domingo, abril 06, 2008

Es la caja , estúpido

Quizá sea un buen ejercicio preguntarse por el motivo de la modificación en el impuesto a las exportaciones (retenciones) recientemente establecido por el gobierno nacional.

¿Redistribución del ingreso? Es cierto que un gobierno que pretende alcanzar ese fin dispone para ello de la política fiscal, es decir la que comprende tanto a los mecanismos de recaudación de fondos para el fisco como los que definen cómo habrá de gastarlos. El instrumento apropiado para lo primero es el impuesto a las ganancias, que tiene dos diferencias sustanciales con las retenciones.

La primera, y que ha sido profusamente comentada en estos días, es que el Estado nacional debe coparticiparlo a las provincias, cosa que no ocurre con las retenciones. La otra es que al aplicar alícuotas diferenciales por nivel de renta, ganancias permite discriminar entre ricos y pobres, en tanto que mediante retenciones -que gravan el ingreso bruto- se subsidia a toda la población sin distinciones. En este sentido, hay que apuntar que el chacarero se ve más afectado que el productor grande, porque tiene menos (nulas) posibilidades de "escapar" retirándose de ese mercado. Es lo que ha reconocido el gobierno prometiendo un mecanismo de reintegros para ese segmento. Alguien dirá: ¿por qué en vez de cobrarles 40 y devolverles 15, no les cobran directamente 25? La respuesta quizá se encuentre en la burocracia estatal que estará encargada de ejecutar esas devoluciones...

En fin, será, como dice Mankiw, que la equidad -al igual que la belleza- está en los ojos del que mira.

¿Detener la "sojización"? Es un objetivo plausible, pero contradictorio con los recientes aumentos a las retenciones a los lácteos y los cupos a la exportación de carnes, señales indiscutiblemente disuasivas para quienes podrían destinar fondos a la ganadería en desmedro del cultivo del "yuyito" (que no es la González).

¿Preservar al mercado interno de las alzas de precios en los mercados internacionales? No es el caso de la soja, respecto de la cual podríamos parafrasear al temprano Perón: ¿alguien comió alguna vez un poroto de soja?

Entonces, surge el nivel del gasto público, que ha venido creciendo a niveles insólitos en el último año y promete continuar en esa dirección, trenes-bala y maraña de subsidios mediante. Hay que financiar de alguna manera esa incontinencia, y seguir alardeando de superavit fiscal.

Lo demás, como la fama, quizá sea puro cuento.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gravísimo el manejo discrecional de fondos de este gobierno. No debe haber otro en la historia del país que haya manejado tanta plata por afuera del presupuesto.
La no coparticipación de las retenciones es otro golpe al federalismo. Y obliga a los gobernadores a entrar por la puerta bajita de "suplicantes" de la rosada para pedir fondos.