miércoles, enero 14, 2009

Indec, el bochorno


Hubo un tiempo en que los comunicados de prensa del Indec eran esperados con sumo interés por los distintos sectores de opinión. Y es que, en un país acostumbrado a la poca o nula efectividad de los servicios del Estado, el organismo llegó a forjar un notable prestigio institucional, basado en su desempeño profesional y en la calidad de sus productos.

En ese tiempo, los procedimientos del Indec se publicaban y estaban sujetos al escrutinio de organismos internacionales. Había un cronograma para la publicación de datos, como los que respetan las principales oficinas de estadística del mundo.

No era un mundo felíz. Sus resultados solían desatar controversias, pero -curiosamente- quienes más se quejaban eran las autoridades del mismo gobierno, desconformes con lo que los indicadores revelaban.

Todo eso ha cambiado de un modo dramático. A dos años de la irrupción de las huestes de Guillermo Moreno en el organismo, sus informes casi pasan inadvertidos, debido a que ya casi nadie los consulta. Esto es así porque, sencillamente, esas cifras no sirven para nada. El Indec ha perdido la confianza pública, que le costará muchísimo recuperar.

Hoy asistimos al colmo de los colmos: Hugo Moyano, máximo cacique sindical y aliado fundamental del gobierno, además de vicepresidente del partido oficial, se ha referido de manera casi bochornosa al asunto, al declarar que para las próximas negociaciones salariales se guiará "por el Indec de las amas de casa". Habló tras saberse que según el Instituto, los precios de los alimentos crecieron menos de 6% en 2008.

Lo único que falta es que el ministro de economía ridiculice al organismo, lo cual es muy poco probable sólo porque este funcionario no hace declaraciones de ninguna índole, pase lo que pase.

El país, como anestesiado, no parece reaccionar. Como lo expresa Jorge Oviedo en La Nación, si un gobierno es capaz de manipular así las estadísticas, ¿respetará el veredicto de las urnas?.

"Dan ganas de balearse en un rincón".

Nota: el de la imagen es un dibujo de Miguel Brea.

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