lunes, agosto 04, 2008

Matadores


Hace hoy exactamente cuarenta años, mi viejo y yo nos abrazamos gritando como poseídos, sintiendo que nuestras gargantas no podían emitir con suficiente amplitud la catarata de sentimientos que nos venía de adentro. No éramos los únicos: a nuestro alrededor, en aquella tribuna del Monumental, miles de hinchas cuervos se desgañitaban festejando el gol del Lobo Fischer que terminaría por consagrar al primer campeón invicto del fútbol argentino: los Matadores.

No soy el único que opina que ese fue uno de los mejores equipos del fútbol argentino, al menos desde comienzos de los sesenta en adelante. De los que yo vi, creo que se le compara el Huracán de 1973 (nobleza obliga) con Houseman, Brindisi y Babington, dirigido por Menotti. Quizá también se le aproximaron el Newell's donde jugaba Marito Zanabria, el River de Labruna que quebró una racha increíble de sequía gallina, el Boca del 81 en el que Marzolini juntó a un Maradona explosivo con la calidad, ya veterana, de Brindisi. Equipos que reunían eficiencia con un fútbol agradable a la vista, representativos de una época en que el poder del dinero, si bien existía, todavía no atentaba contra la belleza del juego, como ocurre hoy.

El DT de aquellos Matadores era un brasileño, apodado Tim, un tipo que tenía una perspicacia especial para acomodar a sus jugadores en la cancha. El equipo definió varios partidos en los segundos tiempos, cuando las indicaciones de Tim en el descanso -retrasando un delantero, corriendo a un volante hacia un costado- tenían como resultado una mejora en el rendimiento.

Pero la clave estaba en la enorme calidad de los jugadores. De los once titulares, sólo el Sapo Villar, debido a su condición de uruguayo, no jugó alguna vez en la Selección nacional. Basta recordar que el Bambino Veira, Irusta, Tojo y Doval eran allí suplentes...

Varios de ellos habían llegado a primera desde las inferiores en 1964, con los "Carasucias". Como por entonces los jugadores no emigraban a los veinte años como ahora (en realidad, casi no emigraban, a ninguna edad), ese fue el inicio de una década de excelentes resultados para San Lorenzo: campeón invicto del Metropolitano 1968, subcampeón del Nacional 1971, bicampeón (Metro y Nacional) en 1972, y campeón del Nacional 74. ¡Quién iba a decir que poco tiempo después los cuervos perderíamos hasta la cancha!

Hace un par de años, una peña sanlorencista de Ushuaia recibió a tres de aquellos matadores, y entonces pude darme el gusto de decirle al Lobo que la imagen de ese gol suyo seguía imborrable en mi corazón, como aquel abrazo con mi viejo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Miguel Angel, lo invitamos a escuchar nuestro programa de radio por la web:
quizá le pueda interesar, es una buena forma de informarse y reir (por no llorar) de la actualidad.

www.laciudaddesnuda.com

Anónimo dijo...

Hola!, como va?, muy bueno este blog, me gusto, pasa por el mio cuando gustes, salu2!


Luis