles el gusto a los politicos que quieren un pueblo ignorante, por que es mas facil de dominar, porque se pone contento con la asignacion de 180 pesos por hijo, y ensima son baratos, con un sanguche de mortadela los compran. Señores docentes: ustedes son complices y culpables de la ignorancia de este pueblo. Bueno me fui al carajo, un saludo.
marcela.

Mastrocuervo dijo...

Estamos de acuerdo, Marcela. A los casos que vos mencionás, yo agregaría al Uruguay de Tabaré y Mugica.

La agotadora polémica por lo ocurrido hace treinta y pico de años (a la que contribuyo, lo asumo y lamento, con estos posts) intuyo que no suma ni resta nada a la juventud actual, más allá de pulsar -como es natural- la cuerda sensible que tan tensa está en esa época de la vida. Pero por eso mismo, me da más bronca la manipulación oficialista.

Y, es cierto: entre tanto, con los asuntos de fondo, como la educación, no avanzamos, todo lo contrario.

Saludos.

ars dijo...

Mirar para adelante.