domingo, octubre 26, 2008

Nostalgias de un poeta salteño


Tarde de domingo que, quizá debido a las ausencias (por fortuna, temporarias) se me vuelve nostalgiosa.

Busco en la laptop archivos de MP3 y me reencuentro con los poetas folklóricos, en las voces de Falú, Los Trovadores (del Norte, los que le gustan a mi amigo Zeta), la Negra Mercedes. Vuelvo a escuchar los versos que me conmovían en mis tiempos juveniles y no tanto, en especial los que fueron paridos por la fecunda pluma del salteño Jaime Dávalos (1921-1981).

Y vuelvo a conmoverme, como entonces, con sus versos sencillos.

Versos de canciones románticas como la Tonada del viejo amor, en cuya glosa previa declara:

No le prometas a nadie que nunca lo olvidarás
porque el amor es eterno y nuestra vida, fugaz.

O como los de La Nochera:

Ahora que estás ausente
mi canto en la noche te lleva.
Tu pelo tiene el aroma
de la lluvia sobre la tierra

Versos como pinceladas que retratan el fluir del río Paraná desde la selva misionera hacia la llanura pampeana, el río de la Plata y el mar:

Hijo de las cumbres y de las selvas
que extenso y dulce recibe el mar

Sangra en tus riberas el ceibo en flor
y la pampa verde llega a beber
en tu cuerpo lacio donde el verano
despeña toros de barro y miel.

Poesía que canta a las tragedias cíclicas, como en Juanito Laguna se salva de la inundación:

El islero siente resignadamente
que su pobre vida
queda acorralada como su ranchada
sobre un albardón,
su suerte está echada en esta anegada
soledad perdida,
en donde la lluvia de invierno diluvia
y la sudestada mantiene empacada
la furia inocente de la inundación.

o en la Zamba de los mineros:

La zamba de los mineros
Tiene sólo dos caminos
Morir el sueño del oro,
Vivir el sueño del vino.

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