martes, noviembre 11, 2008

Vamos por más


Que la confiscación de los fondos del sistema de capitalización no tiene una motivación "de caja" me parece que ya no lo cree ni el propio Boudou o Bubú o Bidú o como se llame. Encima, las cosas ya no son como eran: hasta el venerado Stiglitz, que parecía ser un tipo del palo, critica al matrimonio presidencial.

Que a pesar del manotazo la posibilidad de un nuevo default no debe descartarse no es sólo una especulación de las usinas opositoras. Ahora hasta la prensa no destituyente (iba a escribir adicta u oficialista, pero me parecieron términos un tanto excesivos) la que juega con esa idea, subiendo la apuesta.

Dice en P/12 Miguel Teubal (economista, profesor de la UBA e investigador del Conicet) que en nuestro país existen dificultades para aplicar recetas keynesianas con que paliar la actual crisis, pero omite siquiera considerar si ello se debe a la aplicación de políticas procíclicas y al inusitado crecimiento del gasto público para apuntalar (con ayuda del contenido de ciertas valijas, parece ser) la campaña proselitista de 2007.

En lugar de eso, propone algo novedoso, tanto que a nadie se le ocurrió antes: no hay que pagar la deuda externa en los términos en que fue contraída o incluso negociada (por este mismo gobierno, agrego yo). Y termina su meduloso comentario con una frase de antología: "Además porque, como todos sabemos, es odiosa e ilegal".

Así que, muchachos, ya lo sabemos: si caemos en un nuevo default, será porque estamos en contra del odio (o a favor del amor, que viene a ser lo mismo) y por la legalidad.

Un médico por acá, please...

***

Upgrade: ergo, la deuda que pagamos "cash" al FMI era amorosa y legal. ¿Alguien tiene una aspirina?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buena mención a Stiglitz. Porque ese economista (a diferencia de nuestro economista "Nestor") no está ideologizado, observa la realidad económica y actúa ante ella adaptándose, tal cual lo tuvo que hacer Paulson, mal que le pese, cuando sale al rescate del sistema financiero.
En cambio, nuestro estimado Presidente cree que el mundo está ante la crisis del capitalismo global, y los países primermundistas se tornaron socialistas o comunistas. Error, es política contracíclica (la que no podemos hacer hoy por el despilfarro durante el período de auge) ya se verá en el mundo que en cuanto se retome el sendero de crecimiento las políticas activas lo serán menos.
Por su parte, Argentina quedará vociferando sola, perdón, junto con Venezuela, su prestamista de última instancia.