domingo, junio 06, 2010

Nacidos para sufrir


Es bastante extraña la sensación que me produce el fútbol. Es muy posible que esa mezcla de pasión, angustia, alegría, interés lúdico y placer artístico que me despierta su contemplación no resista un análisis que pretenda ser sensato. La siento, y punto.

Lo del placer artístico no es exagerado. Es lo que provoca que, aún cuando se trate de un "picadito" jugado por unos chicos en cualquier descampado, la mirada se me vaya irresistiblemente atraída por esa pelota que va y viene de un lado a otro.  Ningún escarceo futbolístico me resulta indiferente. Me pasa como al viejo junto al árbol del cuento de Fontanarrosa. Me pasa a mí, claro, y a millones de personas más a lo largo y lo ancho de este valle de lágrimas.

En menos de una semana, por lo tanto, seré uno más entre quienes sufriremos -aún en el triunfo- con los avatares de nuestro representativo en el Mundial de Sudáfrica. Lo cual, de paso, alguna vez podría ser interpretado como respuesta por tantos sesudos analistas que se preguntan qué tiene que ver un partido entre selecciones con la cuestión del ser nacional. Mientras periodistas, sociólogos y psicólogos sociales se siguen interrogando al respecto, los hinchas estarán allí, empujando a los players con sus trémulos corazones entre las manos.

Pero, mientras ese momento llega, las preguntas le atenacean a uno la garganta.

¿Jugará Messi como lo hace en el Barcelona? ¿Aguantará Verón el trajín de tantos partidos seguidos? ¿Dos líneas de cuatro o tres en el fondo? ¿Milito o Higuain?  ¿Cuáles serán las virtudes que Garcé desplegará en el vestuario, por las que ha sido convocado? These are the questions.

Los seguidores de P & M saben que su autor no es optimista respecto del desempeño argentino. Varias son las razones, empezando por las dudas sobre la capacidad y el equilibrio emocional del DT para conducir al grupo, sobre todo en los momentos desfavorables. Siguiendo por la composición del plantel, con ausencias (ante todo, la de Cambiasso) tan difíciles de entender como ciertas presencias.

Pero no hay que olvidar que en la "dinámica de lo impensado", según la inmortal definición de Dante Panzeri, todo es posible.

Lo único seguro es que vamos a sufrir... Ampliaremos.

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