viernes, enero 23, 2009

Gira mágica...


La reciente gira de la Presidente le posibilitó alcanzar algunos importantes objetivos. En Cuba, consiguió entrevistar a su admirado ícono revolucionario. No sólo eso: logró tomarse una foto con él, recibiendo una copia -tras cuarenta y ocho horas de sugestiva demora en estos tiempos de digtalización- en Caracas de manos del vicecanciller cubano, entre cuyas funciones parece estar la de encargado del delivery. Este episodio y varias reuniones con el hermano que está heredando el poder en la isla, le impidieron tomar contacto tanto con los disidentes (en cualquier otro país del mundo, salvo China continental y Corea del Norte, tales personas serían denominadas apenas "opositores") como con la ex jerarca del régimen caída en desgracia hace una década y media, Hilda Molina.

En Venezuela, participó de uno de los kilométricos shows televisivos de Hugo Chávez, con cancioncilla incluida, reforzando de tal modo la campaña en la que el bolivariano está empeñado para conseguir su reelección ilimitada. Hay que decir que aprovechó también para agradecer el apoyo financiero del gobierno chavista (caro, quizá no el mejor, pero apoyo al fin) y para hacer lobby en favor del grupo Techint, multinacional quejosa por no haber cobrado aún la indemnización derivada de la estatización de su empresa Sidor. Cristina lo hizo, y Chávez avisó que va a pagar.

Mientras esta nutrida agenda se desarrollaba con tanto éxito, los gobernantes de los restantes países latinoamericanos tenían la atención enfocada en cuestiones sin duda menores, como la asunción de Barack Obama. Allí estuvo, por ejemplo, el brasileño Lula.

No importa que el mundo siga viviendo equivocado. El gobierno argentino continuará dando cátedra, sustentado en unas estadísticas impecables que dan cuenta de su eficiencia y calidad.

Los que no piensan esto tienen ánimo destituyente.

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