domingo, junio 07, 2009

Un triunfo preocupante


Creo que el modesto triunfo de la selección ante Colombia es, visto desde cierta perspectiva, más preocupante que la goleada sufrida en abril ante Bolivia.

Lo explico. Lo de aquel memorable 01-A puede atribuirse, en una medida importante, a una subestimación de las dificultades que la cuestión de la altura sobre el nivel del mar planteaba. Y hasta podía interpretarse en un sentido positivo, como un baño de humildad (semejante a una ducha helada, claro) que iba a contrarrestar el exitismo exagerado que rodeaba al equipo tras la incorporación de Maradona y su aureola.

En cambio, el bajo rendimiento de ayer, jugando de local y ante un rival de esos que se consideran "accesibles", es un marcado paso atrás, por más que el triunfo -sumado a la derrota de Uruguay- nos haya posicionado con más nitidez en el grupo de los que se están clasificando en forma directa para el Mundial.

La formación del equipo ya daba pie para la duda, tanto por el dibujo 3-3-1-3 como por sus ejecutores. En efecto, una defensa con línea de tres tiene que estar muy sincronizada con los tres volantes, que deben estar muy atentos a la faceta defensiva para no verse sorprendidos por el desprendimiento de los mediocampistas rivales. Recuerdo ahora dos ejemplos de esto: el equipo dirigido por Bilardo en México y la selección de Bielsa. El esquema a mi, en particular, no me gusta, pero esos dos equipos lo aplicaban bien, con volantes que cubrían el sector medio -en particular, por los costados- y no solían dejar desprotegida a la línea del fondo. Anoche, en cambio, uno podía dudar a priori de la capacidad de Gago y Jonás Gutiérrez para desdoblarse en la función defensiva.

Las sospechas se confirmaron enseguida, con un par de apurones sufridos por el firme Andújar a raíz de ataques colombianos desplegados por los laterales (lo que incluyó un penal no cobrado de Jonás a Zúñiga). Y aquí un comentario sobre el rival del que mucho se habló en los comentarios previos, recordando aquella otra goleada histórica que nos propinaron en las eliminatorias para el Mundial '94. Diré que no sólo está a años-luz de aquel equipazo que llevaba de la mano Valderrama (y que terminó fracasando en EE.UU., víctima de la soberbia), sino que es un conjunto apenas discreto, como lo confirma su posición en la tabla. Sin embargo, ayer tuvo una virtud: salió sin miedos, planteando el juego de igual a igual.

A partir de sus problemas defensivos, la selección empezó a sufrir el partido, porque no conseguía la pelota para que las tres estrellas de adelante hicieran valer sus condiciones. Recién a los 21 minutos logró armar una jugada de ataque hilvanada, en una de las pocas ocasiones en que Verón incursionó en zona defensiva rival. Al terminar el primer tiempo, estaba claro que Colombia no estaba ganando sólo por su incapacidad para definir (hasta aquí logró apenas 6 goles en 13 partidos).

En la segunda etapa, con la experiencia de Zanetti en la zona derecha y un cambio general de actitud, el equipo mejoró un poco, pero en ningún momento consiguió imponer superioridad al rival y desplegar un buen juego. El gol llegó en un corner, y de allí al final no hubo mucho más que forcejeos y buenas intenciones no concretadas. El talento de Messi apenas asomó en un tiro libre que pegó en el travesaño.

No hubo tareas individuales destacables, salvo en los casos de Andújar y Mascherano, más algún chispazo de Tévez. Además de los problemas ya apuntados, fueron flojos los desempeños de Díaz, Demichelis y Heinze. El caso de este último confieso que para mi es un misterio. Cuando lo veo tan desmañado, peleándose con ese objeto para él extraño que es la pelota o fallando despejes sencillos por llegar a destiempo o estar mal parado, no me explico cómo es que ha logrado jugar en equipos europeos de primera línea y en la selección.

Vamos mal. P & M no puede ser optimista, de lo cual ya ha dejado constancia aquí. El DT parece estar más interesado en quejarse interminablemente porque no le dejan incorporar a Ruggeri como colaborador, opinar sobre la salida de Ischia de Boca, polemizar con Sergio Batista o, en cualquier momento, discutir de teología con el Papa, antes que en encontrar la manera de aprovechar los superlativos valores del inmejorable material que tiene a disposición para armar el equipo, que hoy es poco más que "once corazones".


(La foto es de Perfil.com)

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