sábado, septiembre 26, 2009

Piromanía

El video musical que este fin de semana entrega P & M a sus escasos pero fieles seguidores, y que me ha arrimado mi entrañable amigo Zeta, no pertenece al género tanguero que suele abordarse aquí, pero lo lleva en la sangre. Me explico:

  • La cantante es Ligia Piro, hija nada menos que de Susana "la Tana" Rinaldi (una de las voces tangueras más personales) y del bandoneonista, director y compositor Osvaldo Piro.
  • El baterista es Daniel "Pipi" Piazzolla, nieto de Astor y creador del grupo de jazz "Escalandrum".
  • El guitarrista es Ricardo Lew, que en su extensa y rica trayectoria ha abarcado el jazz, el tango y el folklore. Tocó, entre otros, con el Gato Barbieri, Domingo Cura y Mercedes Sosa, e integró el sexteto de Dante Amicarelli, "La banda elástica" de Ernesto Acher, y el Quinteto Suárez Paz.
  • El contrabajo está a cargo del virtuoso uruguayo Daniel Maza, quien ha sido acompañante por veinte años de Luis Salinas. También ha tocado con Celia Cruz, el Mono Isaurralde, Rubén Rada y "Los auténticos decadentes".
Con semejantes antecedentes, el resultado no podía ser menos que excelente.

Ligia tiene una voz y una manera de cantar que trasuntan una personalidad a la vez fuerte y delicada, una verdadera maravilla.

Dura más de diez minutos. Sugiero tener paciencia para dejar que el archivo se descargue por completo y así poder paladearlo con plenitud.

(Gracias Zeta).



Links para informarse más:

Sitio oficial de Ligia Piro

Sitio de Daniel Maza

Sitio de Ricardo Lew

Sitio (en inglés) de Escalandrum

Sitio de Susana Rinaldi

Página de Osvaldo Piro en TodoTango

jueves, septiembre 24, 2009

El dilema de la inmigraciòn (2da. parte)


El caudaloso flujo migratorio que, a partir del último cuarto del Siglo XIX, posibilitó a la Argentina disponer del capital humano necesario para impulsar una etapa de gran expansión económica que se extendería por cincuenta años, no fue un fenómeno espontáneo. En efecto, los gobiernos de la llamada “Generación del Progreso”, no obstante haber pasado a la historia etiquetados como cultores del libre mercado, no sólo estimularon -mediante medidas que hoy llamaríamos “políticas activas”- las inversiones en infraestructura y la incorporación de nuevas tecnologías (que eso eran, por aquellos años, el alambrado, el tanque australiano, el tractor y el silo), sino también el ingreso de población.

Desde el alojamiento temporario gratuito en Buenos Aires hasta el reclutamiento para trabajar en los planes de obras públicas y las desgravaciones para las colonias agrícolas de Santa Fe, por dar sólo algunos ejemplos, muchas y muy concretas fueron las señales muy atractivas para los millones de europeos que querían escapar de una tremenda crisis agrícola en sus lugares de origen. Ellos también valoraban la calidad institucional del país, cuya organización constitucional y jurídica de principios amplios era complementada por un sistema financiero y un régimen fiscal e impositivo modernos.

En el extremo austral, y para la misma época, las cosas no se dieron exactamente de la misma manera. La zona norte de la isla se fue poblando en forma muy lenta, ya que tanto la actividad de las estancias como la del frigorífico, basadas en la ganadería ovina, tenían una fuerte estacionalidad. Su desarrollo inicial, partiendo del programa de arrendamiento y venta de tierras fiscales del gobierno de Pellegrini, fue producto de la iniciativa privada. No hubo allí programas de obras ni tendido de líneas férreas a cargo del Estado; no se construyeron puertos, ni se concedieron empréstitos o avales con cargo al fisco, como ocurrió en la región pampeana. Al sur de la cordillera, en cambio, el gobierno encaró, mediante la instalación del presidio, un plan de colonización penal que consiguió el objetivo de aumentar la población, en una magnitud que si bien fue importante en términos relativos, alcanzó guarismos absolutos muy bajos. En 1914 la población total censada apenas superó las 2.500 personas.

Desde entonces y por casi cuarenta años la isla sufrió las consecuencias de un estancamiento demográfico y económico, que sólo empezó a cambiar con el auge petrolero iniciado en el gobierno de Frondizi. Debieron transcurrir casi dos décadas más para que, mediante la herramienta de un régimen impositivo promocional, Tierra del Fuego comenzara a incrementar fuertemente su población, al tiempo que se transformaba su atrasada estructura productiva.

A partir de ese momento pasaron otros treinta años y cambiaron muchas cosas. La inmigración, antes objetivo principal de una política oficial, se fue convirtiendo en un serio dilema, no sólo para las autoridades sino para el conjunto de la sociedad. Una sociedad, por cierto, conformada por inmigrantes y sus descendientes.

Y es que la inercia del fenómeno migratorio (combinada con el crecimiento vegetativo potenciado por una estructura demográfica “joven”) amenaza con convertir en estructurales a los indicadores negativos que hoy registran variables como la demanda de fuerza de trabajo y el stock de unidades habitacionales y de tierras aptas para la construcción de viviendas. La prestación de los servicios estatales, por su parte, también sufre los efectos de esta presión, y en muchos casos aparecen síntomas alarmantes que se asemejan a los que prologan un colapso.

Ahora, bien: ¿cuáles son las causas para que el flujo migratorio no se detenga? Por un lado, observando su composición, se puede concluir que muchas de ellas se explican por la grave situación económica vigente en un importante conjunto de provincias argentinas, así como, también, por las dificultades existentes en países limítrofes. En cualquiera de esos casos, se trata de problemas cuyas soluciones escapan al alcance de los gobernantes fueguinos.

“Fronteras adentro” de la isla, en tanto, es posible que la expansión de las actividades vinculadas con el turismo (a partir de 2002) y también de la industria (desde el año siguiente) hayan alentado expectativas optimistas que hoy, cuando esos rubros sufren la retracción provocada por la crisis financiera global, no encuentran respaldo en la realidad.

Además, podemos presumir que en el imaginario de muchos inmigrantes -recientes o potenciales- persiste la fe en una suerte de El Dorado austral, personificado en un Estado espléndido que puede ofrecer múltiples e inagotables puestos de trabajo sin oponer casi requisito alguno de ingreso ni exigencias de desempeño. Un Estado capaz de pagar a sus empleados unos sueldos formidables; de aumentárselos aunque su productividad se estanque o disminuya; y de garantizar una estabilidad laboral a prueba de fallos. Un Estado que puede sostener un régimen jubilatorio excepcional que hasta resarce los padecimientos invernales; un empleador tan magnánimo como para posibilitar en algunos casos que los hijos hereden el cargo de los que se jubilan o abandonan este valle de lágrimas, y en otros de solventar los gastos de traslado aéreo del grupo familiar cuando se van de vacaciones.

Un Estado al que, por si todo esto fuera poco, le sobra capacidad para brindar educación, salud y seguridad de alta calidad, así como para atender sin inconvenientes la creciente demanda de servicios básicos como la provisión de electricidad y agua potable. Un Estado preparado asimismo para asistir con eficacia y prontitud a los carenciados, mientras proporciona viviendas baratas y otorga créditos blandos a todos quienes los pidan. Un Estado, en suma, capaz de llevar a la práctica con suma eficiencia unos loables principios fraternos por todos compartidos, sin prestar atención a las limitaciones económicas que sólo se atreven a plantear los insolidarios, o los canallas.

Aunque, pensándolo bien, quizá ese pagano Dios-Estado omnipotente no exista sólo en la imaginación de los inmigrantes.

Link: El dilema de la inmigración (1ra. parte)

Imagen: retrato de Carlos Pellegrini.

jueves, septiembre 17, 2009

Ley de medios


Entiendo muy poco, casi nada, de medios de comunicación, de manera que no puedo dar una opinión fundada sobre la polémica ley que el kirchnerismo está impulsando -aparentemente, con altas posibilidades de éxito- en el Congreso.

Sólo transcribo aquí algunas cosas que se me ocurren al respecto, en mi condición de ciudadano común.

  • Es una guerra que, a esta altura, nos tiene hartos a muchos argentinos, la que están protagonizando el gobierno y el Grupo Clarín. Es comprensible la posición de cada parte, en defensa de sus intereses. Sin embargo, hay una diferencia. Los intereses por los que puja Clarín son los relacionados con su actividad empresarial: se trata de una empresa que actúa para defender su posicionamiento particular. Comprensible, más allá de que uno comparta o no su actitud. Los intereses que el gobierno pone en juego, en cambio, no son lo que deberían ser: no se trata del bien común, sino apenas de una venganza personal del ex presidente y su mujer, combinada con elementos que le posibilitarían al gobierno pulsar con mayor firmeza ciertos resortes del poder y, de paso, allegarle nuevos negocios a empresarios amigos.
  • Difícil es creer en la profesión de fe democrática de un gobierno que, por ejemplo, ha modelado el Consejo de la Magistratura para que le sirva como disciplinador de jueces presuntamente adversos. Del mismo modo, ahora se dispone a avanzar en el control de contenidos con la definción del rol de la autoridad de aplicación de la ley. No es poca cosa.
  • Clarín abusa de su posición dominante para operar en su favor. Satura las pantallas de Canal 13 y de la señal de videocable TN, así como las tapas de su diario y los programas de Radio Mitre, con una superabundancia de noticias teñidas de un sesgo muy crítico hacia el gobierno. Y no se limita a discutir el proyecto de ley, sino que enfatiza la cobertura de toda y cada situación en la que el gobierno aparece comprometido (cuestión a la cual, por cierto, el gobierno contribuye casi a diario). El kirchnerato hace algo parecido, a través de su Canal 7 (la "televisión pública" que en realidad no es tal, ya que el elenco gobernante la considera un bien propio), la señal Encuentros y un staff de comunicadores aliados.
  • El estilo de Clarín y del gobierno es parecido al de Hugo Moyano y sus adláteres del sindicato de camioneros (junto con sus aliados taxistas, tranviarios, etc.) cuando abusa de su posición dominante paralizando rutas, calles o actividades productivas, en defensa de intereses que no siempre (¿casi nunca?) son los de sus representados. La presión extrema, el "apriete", la consigna flamígera o la amenaza lisa y llana en reemplazo del argumento, son moneda corriente en nuestra decadente Argentina.
  • No me causa pena ver cómo se quejan, por ejemplo, Marcelo Bonelli y Gustavo Sylvestre por esta avanzada gubernamental. Tras varios años de operar complacientemente para el gobierno, ahora están probando dosis de su propia medicina. Los muchachos del blog ¿Quien lo paga? lo apuntaron con acierto acá.
  • Claudio Lozano lo hizo de nuevo. Tiempo atrás, según lo señalamos aquí, apoyó a los K en la confiscación de los ahorros previsionales, para quejarse luego con amargura por los desmanejos gubernamentales de los fondos de la Anses. Ahora, votó el proyecto del oficialismo. Mañana no nos vengas con que te desilusionaron, Claudito, ya sos grande.
  • El patetismo de cierta izquierda, tiene el cruel rostro de las penurias fiscales. Los socialistas del gobernador santafesino Binner, como los progresistas diputados fueguinos, se alinearon con los K. Curiosa coincidencia, las finanzas de sus provincias acusan una fragilidad que tal vez sólo la generosidad del gobierno central podría reparar. Eso sí, el discurso antimonopólico les sirve de escudo y, quizá, para aliviar conciencias.
  • ¿Tendrán lugar en los medios normados por la ley en ciernes, noticias como las de la valija venezolana, el caso Skanska, los avatares de los empresarios K, los negocios inmobiliarios en El Calafate, etc.?

domingo, septiembre 13, 2009

Cine en cines

Un viaje a Buenos Aires me posibilitó despuntar el vicio del cine visto en cines, algo que para los residentes en Ushuaia (donde hay sólo una sala) suele ser difícil, por lo que debemos recurrir al DVD. Aquí van mis impresiones.

  • El secreto de sus ojos


A esta altura de su trayectoria ("El mismo amor, la misma lluvia", "El hijo de la novia", "Luna de Avellaneda" son sus principales obras) José Luis Campanella es casi una garantía de cine bien hecho, rico en contenido y, además, entretenido, una amalgama no muy frecuente. Me corrijo: no sólo en cine aflora su gran calidad artística, ya que también está presente en la magnífica serie televisiva "Vientos de agua".

"El secreto de sus ojos" es un thriller que se puede abordar desde varios ángulos. La indagación de una intriga policial, que tiene como telón de fondo una historia de amor postergado entre los protagonistas del film, es relatada con admirable precisión, sin baches ni desbordes. El recurso al flashback (el crimen y la investigación original ocurren en 1974, y una nueva investigación comienza veinte años más tarde) es utilizado con maestría, e incluye una impecable reconstrucción de época. Hay alardes de producción llamativos tratándose de cine argentino, como la secuencia en el estadio de Huracán en que Darín y Francella buscan al criminal entre el público asistente a un partido de fútbol.

Los vínculos entre los dos personajes centrales, actuados por Ricardo Darín y Soledad Villamil, no constituyen la única apelación a la cuestión del amor, ya que está también el perenne sentimiento que siente por su mujer (una joven actriz llamada Carla Vázquez) víctima del asesinato, el viudo protagonizado por Pablo Rago. Todas las actuaciones, incluyendo las de Guillermo Francella y la del actor español Javier Godino, así como las del resto del elenco, son muy convincentes.

Cumpliendo la ley del thriller, la trama da un par de giros sorpresivos en sus últimos tramos. El trasfondo de la grave situación política del país (el apogeo del lopezrreguismo durante la presidencia de María Estela Martínez de Perón) aparece sin caer en el panfleto. El final es, en cierto modo, "feliz", pero no hay por qué cuestionar esto: como dice la letra de Serrat, "de vez en cuando la vida toma contigo un café".

  • Anita

Desde que concí su maravillosa "Elsa & Fred" me convertí en admirador del director Marcos Carnevale. Hay que destacar mi fidelidad, ya que hasta ahora era la única película de su autoría que había visto.

"Anita" lo vuelve a acreditar ante mis ojos como un artista de fina sensibilidad. Así como en la obra anterior había logrado que viéramos a la querible octogenaria China Zorrilla como una diva brillante en la Fontana de Trevi, aquí nos entrega sentimiento puro y una actuación sorprendente de Alejandra Manzo en el personaje protagónico, una chica con sindrome de Dawn.

La anécdota gira en torno a las penurias de Anita luego del brutal atentado contra la sede de la AMIA en Buenos Aires, ocurrido en 1994, en el cual fallece su madre (Norma Aleandro). Incapaz de comprender lo que sucede, ella deambula totalmente desprotegida, conectándose con un fotógrafo que se derrumba entre el alcohol y el drama de una pareja destruida (Luis Luque), quien termina abadonándola ante su imposibilidad de contenerla. Tras otros duros avatares, encontrará a una enfermera que vive en un barrio muy humilde (Leonor Manso), que se transformará en su protectora.

Es una película conmovedora, que logra denunciar sin acudir a golpes bajos, y con muy buenas actuaciones.

  • Cocó antes de Chanel



La moda, según los entendidos, tuvo un antes y un después de Cocó Chanel, una diseñadora francesa. Pero parece que hubo también un "antes de Chanel", el período de su vida que transcurrió a partir de una niñez en la que sufrió, junto con su hermana, el abandono de sus padres, hasta que comenzó a hacerse conocer en el mundo de la alta costura.

Aunque la trama se desarrolla con fluidez, las actuaciones son sólidas (está muy bien Audrey Tautou) y hay una buena fotografía, el producto considerado en su conjunto no terminó de convencerme. En líneas generales, no me parece que la directora Anne Fontaine haya logrado reflejar el espíritu innovador del personaje central, si es que ese fue su propósito. Algo falló, en mi humilde opinión.

jueves, septiembre 10, 2009

Podemos estar peor


La selección se hundió anoche un poco más en el pantano. Tras diez o quince minutos en que intentó controlar la pelota para atacar, fue cayendo poco a poco en un desorden generalizado, empezando por la defensa. Asustaba ver la lentitud de Sebastián Domínguez y su falta de acople con el rústico Heinze, quien además se empeñaba en dirigir sus rechazos de cabeza hacia los jugadores rivales. Extrañaba comprobar la desorientación de Mascherano, dubitativo como nunca antes, quizá arrastrado por el tembladeral que sentía a sus espaldas.

Pero del medio hacia adelante, nada era mejor. La ubicación de Verón, abierto por la derecha, no se entendía, no sólo porque no tiene el "recorrido" necesario para ese puesto, sino porque desde esa posición no lograba generar un circuito de fútbol elaborado, que se supone era lo que se esperaba de él. Por el otro lado, Dátolo aportaba al menos atrevimiento y ganas, ingrediente este último que entre sus compañeros no aparecía. Sin embargo, sus centros no encontraban una referencia en el área, por la sencilla razón de que el equipo no contaba con un delantero de esas características.

Sólo el arquero Romero transmitía seguridad y decisión, lo cual no deja de ser un paradoja, tratándose de un muy joven debutante en un equipo plagado de estrellas. Además, los palos lo salvaron en dos oportunidades, hasta que no pudo impedir el gol luego de una muy buena combinación de los delanteros paraguayos, bajo las atentas miradas de Domínguez, Heinze y Zanetti.

Parecía estar todo dado para una goleada en contra. Para colmo, a poco de empezar el segundo tiempo Verón se hizo echar en una jugada intrascendente. Sin embargo, el desastre no ocurrió, porque Paraguay padeció lo que Jorge Valdano denomina "miedo escénico". Tenía todo servido para florearse, y terminó comprometido y aferrado al golcito de ventaja contra un rival disminuído y sin ideas. Faltando treinta segundos, el empate se le escapó a Schiavi por unos centímetros.

Esto es lo desesperante: tal como ocurrió en el partido con Brasil, el rival no mostró demasiadas virtudes. Apenas un gran fervor y mucha decisión para aprovechar las innumerables ventajas dadas por Argentina. Su defensa también mostraba flaquezas, pero los nuestros nunca estuvieron siquiera cerca de aprovecharlas. Una vez más, Messi deambuló como perdido, sin encontrar socios ni espacios.

Tengo la sensación de que las culpas son compartidas. Maradona, cuyas carencias como conductor de un grupo son evidentes, no ha encontrado el equipo, como se suele decir, y parece desconcertado. Los continuos cambios de jugadores son un síntoma de esa confusión. Pero los jugadores, en su enorme mayoría con gran experiencia en ligas muy competitivas, tampoco logran sacudirse la mediocridad que los domina. Como resultado de todo esto, el equipo no tiene una línea de juego y flota en la intrascendencia.

Me siento tentado a establecer un paralelo entre la realidad de nuestra selección y la decadencia que muestra el país en todos los órdenes, pero trato de evitar el ejercicio de una especie de filosofía de café. Lo único que se me ocurre es recordar otra vez aquella frase de Geno Díaz: "Muchachos, no digamos que no podemos estar peor, porque podemos..."

(La foto es de La Nación)

martes, septiembre 08, 2009

El dilema de la inmigración


"Da igual en qué parte del mundo vivamos: todos somos africanos". Al abrir con esta contundente frase el primer capítulo de su libro "Historia del hombre", el británico Cyril Aydon nos recuerda la importancia que las migraciones han tenido para la evolución de la especie humana, desde el éxodo iniciado por algunos habitantes del África oriental, hace más de 60.000 años, hasta la actualidad.

Los sociólogos y los demógrafos han estudiado las diversas motivaciones que impulsan a cambiar de lugar de residencia, tanto a individuos como a grupos de personas. Algunas causas se relacionan con las condiciones en el ámbito de origen y otras con las del destino. En términos generales, la escasez de recursos, la superpoblación y una baja calidad institucional constituyen expulsores de población, mientras que la existencia de mejores condiciones económicas y de buenos estándares de servicios sociales son elementos que la atraen.

Las corrientes migratorias, tanto las que fluyen dentro de un mismo país como las internacionales, reflejan y expresan de un modo u otro las situaciones económicas relativas. Para no ir demasiado atrás en el tiempo, recordemos por ejemplo que la crisis agrícola verificada en la Europa de fines del Siglo XIX determinó que entre ese momento y 1930, migraran unos cuarenta millones de personas a América del Norte, y que otros quince millones marcharan a América del Sur. La pujante Argentina de entonces, mal que le pese a cierto "progresismo" anacrónico, atrajo a unas multitudes compuestas por españoles e italianos, en su gran mayoría, pero también por franceses, alemanes, ingleses, rusos, etc.

El hecho migratorio tiene por lo general una cierta tonalidad épica, incluso cuando se trata de personalidades destacadas que lo llevan a cabo desde posiciones favorables. Ello deriva de lo difícil que suele resultar la adaptación de los inmigrantes al nuevo ámbito, un proceso en el que además de la cuestión económica, inciden con mucha fuerza tanto las consideraciones de naturaleza social como las culturales y hasta las religiosas.

Es obvio que para quienes han emigrado bajo condiciones precarias las dificultades para integrarse son mayores, con un agravante: en caso de no lograr adaptarse, les resultará imposible volver al origen, por razones económicas. Pero en ocasiones, aún cuando el inmigrante haya conseguido integrarse, las desavenencias pueden surgir en las generaciones siguientes, incluso bajo formas muy violentas. Algunos de los terroristas que produjeron los graves atentados de Londres en julio de 2005, eran jóvenes descendientes de pakistaníes prósperos que se habían asentado en Inglaterra un cuarto de siglo atrás.

El cambio tecnológico también ha ejercido influencia, con resultados diversos. La invención en 1944 de la recolectora mecánica de algodón provocó la migración a lo largo de las tres décadas siguientes de unos cinco millones de personas de color, desde las zonas rurales del sur estadounidense hacia ciudades como Nueva York, Boston, Chicago, Detroit y otras. Esa gente completó de tal modo una infausta parábola: mientras sus ancestros habían sido llevados desde África para trabajar en los campos algodoneros en estado de esclavitud, ellos tuvieron que emprender un nuevo éxodo, en la mayoría de los casos para enfrentar contextos muy adversos en suburbios pauperizados.

El presente nos muestra otras paradojas. Muchos descendientes argentinos de aquellos inmigrantes españoles e italianos, encuentran grandes y crecientes obstáculos para establecerse en las patrias de sus abuelos. Es cierto que las condiciones son diferentes: mientras nuestro país hace cien años necesitaba y, por lo tanto, estimulaba la inmigración, la Unión Europea -agobiada por los problemas económicos, en particular en materia de empleo- tiende a rechazarla, temiendo un desborde.

En Tierra del Fuego, como todos sabemos, hubo una inmigración de proporciones notables, que arrancó en los años ochenta del Siglo pasado, a consecuencia de un sistema de promoción económica cuya instauración apuntaba a resolver los históricos problemas de la escasez poblacional y el retraso relativo. El factor de atracción constituido por el auge derivado del régimen de la ley 19.640, fue potenciado por el pobre desempeño de la economía nacional en esa época.

La oleada de inmigrantes fue percibida por muchos residentes fueguinos como una verdadera invasión, por lo que el proceso de adaptación sin duda resultó arduo para ambas partes. Lo cierto es que aquel flujo disparó una profunda transformación regional, tanto en el aspecto económico como en el plano social.

Sin embargo, la situación ha venido dando un giro copernicano en los últimos años, hasta mostrar ciertas semejanzas –salvando las distancias- con lo que ocurre contemporáneamente en Europa. Por diversas causas, las condiciones para el asentamiento de nuevos inmigrantes ya no son favorables sino todo lo contrario, y las evidencias de ello están a la vista. Aunque no hay datos oficiales al respecto, es muy posible que muchos inmigrantes recientes que no han logrado insertarse en el medio, padezcan además la imposibilidad material de regresar a sus lugares de origen.

Para peor, mientras en el resto del país la crisis refuerza los elementos expulsores, la isla sigue ejerciendo en el imaginario colectivo de los potenciales inmigrantes un atractivo que no condice con la deprimida situación en el ámbito local, tanto del nivel de actividad como de la demanda laboral. De tal modo, lo que en términos de desarrollo económico y social fue una oportunidad se ha convertido en una fuente de conflictos y en uno de los dilemas más complejos que los gobernantes fueguinos deben afrontar.

(La imagen, que muestra a unos migrantes subsaharianos, fue tomada por el fotógrafo francés Roberto Neumiler)

domingo, septiembre 06, 2009

La selección a paso de cangrejo


El problema no es haber perdido con Brasil, una de las opciones más factibles tratándose de fútbol y de semejante adversario, al menos en teoría. Lo preocupante es que el equipo sigue sin aparecer, por más que suma figuras casi indiscutibles a nivel individual.

Porque lo que distingue a esta selección de otras, es que hay pocas discusiones sobre sus integrantes. Incluso en el caso del partido de ayer, tampoco parece desatinada la elección de la dupla defensiva Domínguez-Otamendi, pese a la escasa experiencia internacional de ambos, en la medida en que se conocen muy bien y fueron el más firme pilar del reciente campeón doméstico, Vélez Sarsfield.

Hay otro elemento alarmante a considerar. Esta selección de Brasil no es, ni por asomo, un equipo deslumbrante, pese a tener a figuras como Kaká, Robinho y Luis Fabiano. A los que anoche, subiéndose con apuro al carro del vencedor, los alababan como "los mejores del mundo", cabe recordarles que ese título pertenece al campeón vigente, Italia, consagrado en el último Mundial en el que las rutilantes estrellas brasileñas cumpleron un muy penoso papel.

Anoche, el DT Dunga volvió a oponernos un esquema defensivo, como ya resulta habitual en estos enfrentamientos. En el partido de ida de estas eliminatorias le salió mal, pero en la final de la Copa América 2007 y anoche le dio buenos resultados. Dos líneas de cuatro bien pegaditas y mucha pierna fuerte (al terminar el primer tiempo la mitad del scratch estaba amonestada) para asegurar el cero en el arco propio; las posibilidades de meter un gol quedaban limitadas a algún contragolpe o a las consecuencias de una pelota parada. Eso es Brasil hoy: la negación profunda de su legado histórico.

Por eso la premisa de "ahogarlo", enarbolada a los cuatro vientos por Maradona, no fue difícil de cumplir, porque Brasil esperaba justamente eso, que Argentina viniera. Después de la primera jugada del partido donde Tévez casi convierte, nuestro equipo no pudo encontrarle la vuelta al planteo rival, más allá de los intentos de Verón por hacer circular la pelota con toques de primera. Los volantes laterales (qué mal anda Maxi Rodríguez!) no desbordaron, Messi empezó a tirarse atrás para tratar de juntarse con la pelota, y poco a poco nos fuimos diluyendo. La falta de gente con peso y oficio en el área comenzó a hacerse sentir.

Así las cosas, el amarrete Brasil llegó al área rival recién a los 23 minutos (perdónalos, Tostao, no saben lo que hacen!) con un tiro libre que terminó en gol, después de que Luisao apareciera increíblemente solo para cabecear. Y aquí me parece que hay un punto importante. En cualquier partido de barrio, o de solteros contra casados, si un equipo tiene gente alta, los rivales se preocupan por marcarlos en las jugadas con pelota parada; después, un grandote podrá imponer su aptitud para el salto y cabecear, pero nunca dispondrá de la libertad de Luisao, que anoche ni siquiera tuvo que saltar para producir el impacto. Es una falla imperdonable, que marca, además, una grave carencia de la dirección técnica. No fue que los sorprendió un jugador de baja estatura apareciendo por sorpresa, sino que uno de los candidatos al cabezazo estaba más sólo que Kirchner en el día del amigo.

Y el 2-0 tras otra pelota detenida y una serie de rebotes, nos terminó condenando, mucho más por fallas propias que por méritos del rival.

En el segundo tiempo fuimos a buscar el empate, con más corazón que juego, mientras los brasileños se refugiaban de manera desvergonzada dentro de su área. Sin despliegue por los costados, caimos en la trampa del embudo propuesta por el rival, y Messi temrinó enredado en su propio fastidio. El zapatazo de Dátolo alentó esperanzas, pero una obra maestra del contraataque pergeñada por el gran Kaká (qué pase milimétrico!) y definida con sutileza por Luis Fabiano resultó el tiro del final. Un detalle fue el contraste entre la exquisita manera en que el delantero brasileño picó esa pelota ante Andújar con la ceguera de Milito, poco después, estrellando su remate en el pecho de Julio César.

Seguimos caminando para atrás, y la clasificación al Mundial (acontecimiento para el que faltan 9 meses...) está comprometida. Lo peor es quenos estamos acostumbrando a perder y los rivales nos han perdido el miedo.

Tal vez estemos pagando el precio de la designación de un DT sin antecedentes en la función, que prioriza el fetichismo de jugar en tal o cual estadio o ciudad sobre los aspectos esenciales de su trabajo.

jueves, septiembre 03, 2009

Un argentino representativo


Lo leí y pensé que estaba entendiendo mal. Lo releí y comprendí que no era así.

Según La Nación de hoy, el ciclista Walter Pérez fue detenido por efectivos de la Gendarmería el martes pasado cuando -junto con otros 70 deportistas- pedaleaba por la Autopista del Oeste.

La ley de tránsito, Nº 24.449, establece que en las autopistas "No pueden circular peatones, vehículos propulsados por el conductor, vehículos de tracción a sangre, ciclomotores y maquinaria especial". Ergo, los gendarmes cumplieron con su obligación.

Sin embargo, Pérez anunció que se propone iniciar acciones legales. Y basó su propósito con estos argumentos: "Sabíamos que estábamos fuera de la ley, porque la concesión prohíbe que se circule a tracción a sangre, pero lamentablemente no tenemos otra alternativa. Por la colectora nos han robado muchas veces y las lomas de burro nos impiden ir a la velocidad que necesitamos para entrenarnos, entonces nos vemos forzados a subir a la autopista. Entiendo que hacemos peligrar la vida, ya que los autos circulan a mucha velocidad".

Walter Pérez ha ganado varias medallas olímpicas (incluyendo una de oro), lo que sin duda constituye un motivo de legítimo orgullo para el ciclismo argentino. Es posible que en algunos meses más se inaugure un monumento con su efigie, aunque no por sus méritos deportivos, sino por haber logrado representar con su actitud una de las características más notables de nuestro pueblo: la de considerar a las leyes como algo optativo. Ese mismo día, quizá, un par de gendarmes comiencen a purgar alguna pena por actuar como represores.


martes, septiembre 01, 2009

Presupuesto fueguino 2010


Este post no puede ser otra cosa que muy corto. Ello, porque se refiere al presupuesto del gobierno provincial, un tema del que P & M ya se ha ocupado varias veces y respecto del cual, las cosas parece que no van a cambiar.

Hoy se supo que el Ejecutivo elevó ayer a la Legislatura el proyecto de ley para el ejercicio 2010, el cual contempla un déficit de $ 500 millones. Si recordamos que el entonces ministro Croccianelli confesó, allá por marzo de este año, que la administración sufría un déficit mensual de $ 35 millones, concluiremos en que para las autoridades no hay otro camino que el que han venido recorriendo hasta aquí. Según la información, lo único destacable es que el presupuesto de erogaciones no contempla incrementos salariales para el año próximo.

De manera que, en el mejor de los casos, el escenario que resulta dable esperar es el de un agravamiento de los conflictos con los gremios estatales, en un contexto de empeoramiento en la ya baja calidad de los servicios prestados por el Estado. Para afrontar ese cuadro, no parece haber otra estrategia que la de alinear a los legisladores fueguinos (que desde el 10 de diciembre próximo serán sólo dos senadores, ya que Gorbacz perdió su banca en diputados) con los planteos del gobierno nacional, esperando que a cambio la caja de Cristina contemple los imprescindibles auxilios. Martínez y Belous, entonces, no tendrán más remedio que reforzar su rol de "kirchneristas críticos", que caracteriza a los Lozano, Macaluse y demás propiciadores de la estatización de las pérdidas de Aerolíneas Argentinas, la confiscación de los ahorros de los individuos en las AFJPs y otros logros de un kirchnerato cuyo "progresismo" sólo persiste en las imaginaciones de los intelectuales de Carta Abierta.