miércoles, abril 09, 2008

Muerte en un funeral


Los ingleses suelen tener una admirable capacidad para hacer un humor disparatado sin caer en el desborde. Quizá sea un asunto emparentado con la legendaria flema británica, o -andá a saber- por ahí les sale de casualidad. Pero sus películas humorísticas se distinguen por sus claves tan diferentes de las italianas, por ejemplo, a las que por otra parte el desborde, de Totó y Alberto Sordi para acá, les cae muy bien. ¿Cuestión de idiosincracia?

El precedente desvarío pseudosociológico se debe a que vi "Muerte en un funeral", del director Frank Oz, que es una excelente oportunidad para pasar un momento agradable, riendo con ganas con un film muy bien hecho.

Muere un sexagenario (como diría un cronista policial) respetable de clase media-alta y su hijo organiza el funeral. En un ambiente obviamente formal los contrastes se dan desde el principio (cuando la empresa fúnebre lleva a la casa un ataúd con un muerto equivocado), prologando una sucesión de disparates que se encadenan con notable precisión. La anécdota no decae en ningún momento y los personajes se van delineando con acierto, hasta que aparece uno muy especial que amenaza con devastar la imagen patriarcal del finado.

La película está muy buena, y logra concretar lo que tal vez haya sido la única y nada fácil pretensión del director: hacer reír a sus espectadores.

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